Había sido un largo día de reuniones y Dojun estaba listo para irse a casa.
—¿Llamo al auto por usted, señor Park? —le preguntó su asistente, mientras le ofrecía a Dojun su chaqueta.
El alfa asintió.
—Gracias. Que tengas una velada maravillosa.
El asistente se quedó estupefacto.
"¿Desde cuándo el maestro saluda a sus asistentes?" —Se preguntó aun sin poder creerlo.
—Em... lo mismo para usted, señor".
Dojun continuó su camino para salir de la oficina. Había algo, o mejor dicho, alguien, que estaba deseando ver y en ese momento nada más le importaba.
El auto llegó a la entrada en el momento en que Dojun llegó a la puerta de su edificio. Al pasar del tiempo, el Sr. Kim se volvió el conductor perfecto; incluso cuando manejaba hacia el centro de la ciudad, el hombre conocía el camino y era más que eficiente para llevar a Dojun a donde necesitaba estar y cuándo tenía que estar allí. El Sr. Kim, un antiguo sirviente de la familia Park, también era la única persona dentro de la compañía de Dojun que sabía de su relación con el Beta que anhelaba ver. El hombre era uno de los trabajadores más confiables que Dojun había tenido la oportunidad de tener bajo su ala y el CEO de la compañía sabía que el hombre no sólo mantendría el secreto para la familia -hasta que Dojun estuviera listo para hacer el anuncio-, sino que también protegería a Beta si el caso llegara a suceder.
No es que Dojun dejaría que algo le pasara a Heesoo en primer lugar.
El hombre se levantó del asiento del conductor y se inclinó lentamente ante Dojun antes de saludarlo con un:
—Buenas noches, señor Park. —Dojun le devolvió el saludo al hombre y se dirigió a la puerta del pasajero del asiento trasero más cercana a él y esperó hasta que el Sr. Kim abriera la puerta. —Señor, antes de que entre, debo advertirle de una pequeña… Em... Sorpresa. Espero que no le importe.
Dojun frunció el ceño.
—¿Qué es?
La puerta se abrió desde adentro y el corazón de Dojun dio un par de latidos. Hizo todo lo posible por no esbozar una sonrisa cuando vio a Heesoo sentado cerca de la puerta, con las piernas cruzadas y una gran sonrisa en su rostro.
—¡Apuesto a que no esperabas esto, joven amo!
El Beta más joven se sonrojó por su emoción y Dojun no pudo evitar pensar en lo adorable que se veía en ese momento. Heesoo se empujó y palmeó el asiento a su lado.
—¡Vamos, joven amo, su viaje lo espera!
Dojun se rió por lo bajo y siguió las órdenes del menor antes de que la puerta se cerrara detrás de él. Mientras el conductor regresaba a su asiento en el frente, Dojun se acomodó en el asiento. Sus ojos nunca dejaron de mirar a Heesoo. El chico vestía informalmente, algo que a Dojun le parecía bastante agradable. Todo sobre Heesoo se sentía acogedor y... correcto.
—Entonces... ¿Cómo estuvo tu…? —Dojun no pudo terminar la pregunta, ya que los labios de Heesoo rápidamente alcanzaron los suyos y por un momento el tiempo se detuvo. Lo único en lo que Dojun podía pensar era en el olor de Heesoo, una fragancia natural que le recordaba la playa que habían visitado hace unos fines de semana. Sobre sus labios se hallaban los dulces labios que claramente habían estado saboreando una paleta con sabor a cereza antes de subirse al auto.
Quería profundizar el beso, y sabía que Heesoo lo deseaba tanto como él, pero la puerta del Sr. Kim se abrió y ambos se separaron lo más rápido posible.
"Gracias a Dios, por los vidrios polarizados" —Pensó Dojun mientras el auto comenzaba a salir del estacionamiento.
Todo quedó en silencio dentro del oscuro Bentley. No salía música de la radio, ya que Dojun siempre disfrutaba de un viaje tranquilo a casa. Pero hoy fue diferente: hoy quería escuchar los gemidos y las súplicas que Heesoo le brindaba para que lo tocara más…
Sus pensamientos se detuvieron abruptamente cuando sintió algo en su muslo. La mano de Heesoo encontró lentamente su camino hacia el ya endurecido miembro de Dojun y el hombre mayor no pudo evitar preguntarse si estaban más cerca de su lugar o del de Heesoo. Quería tener privacidad lo más antes posible.
Dojun respiró hondo y cerró los ojos, haciendo todo lo posible por no mostrar ningún cambio emocional en su rostro, en caso de que el Sr. Kim mirara por el espejo retrovisor. Por mucho que quisiera ser tocado, no había forma de que quisiera que su sirviente se diera cuenta de lo que estaba sucediendo a sus espaldas..
Giró la cara hacia la izquierda y encontró a Heesoo mirando por la ventana. El pequeño tonto estaba haciendo todo lo posible para no mirar dónde estaba su mano haciendo magia y Dojun entendió demasiado bien que el chico solo estaba jugando.
Y le gustó.
Excitado como ya lo estaba, agradeció a los Dioses de arriba, por tener un Beta como conductor: lo más probable es que sus feromonas se escaparan del auto y quién sabe qué podría pasar si el conductor pudiera sentir esta inmensa presión dominante, mientras conduce por la autopista.
Dojun no podía creerlo. Las emociones que sentía, la necesidad de rasgar la ropa del chico que se encontraba a su lado y tomarlo allí mismo en el asiento trasero.
La mano traviesa que había comenzado a masajear su enorme miembro duro entre sus piernas lo volvía loco...
Y eso le encantaba .
El dedo índice de Heesoo se frotó contra la punta del pene de Dojun y algo en su cerebro casi se rompe. El Beta claramente disfrutaba torturando a su "amigo" y a Dojun. El alfa deseó con todas sus fuerzas poder llegar a cualquiera de sus apartamentos, a tiempo, para vengarse. Sólo que ahora, Heesoo claramente iba ganando y Dojun odiaba perder contra alguien.
El hombre mayor esperó hasta que Heesoo volvió la cabeza para mirarlo y sonrió. Tendrían que jugar este juego lo más silenciosamente posible y Dojun de repente estaba de humor para ir por la victoria. Puso su propia mano grande sobre la ocupada de Heesoo, frotó suavemente las yemas de sus dedos contra la piel suave del Beta y luego agarró la delgada muñeca, colocando ambas manos entre las piernas de Heesoo.