A tiempo

Capitulo I

 

Ella no estaba dispuesta a perderlo, fue al laboratorio y entro rápido a la maquina cerrando las puertas tras de sí. Hacía años que solo estaban usando la cabina como vestidor y almacén. 

— Emily, no lo hagas, sal de la cabina por favor — le suplico Thomas. 

— No, no lo haré, tengo que salvarlo. 

— Chris nos prohibió usarla — le dijo — Sal de ahí ahora mismo, Chris no querría esto. 

— ¿Y eso qué? ¡Si Chris no está no importa!… sólo serán dos o tres horas, es todo lo que necesito. 

— ¡No te atrevas!, ¡Emily, Emily! 

Emily estaba decidida, la cabina ya estaba cerrada y ella ignoraba totalmente a Thomás, ingreso los códigos y las coordenadas en la computadora se sentó y se puso el cinturón, las luces empezaron a parpadear y todo se calentó como si de un horno se tratara, el aire entonces era tan denso que ella apenas podía respirar, su presión descendió, sintió un terrible mareo y todo se le nublo, de pronto cedió ante la terrible sensación de pesadez que la oprimía y se desmayó; cuando despertó las luces parpadeaban y sonaba una alarma intermitente, apenas estaba consciente, tenía un dolor de cabeza terrible y le dolía cada músculo y cada articulación, como pudo se quitó el cinturón y quedó tendida en el suelo, hizo lo que pudo para abrir la puerta de la cabina, aún sentía que le faltaba el aire. 

Afuera estaba lloviendo a raudales, como en una tormenta, Emily no podía precisar lo que pasaba, todo era una terrible oscuridad, de pronto un repentino relámpago la hizo verse rodeada de densos árboles… le costaba tener los ojos abiertos, estaba demasiado fatigada, y a su vez estaba también asustada… pensaba que iba a morir allí, tirada en el suelo de la cabina mientras que gotas frías de lluvia caían sobre ella. 

Lentamente fue volviendo en sí, su mente se iba aclarando y ella ahora se asustaba por no comprender nada de aquella situación; No había llovido en toda la semana, ni siquiera un poco y menos algo parecido a aquella tormenta… Ella continuaba demasiado débil y aún le dolía todo, seguía mareada y dejo que sus ojos se cerraran y finalmente quedó profundamente dormida debido al extremo cansancio que el incómodo viaje le había dejado, al día siguiente con la claridad de la mañana pudo ver el húmedo panorama en el cual solo podía escucharse el canto de las aves y una que otra cigarra, a pesar de que de la extraña belleza del paisaje aquello parecía una pesadilla; Aun le dolía mucho la cabeza, por suerte encontró en su bolso un frasco de aspirinas, también tomo su celular. 

— Sí claro — dijo sarcástica — son las 2;18 am. 

Camino por horas explorando el lugar, sin encontrar una salida, entonces decidió que lo mejor sería no alejarse demasiado de la máquina, después de todo era un buen refugio, ahora solo tenía que conseguir alimento y agua. 

— ¡Genial, Emily! — se decía así misma — ha sido una excelente idea desobedecer a Chris, encender la estúpida máquina y terminar en Dios sabe dónde. 

Como había logrado reestablecer la función de los generadores podía mantener cargado su celular y otros aparatos electrónicos que había con ella, por lo menos tenía música, eso la ayudaba a tranquilizarse y no volverse loca. 

Levantaba su celular buscando señal, pero no conseguía nada. 

 — Vas a encontrar cobertura en medio de la nada — se decía — por lo menos aun sigo en Inglaterra, creo. 

La situación llevaba ya varios días, era desesperante, con la música a todo volumen procuraba mantener su mente ocupada mientras buscaba una manera de salir de allí, hora tras hora todo parecía cada vez más desolador. De pronto escucho una voz humana, sin pensarlo dos veces corrió a su encuentro, vio a lo lejos lo que le parecía un hombre a caballo, tan rápido como pudo corrió hasta quedar en frente de él. 

— ¡Alto, espere! — grito ella. 

El hombre freno al animal tan de pronto que casi acaba por caerse. 

Al mirarse no podían estar más asombrados el uno del otro, la vestimenta del hombre parecía sacada de una película de época, el sombrero, la ropa, las botas, los anteojos e incluso el caballo, todo, absolutamente todo parecía sacado de a principios del siglo XIX. 

Emily se quedó muda, mientras que el hombre (tal vez mas asombrado que ella) la miraba de arriba abajo, vestida de pantalón, camisa, zapatos deportivos y una bata blanca de laboratorio; una mujer de pelo corto y desarreglado, en medio del bosque y de la cual por algún extraño motivo emanaba música. 

— ¡Esto tiene que ser una broma! — exclamo ella — Esto no puede ser posible. 

— Si es una broma — dijo el caballero — le ruego que me lo explique, no logro entenderlo; porque para serle sincero, no logro encontrar una explicación lógica a lo que estoy viendo. 

Emily no emitió palabra, más bien parecía querer salir huyendo del lugar. 

— Dígame que es actor y que están filmando una película cerca de aquí — le dijo Emily casi rogándole a aquel caballero. 

— ¿Qué? ¿a qué se refiere usted? — dijo él aún más confundido. 

— Nada, solo olvide que me ha visto — dijo Emily y trato de apartarse del camino. 

Él se bajó el caballo y la siguió. 

— No sé de donde es usted señorita, pero, no creo que sea fácil olvidar a una dama vestida de manera tan peculiar; mucho menos le dejare abandona en medio del bosque. 

— Yo estoy bien, no se preocupe por mí, sigua su camino. 

— ¿Cuál es su nombre?  — le pregunto él. 

— No importa, ya le he dicho que se aleje, por favor, monte su caballo y vallase. 

Emily trataba de alejarse del caballero, pero él seguía tras de ella. Ella no quería caminar hacia la máquina, estaba algo nerviosa y asustada, el hombre se tropezó y ella aprovecho para esconderse entre los densos árboles, entonces se dio cuenta que aún tenía la música encendida, ella logro apagar el celular, pero para su desgracia no antes de que el la encontrara. 




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