A tiempo

Capitulo III

En la oscuridad traspasaron el bosque procurando no hacer ruido, aunque no hubiese casas en el camino podía verlos alguno de los trabajadores de la propiedad, entraron en la casa en silencio y Daniel ya se sentía seguro. 

— ¿Hermano? — dijo la tímida voz de Elizabeth. 

Entonces el temido encuentro ya era realidad, los habían descubierto, Emily estaba vestida de pantalón y con un abrigo negro. 

— ¿Qué está pasando? ¿Quién es esa mujer?  

— Elizabeth — le dijo Daniel — haz silencio; te lo explicaré. 

Elizabeth no entendía para nada la situación y todo solo se hacía cada vez más complejo.  

Daniel actuó rápido y las llevó a una de las habitaciones. 

— No le digas — le susurró Emily casi suplicando. 

— Es mi hermana — le respondió Daniel — Está situación puede mal entenderse con facilidad. 

— Elizabeth — le dijo Daniel — Ella es Emily Richardson, es… una amiga, no es de aquí. 

— ¿Y por qué está vestida así? — le pregunto Elizabeth — Es una mujer muy rara. 

Sin tener salida Daniel le explicó y le pidió que jamás dijera nada sobre el asunto, no fue tan fácil convencer a Elizabeth, tuvo qué mostrarle los aparatos del futuro. 

— ¡Esto es increíble! — le dijo Elizabeth a Emily — Pero, ¿cómo es posible? Me parece muy difícil de entender, aunque ciertamente lo estoy viendo sigo sin poder entenderlo. 

— Es muy complicado de explicar y de entender — le respondió Emily — Aún en mi tiempo y con nuestra tecnología los viajes en el tiempo siguen siendo un tema de la ficción y fantasía, para la todos sigue siendo algo imposible. 

— Cuando leí las libretas me parecía una locura, algunas cosas tenían sentido... pero no creí que fuera posible. 

— ¿Leíste las libretas?  

— Algo... muchas cosas escapan a mi comprensión. — dijo Elizabeth— Pero usted está aquí, ha viajado a través del tiempo... Eso significa qué es posible. 

— Mi hermano Chris lo logró — dijo Emily y consiguió ponerse nostálgica — él estudia algo llamado Física cuántica, ha logrado hacer cosas con las qué los demás sólo sueñan. 

Después de hablar y dar explicaciones estos tres se dedicaron a tratar de resolver el dilema qué tenían, debían buscar la manera de ocultar a Emily para qué su secreto no quedará desvelado y allí fue donde encontraron la ventaja que representaba el hecho de qué Elizabeth supusiera todo. 

— Elisabeth — le dijo Daniel — ¿No tienes algún vestido qué Emily pueda usar? No creo que ella pueda pasar desapercibida con lo que lleva puesto. 

— No le quedarían mis vestidos, pero la tía Edith, me envió dos vestidos qué podrían quedarle a Emily, son grandes para mí. 

— Me lo pondré mañana — dijo Emily — ahora solo quiero dormir. 

Era tarde y le asignaron una habitación, ahora estaba mucho más cómoda, pero sus propios pensamientos no le permitían conciliar el sueño, miro por la ventana, era una noche extrañamente clara, se fijó en la inmensidad de aquel cielo nocturno y no entendía cómo estando tan cansada no lograba quedarse dormida, una y otra vez, volvía a abrir los ojos. 

Necesitaba tantas cosas… y ahora parecía imposible volver a verlas; sentía que debía rendirse, pero se negaba a ello, si existía alguna forma de volver ella la descubriría, debía existir. 

Tomo su celular, y comenzó a ver los videos, Chris explicando alguna cosa, riéndose de algo o regañándola por cualquier cosa. 

— ¡Ay, Chris! ¿Por qué siempre tienes que tener la razón? Debí haber sido más cuidadosa. 

Ya empezaba a aclarar cuando consiguió quedarse dormida a la fuerza, fue una noche terrible, pero por lo menos no la despertaron en toda la mañana, era casi mediodía cuando se decidió a salir de la habitación, al sentirla despierta Elizabeth le llevo el vestido y la ayudó a vestirse. 

— ¿Podría no ponerme esta faja? 

— ¿Faja?  

— El corsé, ...me está matando. 

— Pero tienes que usarlo, ya eres grande — le respondió Elizabeth — no puedes andar por ahí sin corsé... o eso es lo que me dice mi institutriz. 

— Pero tú no usas uno. 

— Aun no tengo edad para ello, se supone que se usa cuando ya se es una señorita. 

— Y yo qué me quejo de usar brasier… 

Por la evidente falta de costumbre Emily casi no podía moverse bien usando todo el aparataje que exigía la época, otro problema estaba en su cabello corto y de estilo totalmente atemporal, en una época en la cual la estética y el pelo en la mujer eran tan importantes. 

Elizabeth se las ingenió para peinar a Emily de modo que se disimulara tener el pelo corto… aunque la verdad es que simplemente lo cubrió con lazos. 

— Es una suerte que se usen sombreros para salir a la calle — observó Emily. 

Las chicas bajaron y la inmediata reacción de Daniel fue solo quedárseles mirando, en especial a Emily qué desde luego se veía muy diferente a lo qué estaba acostumbrado. 

Emily comió como tenía tiempo qué no lo hacía, no se imaginaba qué todo pudiera estar tan delicioso, todo el tiempo que estuvo en la cabaña solo comía pan o frutas, o lo que sea qué Daniel le hubiese llevado, pero ahora tenía frente a ella un manjar y no lo desaprovecho. 

Fue objeto de las miradas curiosas de las trabajadoras, que observaban a la extraña recién llegada y de la cual solo podían especular. 

Entonces Daniel tomando la delantera para evitar malos juicios dijo que Emily era una conocida de él y de su hermana, que esta había llegado muy temprano y que como estaba muy cansada le habían cedido la habitación.  

Pero, había problemas con la historia, aunque fueran amigos sería muy raro que Emily permaneciera en la casa con ellos. Así que la historia se hizo más complicada “Emily se quedaría con ellos porque perdió a su familia en una tragedia y no tenía a donde ir”. 

Los sirvientes se alejaron y Emily quedo cabizbaja, no quería qué los sirvientes se apiadasen de ella, pero no podían crear otra historia, después de todo aquella era la más parecida a la realidad. 




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