A tiempo

Capitulo VI

Emily estaba encerrada en la habitación, investigando algo cuando Elizabeth tocó a su puerta, su prima había llegado para quedarse con ellos por dos semanas. La cosa se hacía más complicada pues ahora ella debía disimular todo el tiempo y tener más cuidado con cada uno de sus movimientos. 

Anne, la otra chica era casi de la misma edad que Elizabeth, era algo más robusta y con más ansias de crecer. 

Emily se mantenía tan oculta como era posible, en su cuarto había demasiadas cosas modernas que por supuesto no podían ser vistos. 

Daniel se la pasaba de un punto a otro, entre una cosa y otra, no se permitía a sí mismo permanecer ocioso por mucho tiempo, y eso era algo que tenía en común con Emily, ella estaba hastiada solo con la idea de estar sin hacer nada por más de una semana. 

— Dan… Señor Headington — le dijo Emily — podríamos hablar sobre un asunto. 

— ¿Qué desea señorita Richardson? 

— Estaba pensando qué sería buena idea que me vaya a la cabaña mientras que tu prima está aquí, así podría seguir trabajando sin problemas. 

— El clima está por ponerse mal, no creo que sería buena idea que estés tan lejos; además solo estará aquí por dos semanas. 

— No puedo quedarme sin hacer nada todo el tiempo. 

— Le prohibiré a mi prima acercarse a tu habitación — le dijo — no te preocupes. Ella mayormente es una buena chica. 

Elizabeth y Anne estaban juntas cuando Daniel dio la prohibición, Elizabeth se imaginó de inmediato las razones, Anne solo pensó qué Emily era extraña y los rumores que había entre las sirvientas apoyaban la suposición. 

— Ella es muy rara — le comento Anne a su prima 

— A veces sí — respondió Elizabeth — pero me agrada Emily. 

— A ti siempre te agrada todo el mundo. 

— Sabes qué eso no es cierto, tengo mayor tendencia a que me desagrade la gente, es solo que no puedo demostrarlo. 

— No digas esa clase de cosas — le dijo Anne — eres una dama, tu deber como tal es ser agradable. 

— No. Mi deber es ser libre, yo quiero ser feliz y qué no me juzguen. 

Anne la miró sorprendida. 

— Eso es demasiado atrevido, mi madre me ha dicho que ahora que somos casi mujeres debemos empezar a actuar como tales. 

Elizabeth se quedó callada unos segundos. 

— ¿Y qué te parece si aprovechamos que aun somos niñas? Aún tenemos la libertad que nos concede nuestra edad. 

La prima no estuvo muy de acuerdo y a partir de allí había cierto distanciamiento extraño entre ellas, a pesar de que aún permanecían juntas. 

Mientras Anne se quedó dormida Elizabeth aprovechó para pasar un rato con Emily, ella estaba descansando con los audífonos puestos y leyendo un libro. 

— Creo que tengo un problema — le dijo Elizabeth acostándose a su lado. 

— ¿Qué es lo que te pasa? 

— En estos últimos días con mi prima he notado que estoy rara… es como si hubiese una muralla entre ella y yo, no entiendo como puede ser tan simple y sin ambiciones, todo lo que ella desea es un buen marido. 

Emily miró Elizabeth, tal vez no lo había notado del todo, pero Elizabeth era muy madura y no se conformaba con lo que la sociedad de su época quería de ella. 

— Creo que en realidad es mi culpa — dijo Emily — Las cosas que te he contado sobre las mujeres en el futuro son demasiadas ajenas a esta época. 

— Tal vez sean ajenas a la época, pero no lo son a la vida, no puedo conformarme con tan poco en la vida cuando sé que hay más. 

— ¿Siempre has sido tan madura? 

— No lo sé; pero a veces no quisiera serlo. 

— Suele pasar — le dijo Emily. 

— Ya solo quedan tres días más… Jamás pensé que anhelaría su partida; solíamos llevarnos bien cuando éramos más pequeñas, supongo que fue ingenuo de mi parte creer que las cosas seguirían siendo igual. 

— Olvídate de las diferencias por estos días y disfruta de su compañía, después de todo ambas son unas niñas aún. 

Elizabeth miró al rincón en donde Emily tenía sus artilugios científicos. 

— ¿Ya terminaste de aislar el compuesto en el qué trabajabas? 

— Casi… Sin las herramientas modernas el proceso es mucho más largo. 

— ¿¡Elizabeth!? — la llamo Anne. 

— ¡Ya voy! — le dijo Elizabeth a su prima — Nos vemos luego Emily. 

Emily se levantó, de la cama y miró su nuevo proyecto, era la tercera o cuarta vez que se arruinaba. 

Le tocaron a la puerta desesperadamente. 

— ¡Emily! ¡Emily! ¿podrías venir por favor? — le dijo Elizabeth en tono preocupado y asustado por lo que Emily salió de inmediato. 

— ¿Qué pasó?  

— ¡Ven! — le dijo Elizabeth y la dirigió hasta el cuarto que compartía con Anne — Es qué Anne está sangrando y no sabemos por qué. 

Emily se paró en seco… 

— ¿Estas sangrando por tus partes? —  le pregunto. 

— Sí… ¿Eso es malo, verdad? — dijo Anne sumamente asustada — ¿estoy enferma? 

Emily se agarró la cabeza, entendiendo que los tabúes de aquella época llevaban a situaciones como esta, una niña asustada porque nadie le había explicado nada sobre sí misma, segur que debía ser traumático. 

— No, no te pasa nada malo — le dijo Emily con voz calmada — Eso qué te sucede se llama menstruación y es perfectamente normal y natural, nos pasa a todas las mujeres. 

Emily tuvo que explicarles a esas niñas, que era, porque sucedía y por qué no deben asustarse, también qué deben hacer cuando la tienen y la importancia de la higiene. 

Las chicas llenaron a Emily de preguntas y ella respondía sin tantos tabúes ni misterios, les explicaba las cosas con claridad y sencillez. 

— ¿Chris fue quien te lo explico? — le preguntó Elizabeth. 

— En parte… aunque también lo explican en la esc.... me lo explico mi institutriz — se corrigió Emily. 

— ¿Cómo es qué sabes tanto? — le preguntó Anne. 

— El hermano de Emily era un importante doctor — intervino Elizabeth — Él le enseñó muchas cosas. 




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