En un tiempo sin internet el chisme es el mejor entretenimiento (bueno con internet también).
Emily salió al pueblo a buscar unas cosas, contaba ya con la suficiente confianza como para salir por sí misma, ahora tenía una noción más común del cómo debía comportarse.
Iba caminando tranquila por las calles, cuando fue abordada repentinamente por una dama extraña.
— ¿Es usted la señorita Richardson? — le pregunto la joven.
— Sí, ¿Y usted es?
— Ah, discúlpeme, fui descortés y no me presente primero, mi nombre es Margaret Wheeler.
— … Es un placer — dijo Emily sin saber porque rayos había sido abordada.
— Supe lo que paso con usted — le dijo Margaret — Es una verdadera pena.
— Sí...
Emily estaba muy incómoda, la situación era rara.
— Cualquier cosa que necesite no dude en pedirla, los Headington no son los únicos que pueden ayudarla.
— Gracias por la disposición — le dijo Emily tratando de ocultar su tono irónico.
— Tengo que pasar cerca de la propiedad de los Headington, si gusta podría acompañarnos, tenemos espacio en el carruaje.
Emily no se hubiese dado cuenta de que a dama andaba en compañía de no ser porque esta hablo usando el plural.
《Genial》 — pensó Emily — 《más gente metiche y loca...》
— Gracias — les dijo y no rechazo la cortaría (después de todo le ahorrarían el camino).
— ¿Cuánto tiempo piensa quedarse en casa del señor Headington?
— No lo sé.
— En todo caso debe tener cuidado.
— ¿Con que?
— Ya sabe, la gente podría mal interpretar las cosas, y la reputación del señor Headington es muy importante... y claro la suya también.
— Gracias, lo tendré pendiente.
El carruaje se detuvo dejando a Emily y sus compras cerca de la propiedad, inmediatamente Daniel la vio fue a recibirla, captando inmediatamente la atención de Margaret, pero Daniel apenas la miro con cortesía y la saludo, era totalmente diferente con Emily... Él incluso salió a recibirla y a ayudarla con los paquetes aun cuando esto no era necesario y se hizo notorio que la había estado esperando.
Margaret lo sintió algo extraño, y ella había estado pendiente de Daniel por un tiempo, ya se había desmentido el rumor que decía que ellos eran parientes, lo que solo hacía que Margaret viera a Emily como una rival, aunque sin el potencial suficiente.
El carruaje se fue y Emily entro junto con Daniel a la propiedad, ante los ojos de los sirvientes de la propiedad ella siempre estaba comprando o buscando cosas muy extrañas, pero Elizabeth y Daniel buscaban la manera de hacerlo parecer menos raro.
Ella aislaba determinados compuestos, era lo suficientemente hábil con la tecnología como para crear sustitutos de algunos aparatos, pero no era tan buena como quería y lo que llevaba a errores que en ocasiones eran serios.
— ¡Daniel!
— ¿Qué sucede?
— Tenemos que salir de a casa.
— ¿Sucede algo?
— Solo salgamos.
Despertaron a Elizabeth y salieron de la casa, para su suerte las habitaciones de los pocos sirvientes que permanecían en la noche estaban a parte y lo suficientemente lejos como para no tener que molestarlos.
— ¿Ya nos vas a decir que paso? — pregunto Daniel.
— Deje el centrifugador encendido... se salió de lugar ligando varios químicos, al ligarse pueden crear una sustancia muy toxica.
— ¿Cuánto durara el efecto? — pregunto Elizabeth.
— Unas horas — le respondió Emily.
— Eres todo un peligro — le dijo Daniel — ¿qué haces trabajando a estas horas de la madrugada?
— Estaba dormida — dijo ella — me di cuenta por el ruido que hizo la centrifugadora cuando se salió de su base.
— Tengo tanto sueño que me arden los ojos — replico Elizabeth — solo callémonos un rato y después discutimos lo que paso...
Tuvieron que quedarse afuera unas cuatro horas y casi terminan por amanecer afuera, al entrar en la casa había un aroma acido demasiado notorio, Emily entro a su habitación y saco un frasco de una especie de ambientador hecho especialmente para eliminar los olores químicos en los laboratorios.
La casa volvió a la normalidad y volvieron a sus habitaciones, estaban cansado porque pasarse una parte de la noche en el patio no era sencillo.
La mañana paso sin mayor problema que el hecho de que todos se despertaran tarde, una de las sirvientas le paso el correo a Daniel, este lo leyó y lo echo a un lado tan pronto como lo termino.
— Tendré que salir esta tarde — dijo Daniel — Trata de no quemar la casa ni nada por el estilo mientras no estoy — le dijo a Emily burlándose de ella.
— Esa broma te va a costar — le dijo ella amenazante.
— Desde luego — dijo él — podría perder mi casa.
Daniel, Elizabeth y Emily salieron y hablaron un poco más, buscaban los momentos en que no tuvieran cerca a ningún sirviente o trabajador, entonces podían actuar con toda naturalidad, lo que implicaba la mayoría de las veces ser completamente atemporales y hacer cosas como cantar a coro alguna canción de estilo pop, rock o de cualquier otro tipo, canciones que no verían la luz hasta varios siglos después, eran cantadas a coro, y Elizabeth tocaba algunas de ellas en el piano, cosa que no era muy sencilla pues la mayoría de las veces ella tenía que actuar como arreglista.
Nada como cantar XXXXY o YYYYYX cualquier otra canción a principios del siglo XIX.
Daniel salió y las chicas se quedaron un rato bajo un árbol leyendo y comentándose cosas sobre sueños y expectativas, Emily jamás había tenido una amiga tan cercana como Elizabeth y Elizabeth jamás había tenido un ejemplo o un modelo a seguir que por supuesto fuera su amiga o como Emily, de hecho, ya la sentía su hermana.
La tarde era clara y transcurría con una embriagante paz, una brisa cálida soplaba desde el sur, era de esos momentos en lo que todo lo que uno quiere hacer es simplemente nada, descansar y respirar y eso era todo.
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Editado: 25.11.2021