Emily paseaba por el patio estaba por anochecer y escucho un ruido proveniente de entre los arbustos, pensó muchas cosas, trato de ser lógica y de repente salieron volando unas golondrinas y lograron asustarla.
— ¡Dios! — dijo para sí misma — casi me muero del susto.
Una vez se tranquilizó siguió su camino.
Cuando iba llegando al sendero que la dirigía a la casa fue interceptada por Mary que iba justo a buscarla.
— Emily — le dijo — que bueno que te encuentro fuera de la casa, quería hablarte sobre... ese asunto.
— Sí, claro.
— Ya que es un asunto privado — le dijo Mary —¿qué tal si mejor lo hablamos mientras caminamos por el sendero? ¿No estarás muy cansada verdad?
— No, estoy bien, no te preocupes.
— Lograste hacer lo que te pedí.
— Sí, pero... — Emily hizo una pausa dudando si proceder — ¿Puedo ser sincera contigo?
— ¿Las pruebas que hiciste en mi sangre salieron muy mal?
— No, en absoluto. Las pruebas salieron de maravilla y según lo que me contaste las cosas no parecen estar mal con tu cuerpo.
— ¿Y entonces cual es el problema? ¿Por qué no puedo concebir?
— Tengo la fuerte sospecha de que tu esposo es el del problema.
— ¿Cómo puede ser eso posible?; cuando nosotros... hacemos “eso” el siempre libera... sus semillas — Mary no sabía cómo expresar lo que quería decir.
— Sé a lo que te refieres — le dijo Emily — Pero el hecho de que eso pase no significa que todo este automáticamente bien.
— … No entiendo.
— Quiero decir, que a veces...
Era sumamente difícil para Emily explicar algunas cosas porque había tantos tabúes en la época que la mayoría de la gente ignoraba incluso las cosas más esenciales, y a ella no se podía permitir hablar con toda claridad.
— A veces — continuo Emily — aunque “eso” pase los espermas o “las semillas” no son suficientemente rápidas o fuertes y no llegan al ovulo y no se puede formar un bebé.
— ¿Y eso es puede arreglar?
— Sí.
— ¿Cómo?
— Ven conmigo — le dijo Emily.
Ellas se dirigieron a la habitación, aunque por obvias razones no entraron.
— ¿Te tomaste las pastillas que te di? — le pregunto Emily.
— Sí.
— Toma esto — le dijo Emily dándole dos frascos — tu esposo y tu deben tomar uno cada día, y asegúrense de que sea exactamente a la misma hora todos los días.
— ¿Por qué hay tantas?
— Hay tienen dos meses de tratamiento.
— ¿Comenzaría hoy?
— No. Deberías comenzar al tercer día de tu sangrado.
— Entonces eso es mañana.
— Te dije que me avisaras cuando viniera — se quejó Emily.
— A eso vine, es solo que ayer no pude venir.
— En todo caso, tu esposo y tu comenzaran a tomarlas mañana, no las olviden, tómenlas sin falta todos los días a la misma hora.
— Esta bien.
— ¿Tu esposo no fuma o bebé alcohol?
— ¿Por qué preguntas eso?
— Porque si lo hace el tratamiento podría no funcionar tan bien.
Daniel las vio y se acercó un poco, el nerviosismo que Emily mostro se hizo evidente, eso no fue lo único que Mary noto, el mismo Daniel también actuó extraño, pero ella estaba tan absorta en las posibilidades de tener un bebé que inconscientemente no les presto mucho interés aun cuando sospechaba que algo había ocurrido entre ellos.
— ¿Por qué las de mi esposo son diferentes?
— Porque él es hombre, el contenido de sus píldoras es distinto, no te puedes tomar las suyas o él las tuyas.
— Bien, estaremos en contacto — le dijo Mary y se retiró.
— ¿De que estaban hablando Mary y tú? — pregunto Daniel.
— Cosas de chicas — le respondió ella.
Emily estaba por retirarse, estaba siento en extremo cautelosa al estar cerca de Daniel.
— Emily — le dijo él llamándola por su nombre — Quiero que hablemos, y siento que es importante que lo hagamos.
Ella desvió la mirada avergonzada y no evitar sentirse apenada, tanto que un terrible nudo se le formaba en la boca del estómago e incluso su forma de respirar cambiaba y Daniel la tenía agarrada de la mano para hacer las cosas aún más tensas.
— Yo... — dijo ella aun dudando.
— No tienes ninguna razón para comportarte de esta manera — dijo él — entiendo que mi confesión fue inesperada y que tal vez debí haber esperado a un mejor momento o mejores circunstancias, pero las cosas son como son y no puedo cambiar lo que dije, “yo estoy enamorado de ti y esa es mi realidad”
— ¿Por qué me lo repites? — dijo ella en una extraña queja.
La verdad es que algo en Emily se daba completamente la vuelta al escuchar esas palabras.
— Porque es la verdad, por eso lo digo. — le dijo él — Ya te había dicho que esperaría por ti, y aquí estoy. Aceptare tu respuesta, pero por favor, no me tortures durante mucho tiempo; y no me evites y dejes de hablarme, eso me hace sentir como un pecador.
— ¿Por qué razón tenías que enamorarte de mí? — le preguntó ella — no tienes idea de todo lo que saber eso provoca en mí, me has llenado de demasiadas dudas y de miedo.
— ¿Y no hay algún buen sentimiento hacia mí?
— Daniel — le dijo ella — tu y yo somos muy diferentes, casi podría decirse que somos de mundos distintos.
— Pues ahora mismo estamos aquí, en un mismo mundo.
— No es tan sencillo — le dijo Emily — quisiera que no fuera como se nos están presentando las cosas ahora, quisiera haberte conocido en otras circunstancias, pero esto es imposible.
— ¿Igual que es imposible viajar en el tiempo? — le pregunto Daniel.
Emily se quedó pensativa un instante.
— Ya te lo había dicho — le dijo Daniel nuevamente — no volveré a insistir en este asunto, sin embargo, te esperare.
La conversación de Daniel y Emily se extendía, Elizabeth los vio y siguió de largo para no molestarlos, ella sabía que para ellos dos era un tema complicado y más porque ahora comprendía las implicaciones que una relación amorosa como esa causaría.
#27700 en Otros
#1923 en Novela histórica
#4296 en Ciencia ficción
novela historica, novela contemporanea, teorias de dinmica espacio temporal
Editado: 25.11.2021