A tiempo

capitulo XIV

De vuelta finalmente a Kent las cosas volvieron rápidamente a ser las mismas, aunque ahora Emily estaba casada con Daniel en realidad eso no alteró el orden de las cosas, Ellas trabajaban en su laboratorio, tenían una importante serie de medicamentos y cualquier otro químico de uso cotidiano.  

Habían trabajado por meses en el desarrollo de agujas hipodérmicas estériles degradables que fueran eficientes, ya las había hecho en su tiempo, pero en 1800’s ni siquiera existían.

Ya era tarde y estaban dormidos cuando alguien toco a la puerta, eran varios y llamaban desesperadamente. La familia bajo para ver a que se debía el escándalo y tan pronto como abrieron la puerta entro un hombre con una niña envuelta en unas mantas y justo detrás de él la madre de la pequeña. 

— Nos dijeron que podían ayudarnos — dijo el hombre mirando a Emily como si le suplicaran hacer algo. 

— ¿Qué? 

— Tiene mucha fiebre — necesitamos ayuda. 

— ¡Por favor, por favor! — suplico la madre 

— ¿Qué tiene? — pregunto Elizabeth 

— El doctor ha dicho que es Tosferina — dijo el padre. 

Daniel en ese momento se dio cuenta que el padre de la niña era Theodore Jenkins, uno de los hombres más importantes de todo Kent. 

La madre apenas podía hablar, Emily, Daniel y Elizabeth se miraron sabían que debían hacer algo; Tomaron a la niña, ella tal vez tendría unos cuatro años Emily le dio a beber unos medicamentos, primero tenía que bajarle la fiebre así que se concentró primero en ese síntoma, lidiar con tosferina era realmente extraño para Emily, sabía lo que debía hacer y gracias al bebé de Mary había preparado algunas sepas del medicamento necesario.  

Cuando la fiebre bajo Emily comenzó a tratar a la niña con antibióticos, no sabía si lograría salvarla, la niña apenas podía respirar y su ataque de tos parecía no detenerse hasta que Emily pidió que sacaran a los padres y Elizabeth le puso una inyección, un instante después la tos se detuvo, la niña estaba débil y pálida. 

Los padres volvieron a entrar y pudieron ver a la niña respirar sin tanta dificultad... las horas pasaban y empezaba a amanecer la niña ya no tosía y no tenía fiebre, pero aún estaba muy débil. 

El padre de la niña miro afuera y cerró los ojos como si por algún motivo diera las gracias, ahora que la pequeña estaba estable y el tiempo transcurría Emily mando a que le hicieran una sopa y la niña comió (poco, pero lo hizo). A eso de las 10 la niña incluso hablaba... tenía los ojos rojos porque los ataques de tos habían roto uno que otro vaso capilar en sus ojos. 

Los padres se quedaron en casa con ellos así que es asignaron una habitación para que descansen por fin su niña mostraba alguna mejoría. 

— No dijeron que no llegaría al sol de hoy — dijo el padre a Emily — el medico nos dijo que no tuviéramos esperanzas, pero una sirvienta nos habló de usted, dijo que tenía medicinas que podían curar a mi niña; así que la tome y la traje aquí. 

Aunque era incómodo y raro Emily ahora tenía una paciente en la casa, tenía conocimientos médicos y conocía el tratamiento a muchas enfermedades, pero no era médico. 

Harriet (la niña) demostraba una pequeña mejoría, pero esto era suficiente para los angustiados padres de la pequeña, fue dos días y medio después cuando su mejoría era más que evidente, no le había vuelto a subir fiebre y apenas tosía y menos tenía ataques de convulsiones. 

Sus padres por fin se marcharon con ella con la promesa de no faltar en darle la medicina que Emily les dio aun cuando vieran mejoría no podían parar el tratamiento hasta que llegara la fecha que ella les indicó. 

Este caso fue solo el primero, la voz de la medicina milagrosa no tardó en correr así que muchas veces llegaban enfermos a la casa, claro no todos se salvaron, sin embargo, no por esto dejaron de ir a consultarse. 

Por suerte para Emily nadie se atrevía a acusarla de practicar brujería ni nada parecido, pero otros doctores y algunas personas criticaron el hecho de que sea mujer, pero nadie diría nada o haría algo porque contaba con el total apoyo de Theodore Jenkins y de todo aquel que encontró la mejoría gracias a los Headindton. 

Por suerte con el tiempo lograron que disminuyera la cantidad de gente que acudía a ellos, lo cual dio tranquilidad a Emily, hizo un trato con algunos doctores en el cual ella les suplía algunas medicinas y así llegaban a más gente y “el negocio prosperaba” Elizabeth tenía un cierto aire de consultora de negocios, pero prefería dedicarse a sus experimentos. 

Era habitual que se encerrara en “la habitación prohibida”, debido a sus limitaciones no podía crear muchas cosas, no contaba con los recursos adecuados así que se conformaba con lo que podía.  

Estaban sentados desayunando y se acercó una de las sirvientas con la correspondencia del día. 

Elizabeth tomo la carta que le llegaba desde Londres, la leyó y la echo a un lado. 

— ¿Alguna buena nueva? — le pregunto Emily  

— No, nada importante. 

— ¿Y qué hay con tu cara de amor? — le dijo Daniel de manera burlona y refiriéndose a que en realidad ella tenía cara de disgusto. 

— Nuestra querida tía me ha invitado a quedarme en su casa por una semana — respondió — la temporada social esta em pleno auge y ella probablemente quiere emparejarme con alguien. 

— ¿Qué harás? — le pregunto Emily. 

— Debería inventar alguna excusa. 

— Seria la cuarta vez — le dijo Daniel — tal vez deberías ir, sabes lo insistente que es. 

— …  

— Tu lo que quieres es quedarte solo con Emily. 

— Sí. 

— Yo no los estorbo en sus cosas. 

— Aun así, la tía Edith no va a dejar de insistir hasta que vayas a Londres. 

— Iré — dijo Elizabeth — pero solo porque ya no sé qué escusa inventar... y se atreve a mandarme a buscar. 

— James tiene que ir a Cambridge la próxima semana, puedes ir con él hasta Londres. 




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