"Lo que ves, no es lo que es"
Silencioso, serio, disciplinado, no eran suficiente para describir al sujeto. Sus ojos heterocromicos, pelinegro, blanco, alto. Se apreciaba como sus venas pasaban de la punta de sus dedos por brazos hasta el hombro. La camiseta de tirantes solo hacía que resaltar su figura.
Sentado en la mesa, con el libro de psicología apoyado en la mesa, con la luz enfocandolo. Iba bajando el papel mientra leía el contenido del libro.
Siempre llegaba a la misma hora, y desaparecía en el bus de las diez. En vez de dejarle los libros a María Isabel, los colocaba en su estante correpondiente. No intercambiaba miradas, palabras o gestos con ningún otro visitante. La ropa negra era parte de su ser, nunca le habíamos visto con otro color, además de ser bastante fina era bastante simple.
Nombre, edad y nacionalidad eran un misterio, joven era pero mayor de edad, eso seguro.
Margaret volvió con los cafes y unas galletas de chocolate. Me miró sonriendo, miró al chico de las diez, y sonrió aún más. Muchas veces habíamos pensado en acercarnos, decirle algo, preguntarle que tal estaba, o cualquier tontería. Aún que nunca ejecutamos, la verguenza que sentiamos era mayor. Alguna vez ya nos habíamos caido en medio de un pasillo, o gritado del susto al cerrarse una puerta o ventana.
Probamos el café, como de costumbre demasiado dulce, caliente y fuerte. Era de los peores de la ciudad, aún así no había algo más saludable capaz de despertar a dos magnificas estudiantes.
- Hoy el el día - Me susuró margaret - No hay nadie más que María Isabel y nosotras dos - Señalo al chico - Dile hola, y vemos que pasa - Sonrió y se separó de mi hombro.
- Shhh, sabes que nos podría escuchar. - Susuré - Ni si quiera hemos terminado de estudiar.
Se levanto y se acercó a la estantería más cercana al chico. Se dío la vuelta y me hizo señas mientras el estudiaba.
***
Al llegar a casa, mi padre nos recibió con los brazos abiertos, encantados de que dos mujeres, cenamos las sobras del día anterior. Mi madre seguía en la cama, recuperandose del incidente, no aceptaba la muerte de su hermana. De todas formas, mi padre intentaba no parecer afectado, y alegrarnos los día a las tres. Margot se mudó con nosotros despues de la tragedía, no tenía otro sitio donde ir, después de todo, eramos familia, sangre de nuestra sangre, y la familia hay que cuidarla.
Las dos compartiamos habítación, no muy grande, lo justo para las dos.
***
Sonó un fuerte ruido de ambulancia, me desperté, no veia nada. Busqué el interuptor y me resbalé callendo en un charco. Pisotones fuertes se escucharon en la escalera, traté de lebanterme, sin exito me arrastré hasta la puerta por el pasillo. Un hombre alto me miró, los ojos amarillos me estudiaban sin descanso. Gruño y bajó las escaleras.
- Sie haben einen verpasst! - Gritó ojos amarillos.
Otro sujeto se acercó a mirarme, amarillo tambien. Gruño y miró al primero. No podía moverme, estaba paralizada.
- Was machen wir, ist es fast Tag?
Movi mís manos arrastrandome hasta las otras escaleras cuando otro me pisó los dedos. Grité. Me miraron todos, luego entre ellos. Uno de los amarillos me cogió arrastrandome por el pelo, un palo me golpeo hechandome a un camión oscuro.
Entre ellos hablaban aleman, bastante rápido.
- Eh chica - Me llamó uno - Si vuelves a gritar será lo último que hagas. - Cerró las puertas y me dejó con lo que serían mis compañeros de viaje, ratita y ratón, ambos muertos al lado de algunos huesos.
Al despertar lo vi.
Editado: 21.07.2024