Era un día viernes, le pedía permiso a mi mamá para ir a la casa de mi mejor amiga que llevo días sin ver. Luego de tanto rogar, accedieron a dejarme ir.
Me estaba cambiando de ropa cuando mi amiga me llamó por teléfono, para saber si ya hiba de camino.
~Hablando por teléfono~
–Ya tengo ordenado el cuarto para irnos a encerrar a comer pan y café– Me dijo Diana super entusiasmada, ya que tenemos chismes por compartir.
–Ya llegó mi papá, llegaré dentro de poco– Cuelgo el teléfono y salgo corriendo porque a mi papá no le gusta esperar mucho y los constantes sonidos del claxon me lo aclara.
En unos minutos ya estaba en la entrada de la casa de mi amiga, salgo súper rápido del auto ya que a lo lejos viene corriendo mi amiga para saludarme. Mi papá algo enojado me dijo "¡Adiós!" , por poco no me despido de él.
Mi padre finalmente se fué y alfin le di un abrazo a mi mejor amiga.
–Que grande estás ya jajaja, un mes de no verte y ya te adelgazas– Le dije a Diana con sarcasmo ya que en realidad vamos al colegio y nos miramos a diario.
Diana se ríe y me da un golpe en el hombro y me acompaña a la entrada de la casa en dónde veo a Tiana, la mamá de Diana, sentada viendo televisión.
–Hola niña– Dice la madre de Diana con alegría –que grande está ya– Se levanta del sillón y yo me acerqué rápido para abrazarla.
–No tanto, porque su hija es más alta que yo– Ambas se rien de mi.
Diagloámos por unos intantes, sobre el bienestar de nuestras familias y cosas cotidianas. Diana pidió permiso para excusarnos hacia su habitacion.
Entramos a la habitación y me dirijí rapidamente a su cama. Diana y yo somos amigas desde hace mucho tiempo atrás, no tengo memoria para recordar cuanto exactamente, pero somos amigas muy cercanas, tenemos grado de confianza que todas las amigas suelen tener, pero a pesar de eso no he podido contarle lo de mi otra vida, sería demaciado peligroso.
Me siento en la cama, tomando con ambas manos una de las comodas almohadas que tenía sobre la cama y comenzamos a platicar. Teníamos alrededor de tres horas de estarnos riendo de una mal pronunciación de una palabra, la desquiciada de Diana, se tomó la molestia de salir de la habitacion para contarselo a su mamá, a lo lejos escuche sus carcajadas.
Diana al regresar traía unas tazas con café y leche y con lo que le quedaba de espacio en las manos traía pan y nos sentamos en el bordo de la cama.
–¿Y pues, cuando vas a la casa?– Le pregunté llevando el café a mi boca.
A diana y a mi nos gusta turnarnos para ir a nuestras casas, ahora ella tiene que ir a la mía.
–No lo sé– Respondió– No puedo por la cantidad de tareas que dejan los profesores– Se toma su último trago de café y la taza la coloca en la mesa de noche, para luego acostarse en la cama, algo triste.
–Sabes que tienes a la mejor amiga del mundo y puedes contar con mi ayuda, ¿Cierto?. Trae los cuadernos, yo te ayudo– Al principio Diana no quería que la ayudara, pero si algo me caracteriza es mi capacidad de convencimiento y terminó aceptando.
Las horas pasaron, Tiana me ofreció de cenar y acepte muy agradecida, nos quedamos en la sala hablando con Tiana y Diana hasta que mi papá llegó por mí.
Estando en mi casa, me dirigí hacia mi lugar favorito para observar el cielo, ví la luna que estaba casi completa ya que su fase de luna llena se había acabado, pasé un tiempo ahí y luego entré a la casa y ví que mi mamá estaba ordenando la cosina, me preguntó si quería de cenar, pero le dije que no, ya que estaba llena.
Pasaron algunas horas y sonó mi teléfono, era mi mejor amigo Walther, que me preguntaba algo sobre una tarea a la que no le entendía y como buena amiga que soy le pase la tarea, me agradeció y luego dejamos de hablar.
Al cabo de unas horas se hizo más de noche y como era viernes yo estaba súper emocionada ya que mis amigos de NJ siempre hacen planes para salir los fines de semana y con gran alegría me fui a dormir.
/// Horas después ///
Ya era hora, salgo de mi casa creando burbujas de silencio, éstas me ayudan a desplazarme por la casa sin que nadie se de cuenta, salgo y vuelo alto sintiendo lo helado de la noche y paso por mi estrella.
Llego a mi segundo hogar, NJ.Me acerco apresurada a la isla, camino y entro a la casa, pero no había nadie, así que me fui a dormir, subo las escaleras y entro a mi cuarto pero me percató de que...¡la ventana está abierta! lo cual se me hace muy raro ya que sin mi ausencia nadie entra a mi habitación solo Protocolo, así que me puse alerta por si alguien había entrado a mi cuarto.
Cierro la puerta con el movimiento de mi mano y luego me asomo por la ventana, la ventana está a una altura de casi 15 m del suelo, así que seria un tanto difícil que lleguen a entrar por aquí. No veo nada extraño, reviso las cerraduras para ver si éstas fueron forzadas pero no tienen nada fuera de lo común. Me doy vuelta para buscar en otros lados pero no encuentro nada tampoco, hasta que la nada algo me cae encima, en un intento desesperado de salir, tropiezo en el acto, caigo de rodillas y me lastimo un brazo, pero luego siento que alguien intenta quitarme lo que sea que me cayó de arriba y cuando finalmente me quita lo que tenía, quedo cara a cara con Jack Frost que me miraba un poco avergonzado.
–¿Jack? Pero...¿qué carajos haces aquí?–Sujeta mi brazo y yo sus hombros para poder ponerme de pie–
–Si, lo sé, no debería estar aquí. Pero si se le olvida, señorita Darly ,se ha robado mi sudadera– Después de ayudarme a levantarme cruzó los brazos y alza una ceja–Y pues estaba buscando esa sudadera–.
–Ahhhh... tu sudadera, ¿Por qué no te esperaste a que llegara a casa? Está en mi closet, vale más que llegué rápido, sino habriás encontrado otras cosas– Jack me miró pensativo, pero al entender mi referencia empezó a reír.