A través de la Segunda Estrella

¿Recuerdas este lugar?

–¿Alguna vez te has molestado con alguien aún sabiendo que lo que hace, es porque te quiere?– Estaba en mi cuarto, era muy tarde, hablaba con Diana a altas horas de la noche, porque esa pregunta rondaba en mi cabeza sin cesar.

–No...¿Por qué la pregunta?, ¿Pasó algo durante el día, que no me has contado aún?– Preguntó Diana

Como era lunes, las clases en el colegio fueron bastante extenuantes, aburridas y estresantes, no pude hablar con diana por estar ocupada.

–No...solo...hablamos mañana, ya es tarde– Diana no me quería dejar hasta saber si realmente estaba bien, pero aunque mi actitud me delataba, dejamos de hablar.

Horas después...

No dormí casi nada, algo no me deja dormir...o talvez simplemente no pude dormir, salgo de mi casa, haciendo el más mínimo sonido. Estando afuera, una intensa corriente helada de viento recorrió mi cuerpo, Prrrfff, temblé de frío y volé por los cielos.

Luego de un largo y cansado viaje, llegué a mi segundo hogar; entré en la casa y me dirigí a mi cuarto, busqué rápidamente mi teléfono, para ver si Jack había escuchado mi mensaje de voz, pero ni siquiera se había conectado durante la mañana, eso me desalentó.

*Creo que si está muy molesto conmigo*– Me acosté en mi cama y me quedé dormida.

Dos horas después...

Logré dormir bien en estas dos horas, salí de mi cuarto y bajé a la cosina, en ella estaba Protocolo ordenando la cosina.

–Muy buenos días–Saluda Protocolo al verme–¿Desea algo, princesa?–Esperó mi respuesta.

–No Protocolo, tal vez más tarde desayune algo– No sé pero no tenía hambre.

Protocolo me dió un yogurt que Cristian ya días atrás, me había comprado, aunque no tenía hambre me lo comí de todos modos.

–¿Y los chicos?–Pregunté llegando una cucharada de yogurt a mi boca–¿Dónde están?– Había tanto silencio en la casa que me hizo notar que algo faltaba en la casa.

–El señor Edward tiene turno en el trabajo de mañana, otros en sus deberes de trabajo también y otros en sus casas, no se encuentran en NJ–Informó– Yo estoy a cargo de usted señorita–Se me olvidaba que era lunes,asi que mis amigos estaban trabajando.

–¿Osea que la pasaré sola, todo el día en la casa?...¡genial!–exclamé con disgusto, Protocolo no me dijo nada y siguió ordenando la cosina.

Me senté en uno de los tantos sillones de la sala, tomando el control, busqué algo en los programas del televisor, nada me llamaba la atención, tomé mi teléfono y escuché música.

*Pero que aburrido*–Suspiré acostada en el sillón de esa inmensa sala, mirando el techo, cerré mis ojos y al abrirlos...

–¡¡¡AHHHHH!!!–caí fuertemente en el suelo–¿¡PERO QUÉ SUCEDE CONTIGO!?–

Jack rápidamente me ayudó a levantarme del suelo y pasando mi mano por el área en que me golpee, le pregunté enojada.

–¡Lo sé!...Lo siento no quería asustarte. Es que entré y escuché que alguien hablaba en la sala y no veía a nadie, solo me asomé al sillón y pues ahí estabas tú...¿Tan feo soy?– Preguntó indignado, arqueando sus cejas.

–¿Qué?, no eres feo–Respondí mientras intentaba ubicar mi teléfono ya que el pobre salió rebotando quién sabe para dónde.

–Así que, ¿te paresco atractivo?–levanté mi vista intentando ubicar su cara, pero ya no se encontraba en el lugar donde recordaba que estaba.

Sentí una respiración en mi cuello, al girarme, lo ví, estaba levitando pero simulando estar acostado boca abajo en el aire y con sus manos deteniendo su mentón.

–Ehhhh no, osea si, pero no así, osea...–

*Acaso...¿Estoy nerviosa?*

*¡Cálmate por Dios!*

Por suerte, el teléfono de Jack sonó y él atendió la llamada, así pude escapar de esa conversación.

Me dirigí a la cosina luego de encontrar mi teléfono del otro lado del sillón, quién sabe cómo llegó ahí.

*¿Pero que fué lo que pasó?, no me parece atractivo,¿Por qué no se lo dije?*

Mientras mi mente se acaparaba de pensamientos, un fuerte ruido me hizo reaccionar.

–¿¡Pero qué fue!?...¡Ohhh, no, no, no, no ¡Edward va a matarte!– Le dije llevando mis manos a mi cabeza.

–Dime que este jarrón no es caro–Preguntó llevando una mano a su frente y la deslizó hacia su boca.

–No...para nada–Le dije con una tierna sonrriza y tocando uno de sus hombros<

–¡Que alivio!–exclamó con un suspiro.

–Este jarrón, no es caro, ¡¡¡Es carísimo!!! y es una reliquia familiar–Me miró y se puso más pálido de lo que ya es–¿Y ahora qué hacemos?–Le pregunté.

–Tengo una idea–Dijo Jack chasqueando los dedos–Le echaremos la culpa a Alex–Se figuró una sonrriza en su rostro mientras miraba los restos de lo que quedaba del jarrón.

–¡Alex no está aquí!–Le dije con furia–Pero se me ocurre algo que podemos hacer–Recordé que en el taller de reparaciones que tenemos en la casa, que se ubica casi al final del pasillo de dónde se encuentra la sala de música, tenemos pegamento blanco, así que no se notarán las quebraduras, por suerte el jarrón no se quebró en muchos fragmentos.

Me apresuré a buscarlo y cuando regresaba ví a Protocolo que hablaba con Jack.

–Así que, ¿usted quebró el Jarrón más importante de las pertenencias de la Familia Cullem? Tomando en cuenta que tienen más de 780 años de poseerlo y es  único en su clase–Decía Protocolo, con la tonalidad más tranquila que se puede escuchar.

–Cuando lo dices de esa manera, es más preocupante aún–Dijo Jack mirándome mientras me acercaba.

–Escuchen, no tenemos mucho tiempo, no sé en qué momento puede llegar alguien y delatarnos–Protocolo comenzó a aspirar el suelo, recogiendo cada pedazo del difunto jarrón.

–Espero que lo dejen como nuevo–Dijo Protocolo antes de irse, Jack le agradeció casi de rodillas, por guardar silencio.

Con mucha cautela, uní las piezas y poco a poco fue tomando la forma que tenía antes.

–Que extraño–Murmuré levantando una de mis cejas en señal de confusión.

–¿Qué sucede?–Preguntó Jack.




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