A través de la Segunda Estrella

No puedes decirle

Desperté en una cama que no era la familiar de mi habitación en Nunca Jamás.

*¿Dónde estoy?*

Me pregunté mientras me incorporaba, examinando con detenimiento mi entorno.

Al percatarme de una lámpara de noche y la presencia de mi hermana pequeña al otro lado, confirmé que estaba en mi habitación en la Tierra, aunque el cómo llegué allí permanecía envuelto en el misterio.

Mientras intentaba descifrar los detalles de mi llegada, la alarma estridente de mi teléfono, reposado sobre la mesita de noche, interrumpió mis reflexiones.

*¿Por qué siento que me atropelló un camión?*

Mi cuerpo protestaba con dolores extraños. Poco a poco, destellos de recuerdos empezaron a surgir en mi mente, recordando los eventos de las últimas horas. Jack herido, mi intervención para salvarlo con mi último aliento; me levanté de la cama, mareado, y procedí a darme una ducha después de ponerme el uniforme.

Horas más tarde, en mi camino hacia el colegio, mi mente bullía con estrategias para recuperar mi telecomunicador. Quería la ayuda de Diana, pero enfrentarme a la verdad sobre mi interés en recuperar el "arete" se volvía inevitable. No quería engañar más a mi amiga, pero la responsabilidad que conllevaba esta carga era inmensa. Arely, Diana y yo compartíamos conversaciones durante el trayecto.

Al llegar al colegio, mi padre nos despidió y nos dirigimos a nuestra primera clase, que resultó ser Química. La profesora comenzó la lección, escribiendo en la pizarra mientras nosotros tomábamos apuntes en nuestros cuadernos.

–Llegó tarde, joven. Espero que tenga una buena razón– dijo la profesora dirigiendo su mirada hacia la entrada.

Todos volteamos a mirar hacia la puerta, donde se encontraba Thaner, visiblemente sudado.

*Otra vez problemas con su auto, supongo.*

–Disculpe– dijo Thaner, jadeando por el esfuerzo–. No es de mi agrado llegar tarde a su clase, pero el tráfico me ha retrasado– explicó.

–No puedo pasarlo por alto– dijo seriamente la profesora, retomando la escritura en la pizarra.

–¿No puedo pasar? ¡Ok!... Creo que tendré que explicarle este pequeño inconveniente al Señor Director. Gracias por su tiempo– se retiró con una sonrisa de superioridad, metió las manos en los bolsillos y se encaminó hacia la dirección. Luego, la profesora lo llamó, visiblemente preocupada por el mensaje de Thaner al Director.

Thaner ingresó con una expresión más seria de lo habitual, pasando a mi lado mientras un intenso aroma a loción masculina llenaba el aire a mi alrededor.

*Pensé que tendría un olor diferente, considerando lo sudado que venía.*

Salimos de esa clase, esperando con ansias el tan ansiado receso.

–¿Llevemos a Arely a nuestro lugar secreto, Bri? –dijo Diana entusiasmada por la idea, tomándome del brazo y jalándome consigo.

–S-sí, me parece bien –respondí casi sin entusiasmo.

Estaba sumida en mi plan y noté algo importante: Cristian no me llamó el día anterior alegando que "estaba fuera de rango". Si ese fuera el caso, me habría preguntado por qué no le respondí al llegar a Nunca Jamás. No quería decirle a Cristian que no me llamara mientras estuviera en la Tierra, ya que, siendo Cristian, me habría interrogado sobre el motivo, y como soy mala mintiendo, él habría deducido algo cercano a lo que me sucede, pues es muy perspicaz en las cosas que suceden y cómo transcurren.

Llegamos a la cafetería, compramos nuestra comida y nos dirigimos a nuestro lugar secreto. Allí, ideé un plan para separarme de mis amigas y buscar a Thaner. No quería levantar sospechas, especialmente que Diana pudiera notar algo extraño en mí, así que se me ocurrió la mejor idea en ese momento.

*Creo que el cerebro funciona mejor con el estómago lleno.*

–Voy a ir a la biblioteca a devolver los libros que saqué la última vez –expliqué, mientras Diana y Arely me miraban. Luego, Diana, limpiando las migajas de su falda, se levantó y se acercó a mi lado.

– Quédate unos minutos aquí, Arely. Bri y yo regresaremos pronto –me puse de pie y la empujé suavemente hacia el lado de Arely.

–Emm, no, tú quédate con ella aquí. Estamos un poco alejadas del instituto; sería peligroso dejarla sola –Diana asintió con la cabeza y me dejó partir.

*Fiu, ahora a recuperar mi telecomunicador* –resonó una voz decidida en mi cabeza–.

Caminé por los pasillos e increíblemente me topé con Thaner entrando en la biblioteca.

*Qué casualidad que, supuestamente, yo venía para acá.*

Entré con cautela, el bibliotecario me recibió con una sonrisa. Al llegar al mostrador, entregué el libro que lamentablemente aún no había terminado de leer.

*Pronto regresaré por ti, mi librito.*

Me dirigí al área donde los estantes de libros estaban perfectamente organizados y busqué a Thaner con impaciencia.

Narra Thaner Lennon.

–¡Achss! Cómo detesto los espacios cerrados, es casi imposible caminar entre los estantes –murmuré mientras avanzaba por la penumbra de la biblioteca. Aunque el lugar parecía descuidado, encontraba cierto placer en su atmósfera. Algunos libros alcanzaban un estándar que me satisfacía. Aunque el espacio reducido me incomodaba, necesitaba encontrar el libro que se me escapó la última vez.

Revisando con meticulosidad, logré dar con él y lo tomé con cuidado para no derribar los demás libros que se sostenían entre sí en el estante. Al darme la vuelta para salir, al girar a la derecha de un gran estante, choqué con alguien y esa persona cayó al suelo.

Cuando pude divisarla, noté que era... ¡no estaba seguro!, pero la conocía.

–¿Estás bien? –dije, arqueando una de mis cejas, importándome poco su respuesta, pero preguntaba por educación.

–¡¡¡Fíjate!!! –me alzó la voz la persona en el suelo.

*¿Acaba de gritarme? ¿Quién se cree que es?*

–¿Disculpa? –dije con disgusto.




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