A través de la Segunda Estrella

La cita de Hipo...

Narra Hiccup (Hipo).

Vuelo a gran velocidad sobre la espalda de mi dragón mientras el sol comienza a asomarse en el horizonte del mar. Mi mente rebosa de ideas para la cita con Bri. Aunque no es la primera vez que me siento así, por alguna razón, deseo que esta ocasión sea perfecta.

La gigantesca isla se divisa a lo lejos, y la emoción crece en mí.

Desde que soy parte de este mundo, he comprendido que nuestro esfuerzo mantiene vivas muchas dimensiones. Mi tiempo como Guardián ha sido lo mejor de mi vida, y me siento satisfecho con lo que he aportado a este lugar.

Finalmente, llego a la isla de Nunca Jamás. Desmonto de mi dragón, quien se emociona saltando y haciendo maniobras.

–También estoy entusiasmado, amigo–le digo mientras intento acariciarlo, pero él solo juega y esquiva mis caricias–. Tendrás que quedarte afuera; la última vez casi nos metemos en problemas. Anda, ve y diviértete un rato, pero no te metas en líos–le advierto mientras acciono una palanca que activa un ingenioso sistema de engranajes que he creado para que Chimuelo pueda volar solo.

Entro a la casa, donde algunos de los hermanos de Edward me saludan. Me dirijo a la cocina, y todos parecen seguirme.

–Buenos días, entrenador de dragones–dice Protocolo refiriéndose a mí.

–Buenos días–respondo.

–Tengo tu traje listo para esta noche–anuncia Eduardo apoyándose en mi hombro–. ¿Piensas probártelo ahora? Pasé toda la noche dejándolo DI-VI-NO.

–Más tarde, por ahora necesito a Alice y Jasper, ¿se encuentran aquí?–pregunto tomando la taza de café que me sirvió Protocolo.

–No tardan en llegar–afirma Cristopher–. Recuerda que están ocupados con el trabajo de abogados todo el tiempo.

–¿Podrían avisarme cuando estén aquí?–sus respuestas son afirmativas–. Cambiando de tema, ¿Bri está aquí?–cerca de mi oído escucho la voz de Alex.

–Al parecer, Bri tiene dos pretendientes…–muestra una sonrisa ladina, y los demás comienzan a reírse.

–¡Qué! ¿¡Están locos!? Soy leal a los códigos de los Guardianes; sé muy bien que uno de ellos es "No tener una relación más allá que la de un protector"–me aparto de Alex.

Siguen riéndose de la estupidez de Alex.

–Al parecer, alguien está escondiendo sus… sentimientos–sigue molestando. Me toma por los hombros, y sus cejas se mueven de arriba hacia abajo.

Aparto sus manos de mis hombros y, evitando darle un mal golpe, salgo de la cocina donde todos están y subo las escaleras. Me detengo tras la puerta de la habitación de Bri.

*¿Estará aquí?*–pienso tentándome a la idea de entrar.

Estoy a punto de abrir la puerta cuando una voz, para mí irritante, me detiene.

–Ni se te ocurra entrar…–su bastón está firmemente erguido, y me mira esperando que yo tema ante su orden.

–¿Ahora eres dueño también de su habitación?–digo con un tono molesto y sarcástico.

Él comienza a subir las escaleras mientras recuesta su bastón sobre su hombro.

–¿Y qué si es así?–arquea una de sus cejas, y su voz se vuelve más ronca.

*Es tan presumido. Tengo tiempo de conocerlo, y es la primera vez que tenemos este tipo de peleas… ¿Cuál será la razón?*

–No entres a su habitación o te meterás en problemas– Su orden me disgustó. Nunca he permitido que alguien me dé órdenes de esa manera.

–¿Problemas? ¿Contigo?– Me burlé.

Él se detuvo. Escuché cómo inhaló aire profundamente y luego continuó caminando hasta bajar las escaleras, como si estuviera conteniendo su enojo.

*Patético.*

Narra Jack Frost.

*Prefiero soltar un suspiro profundo antes que recurrir a la violencia.*

¿Cuál es su problema? ¿Acaso no comprende que no debería hacer cosas como irrumpir en la habitación de Bri, sacarla a altas horas de la noche o simplemente estar con ella?

*Quizás estoy exagerando.*

Decidí llegar antes que Bri para poder hablar con ella, pero lamentablemente no la encuentro en la casa. Mi paciencia es limitada, y el tema que quiero discutir es crucial, se trata de un sentimiento que no me ha dejado dormir. Afortunadamente, Bri no estará ocupada organizando la cita a la que debe asistir esta noche, así que podremos hablar sin que Hipo interfiera.

–Hey, ¿cómo están?– Saludé a los hermanos de Edward, quienes extrañamente se encontraban amontonados en la cocina.

"Bien, Jack"…"Hola"…"¿Cómo estás?"– Respondieron todos al unísono, y no pude identificar de dónde provenían las palabras–.

–¿Qué están haciendo?– Pregunté. Todos estaban en círculo alrededor de la isla central de la cocina, apoyados unos sobre otros y al parecer, estaban viendo algo en uno de los teléfonos que alguien sostenía.

Dada mi notoria diferencia de estatura, tuve que volar sobre sus cabezas para poder ver. Al hacerlo, descubrí que estaban viendo un capítulo de Peppa Pig y se reían del vídeo porque estaba editado de una manera "graciosa".

Los hermanos de Edward, después de ver el vídeo, se dirigieron hacia la sala para coordinar las actividades que tendrían lugar en la fiesta de esta noche.

*No pienso involucrarme en esto.*

Salí de la casa y me dirigí hacia un árbol frondoso al lado de la casa de Edward, que casi estaba en el ángulo de la ventana de Bri. Volé hasta llegar a una rama estable y me recosté en ella para estar pendiente de la llegada… de Bri.

Narra Hipo.

–¡No sé qué decidir!– exclamé, al borde del estrés. Estábamos inmersos en la elección de los colores para la decoración del lugar.

*Jamás imaginé que elegir un simple color de mantel sería tan complicado.*

Me está resultando difícil tomar una decisión, sobre todo porque es Alice quien se encarga de estos detalles tan minuciosos.




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