A través de la Segunda Estrella

Dentro de 12 años...

Narra Bri:

Despierto gracias al movimiento de mi hermana menor que duerme a mi lado. Al consultar la hora en mi teléfono, descubro que son las 3:10 a. m.

*Hora de viajar*

Con cuidado, me levanto, procurando no perturbar el sueño de mi hermana, y salgo sigilosamente de mi habitación. Tejo burbujas de silencio en el aire para no causar molestias al abandonar la casa.

Una vez fuera de mi habitación, aplico una burbuja de silencio en la puerta principal. Entro a la burbuja y abro la puerta despreocupadamente ya que los sonidos solo se perciben desde dentro.

La noche se ilumina con la tenue luz de una fracción de Luna, en una de mis fases favoritas, la "Luna Sonriente".

Observo a mi alrededor para asegurarme de que nadie más esté despierto a esta hora, aunque dudo que lo haya, y elevo mi vuelo en el cielo nocturno hacia mi otro hogar.

Narra Edward Cullen:

Nos apresuramos a preparar todo antes de la llegada de Bri a Nunca Jamás.

Emmet se encuentra en la cocina con todas nuestras hermanas, creando galletas, cupcakes, muffins y otras delicias. Los demás hermanos nos ocupamos de decorar con globos en forma de corazón, mensajes románticos y regalos para el Día de San Valentín.

Hemos estado despiertos durante unas siete horas, deseando que Bri disfrute de este día.

–¿Llamaste a todos los chicos, Alex?–pregunto mientras amarro un lazo a uno de los regalos–¿¡Alex!?–Observo un montón de envoltorios en una esquina, y al moverlos con el pie, descubro que Alex está profundamente dormido–¡Oye, despierta!–Mi grito lo sobresalta, y se levanta del suelo con agilidad atlética.

–¿Qué día es hoy?–pregunta aún con los ojos cerrados.

–Te pregunté si llamaste a los chicos de las otras dimensiones–repito, un tanto molesto.

–Sí, les envié un mensaje. Jack, Cat, Hipo, Rex y Seis dijeron que ya vienen en camino. Piter está trayendo la fruta para el pastel que Emmet le pidió...–Comienza a bajar la voz y a bajar la cabeza.

–¡Despierta de una vez!–.

–¡Ah sí! Y eso es todo ¿Ahora me dejas dormir?–Ni siquiera le doy una respuesta, ya que se arroja al lugar donde estuvo durmiendo.

Continúo con la tarea de envolver regalos. Desde la cocina, llega un aroma delicioso que se adentra en nuestras narices.

*Esto me recuerda cuando cociné galletas con Bri cuando era niña*–Es imposible no sonreír al recordarlo.

De repente, la puerta se abre. Todos volteamos hacia ella, pensando que Bri ha llegado. Pero quien entra, dejando caer la mitad de las cosas que lleva, es Piter.

–Lamento la tardanza, un mono estaba comiéndose la fruta que recolecté–Recoge la fruta que se le cayó.

–Apúrate–ordena Emmet asomándose por la puerta de la cocina–.

Ahora que Piter está en casa, puede ayudarnos con las decoraciones que van en el techo.

–¡Hey, Piter!–grito–Ven y coloca esto fuera de la casa. Ya casi terminamos aquí adentro, solo nos falta esto–Piter toma la caja con las decoraciones y sale de la casa.

Al mismo tiempo que Piter se va, entra Alice con Chaspier. Ambos llevan cajas de galletas junto con otra caja.

–El clima está horrible en Chicago–comenta Alice mientras se quita la bufanda–Casi cancelan el vuelo debido al mal clima–Me acerco a ellos y les doy un fuerte abrazo a mis hermanos, ya que son pocas las veces en que tienen tiempo de venir a la casa.

–¿Trajiste todo lo que te pedí?–le pregunto a Alice mientras reviso lo que trae.

–Hice algunas llamadas y logré conseguirlas–dice mi hermano Chaspier, quitándome de las manos las galletas que tanto ansiaba comer. 

–Los sobres que pediste están en la otra caja–se quejó Alice mientras Chaspier entraba a la cocina para entregarle las galletas a Emmet.

Abro la caja y reviso los sobres; estos contienen los nombres de todos mis amigos y hermanos, cada uno con un mensaje de amor o amistad. En otras palabras, unas palabras hermosas que yo mismo escribí.

Somos bastante competitivos cuando se trata de dar regalos, aunque siempre logro llevarme el primer lugar.

Después de saludar a todos en la casa, Alice sacó un portapapeles y comenzó a revisar que todo lo que tenía anotado estuviera en orden, marcando con una pleca las cosas que ya estaban hechas.

Las siguientes dos horas las dedicamos a perfeccionar cada detalle de las decoraciones que colocamos. Alex permaneció dormido durante todo ese tiempo.

Finalmente, luego de acabar, me dirijo al cuarto de Bri. Al entrar, estiro mi brazo para encender la luz, ya que la ventana está cerrada y oscurece la habitación. Sobre su cama dejo una caja y al lado coloco la tarjetita que le escribí, acompañada de unos cuantos chocolates, especialmente de chocolate blanco, su favorito. Observo la ventana y me siento en el borde, contemplando el cielo y permitiendo que mi mente me haga sonreír con un recuerdo.

••• –Esto es para ti–le dije a Bri, justo en la misma fecha, hace 9 años–.

–¿Por qué me das una pulsera para mi dedo?–su pregunta me hizo reír.

–Esto es un anillo–le mostré mientras se lo colocaba en su dedo de poco más de dos centímetros.

–¿Y qué significa?–

–No todos tienen significado–respondí–Pero este que te he dado te reclama como mi pequeña princesa.

–¡Creo que vi esto en una película!–dijo señalándose el anillo en su dedo–¿Me estás pidiendo que me case contigo?–Sonrió.

–Algún día podré hacerlo, dentro de 12 años–...•••

Abro los ojos de golpe; mis sentidos se agudizan, alertándome de la llegada de alguien a Nunca Jamás.

Narra Bri:

Detengo mi paso, dejando que mis pies se hundan en la suave arena que acaricia las costas de Nunca Jamás. La serenidad del entorno me envuelve, y observo cómo unos aros morados se deslizan alrededor de mis brazos, desvaneciendo mi camuflaje y revelando las venas negras en mi piel. Paso mi mano sobre ellas con melancolía mientras avanzo hacia la casa.




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