Narra Brittany.
*Su actitud es sospechosa* – Pensé cuando vi a Edward marcharse.
Después de su partida, descendí un nivel para llegar a la sala de estar. Me dirigí hacia las puertas corredizas exteriores, situadas a la derecha de la casa, las cuales abrí para contemplar el entorno. Recuerdo perfectamente cuando instalaron esas puertas; Edward quebró las primeras que intentaron colocar.
Eché un vistazo a mi alrededor y luego observé mis brazos. Odiaba lo mal que lucían, pero no tenía otra opción. Pensé en las palabras de Cristian; su plan podía funcionar. Una sonrisa se formó en mi rostro al pensar en la simple posibilidad de que este embrollo se resolviera.
Dirigiéndome a mi audiencia imaginaria, declaré:
– Queridas personas, estoy feliz de haber salvado vuestros infelices traseros, aunque sé que me desprecian.– Estas palabras, aunque crudas, han resonado durante toda mi vida. Siempre me han tachado de bruja, conspiradora de la magia, arrogante prepotente que solo busca el poder para sí misma. ¿Cómo pueden pensar así de mí? Incluso hay quienes dicen que no estoy a la altura de mi cargo, que Edward debería ser el Rey, que soy una completa inútil, etc. Por supuesto, hay muchos que no creen en todas esas acusaciones.
*Espero que, al derrotar a ese monstruo, obtenga el lugar que merezco.*
– Agradezco a mis guardianes por permanecer a mi lado y mantener la fe en mí – continué recitando mi discurso – Estoy feliz de…– Alguien me interrumpió.
– ¿Hablas sola ahora? ¡Solo faltaba eso! La princesa cae en la demencia – Era Piter quien me interrumpió repentinamente, riéndose de mi patético discurso.
– ¿Escuchaste todo? – Pregunté, cubriendo mi rostro avergonzada.
– Cada palabra de alabanza – se burló.
– Bueno, está bien. ¿Qué haces aquí? – Cambié de tema.
– Solo pasaba por aquí – respondió, adoptando una postura como si estuviera flotando en el aire – ¿Y tú? Casi nunca te veo en este nivel de la casa.
– Solo necesitaba despejarme – me acerqué a la barandilla y apoyé mis codos en ella.
– ¿Por qué te anticipabas a dar un discurso? – bajó al suelo.
– Suena estúpido, pero eran las palabras que diría después de haber vencido al Lobo Alpha – respondí, deteniendo mi mandíbula con la mano y mi rostro ensombreciéndose.
– No me reiré porque es algo que espero – se acercó y puso su brazo en mi espalda – Todos confiamos en ti. No diré "tenemos fe en ti" porque eso sería desconfiar un poco, lo cual no cuadra con nosotros.
*Piter siempre sabe cómo levantar el ánimo* – le di un abrazo.
– Gracias por tus palabras – murmuré.
– No me lo agradezcas, son las palabras que mereces – sonrió y luego juguetonamente desordenó mi cabello.
En el fondo, sabía que tenía razón, pero estaba asustada por ese día. Faltaban 5 días para la próxima Luna llena. Si el plan de Cristian funcionaba, todo se resolvería. Todos estos años de entrenamiento se pondrían a prueba. Una parte de mí estaba decidida y la otra temía perder. Si el Lobo Alpha ganaba el enfrentamiento por la Gema Madre, el destino de Nunca Jamás estaría en grave peligro.
– ¿Puedo preguntarte algo? – me sacó de mis pensamientos.
– Claro – respondí.
– ¿Cómo reaccionarías si descubrieras que le gustas a alguien muy cercano a ti? – comenzó a hablar nerviosamente.
– ¿Y quién sería esa persona? Si no es un príncipe, no quiero saber nada de él. No puedo serle infiel a mis reglas. Parte de ser Monarca Nuncajamás-asencio es adherirme a mis principios.
Piter alzó ambas cejas y apretó los labios.
– ¿Te sorprende? – lo inspeccioné, su actitud era sospechosa – Espera, ¿¡eres tú!? – luego comenzó a reír nerviosamente.
– No, Bri jajaja, no soy yo. Bueno, tampoco es otra persona. Solo estaba hablando... bueno, hipotéticamente – me dio unas palmaditas en la espalda, se subió al barandal y, dando una pirueta, saltó al vacío.
*Jack hace lo mismo, ¡ja!, tenían que ser amigos.*
Narra Peter Pan
Logré salir de la conversación incómoda, aunque no logré sacarle la información que quería.
*Jack me va a matar.*
Pasé volando sobre los poblados bosques, me dirijo hacia un punto en específico. Quedé de verme con Jack Frost allí.
¿Por qué me mandó a mí? Soy malísimo para entablar una conversación sin que me vea sospechoso.
*Debí preguntarle más sutilmente.*
Finalmente llego al área de los Árboles Tikky.
Esta área es el hogar de los árboles parlantes, poseen ojos, boca y sus ramas serían sus brazos. Prácticamente son como personas, parte de su apariencia son sus destacables pinturas que llevan sobre lo que serían sus rostros, estos frondosos seres sirven de refugio para muchos animales, suelen disfrutar de cantar y mucho.
Este es un área protegida de Nunca Jamás, su existencia y alianza data desde hace siglos y siglos. Entre ellos destaca un árbol, conocido mejor como "Abuelo Sauce", como su nombre lo indica, es el árbol más viejo de todos, patriarca de los árboles, sus conocimientos son muy sagrados, él es el único ser que ha conocido a todas nuestras generaciones guardianes y se estima que conocerá muchas más. Tenemos una estrecha y hermosa amistad con este lugar.
Cuando desciendo al suelo, cada uno de los árboles cobra vida, abren sus ojos como si vinieran de un sueño profundo, su sonrisa de madera se alarga al verme.
–"Ba ba bú, ba ba bú. ¿A dónde vas tú?"–Me dijo "bababú", un árbol de apariencia no tan deteriorada al que le apodamos así ya que solo eso dice.
¿Mencioné que estos árboles hablan en rimas?
–Hola, hola, ¿Qué tal a todos?. Despierten viejos troncos podridos–Ellos giran sus miradas hacia mí y mueven sus ramas en forma de un cálido saludo.