Narra Jack Frost.
Piter y yo sobrevolamos la zona, mientras los demás nos siguen por tierra. Tomamos una posición adelantada para resguardar a los demás de algún ataque repentino.
– ¿Ves lo mismo que yo? – Habló Piter, enfocando su vista hacia adelante.
Se divisaban señales de fuego y el movimiento de bestias enormes; entonces, nos detuvimos de golpe.
– ¡ALTO! – Les grité la orden a través del Encantalete Guardián.
Mi orden fue obedecida, y Piter y yo descendimos hasta el suelo.
– Creo que los encontramos – Informó Piter –. Del lado noreste de la estación de Invierno, se ven señales de fuego. Puede que solo sea un señuelo, pero no tenemos tiempo para dejarlo pasar por alto.
– En marcha – Decreté, y ahora es cuando comienza la acción –. Es hora de demostrarles que secuestraron a la chica equivocada.
Narra Briatny.
Al lugar han llegado más lobos; todos traen unas especies de vasijas de barro. Hay lobas a mi alrededor, ellas cantan en sus idiomas y se colocan unas especies de máscaras. ¡La situación se está volviendo satánica!
Una loba, la cual vestía con mantas blancas, subió hasta donde estaba yo y con una pintura a base de frutas, marcó mi rostro con dos líneas al lado de mis mejillas y me colocó algo en el cuello. No quise ni prestarle atención.
– ´´´Oye, te perdonaré la vida si me liberas´´´ – Le susurro en un intento convencerla.
Ella se limitó a mirarme, su rostro emanaba ese aura maquiavélica que me horrorizaba. Soltó una pequeña carcajada y se marchó.
Miré el cielo; sobre mí está la luna en la fase cuarto creciente. Extrañamente, parecía estar posicionada perfectamente bajo la luz de la Luna.
– ¡LOBOS! – Dijo Jey con voz dominante y sonrisa dichosa.
Toda su gente lo ovacionó con aullidos y alzando las manos, mientras su futuro líder caminaba hacia mí.
Jey tenía diferentes prendas de las que normalmente usa. Vestía una enorme capa la cual su terminación se arrastraba en el suelo, llevaba un pantalón de pieles de oso. También llevaba un especie de talismán en el cuello el cual se comenzaba a iluminar a medida que se acercaba a mí, vi luz debajo de mí, era el collar que me había colocado aquella loba, su luz se intensificaba con la cercanía del otro collar.
– ¡LA ESPERA SE HA ACABADO! – Al llegar frente a mí, colocó su mano delicadamente en mi rostro. – Hoy será el día en que nuestros reinos se unirán por siempre. – Los lobos gritan como locos, yo no estoy comprendiendo de qué se trata todo esto.
De pronto, el suelo tiembla, los árboles se mueven con el viento, los lobos doblan las rodillas, haciendo reverencia.
– Te ha faltado decir que es el comienzo de la Era Oscura. Hijo mío. – Emergió del suelo el Lobo Alpha, se veía más temible que de costumbre.
Va dejando una estela oscura al pasar entre su gente, tiene la mirada fija en mí.
– ¡Déjame ir en este momento! Maldito bastardo. – Maldije al Alpha mientras intentaba soltarme.
– Me temo que eso no será posible, Princesa. – Acomodó el cuello de su traje. – De hecho, ni siquiera tendrás las fuerzas necesarias para levantarte luego de que concluya con mi deber.
– ¿¡Qué vas a hacerme!? – Pregunté mientras pensaba en una manera de escapar.
– Terminaré con aquello que no me dejaron hacer. Aún hay mucha magia pura por absorberte. Luego de que tome lo que se me negó antes, serás el juguete perfecto para mi hijo. – Dirigí la mirada hacia Jey, él se lamió y mordisqueó su labio inferior en respuesta a lo que dijo su padre.
El Alpha extiende su mano hacia mí, esta se comienza a encender con una estela oscura. Comienzo a sollozar ya que estoy comenzando a aceptar mi fin en este mundo. El dolor punzante en mi cuerpo se vuelve más insoportable al sentir que mi magia está siendo absorbida por ese ente demoníaco.
*Moriré sin haber hecho absolutamente nada por mi gente.*
No podía hacer nada, un sentimiento de mucha ira se apoderaba de mí.
*El veneno Lobo está a punto de corromperme... No pude despedirme de mis amigos...*
Cristian ya nos había hecho saber lo que pasaría si alguien era infectado por el veneno lobo y para mí desgracia... Olvidaré a mis amigos, pensaré que soy parte del clan de Jey y no habrá vuelta atrás.
De la nada ya no tengo ningún sentimiento de tristeza, el dolor parece haber cesado, es cuestión de segundos para olvidar todo aquello que una vez conocí.
– ¿Últimas palabras, Princesa? – Preguntó el Alpha con su brazo extendido hacia mí.
– ¡Mejor piensa las tuyas! – Respondió Jack; a sus lados, los guardianes se acomodaban con sus poses de batalla.
Mi corazón latió fuertemente al ver a los guardianes frente a la tribu de Jack Jey, la alegría me duró poco, puesto que un sentimiento de odio se apoderó de mí en cuanto los vi.
*Ya es tarde para mí *– Pensé antes de quedar inconsciente.
Narra Cristian Cullem.
– ¡GUARDIANES! – Alza la voz nuestro Líder Jack para decretar la orden – ¡AHORA!
Los Guardianes se dispersan, toman diferentes rumbos mientras los Lobos defensa de Jey intentan defender a su Tribu. El Lobo Alpha dio un fuerte aullido y todo su clan se abalanza para atacar.
Corro hacia el centro aprovechando que los Lobos están concentrados en los Guardianes, muevo el brazo derecho para hacer aparecer mi libro mágico; estando a una distancia de 48 pasos para ser exactos, lanzo un hechizo el cual hace aparecer una cúpula o burbuja semitransparente que me rodea junto a Bri.
Es una barrera que me permitirá hacer lo que tengo que hacer, varios lobos se han percatado de mi presencia por lo que intentan romper mi barrera, lo cual no me preocupa, no aún.
*Espero que no sea demasiado tarde* – Pienso con mucho terror a medida en que me acercaba a Briatny.
Rápidamente hago aparecer mi maletín médico, llevo las manos hacia su interior, saco varias cosas y las comienzo a acomodar en sus respectivos lugares.