Yo, Yeleen nací un martes , 2006, en una ciudad donde hasta el sol parece lugar cansancio. Mi madre, era la segunda de nueve hijos de una mujer que no aprendió a amar sino a sobrevivir. Mi padre, era de esos hombres que nacen con los puños cerrados y el ego abierto.
En Haití tener a los hijos fuera del matrimonio es pecado, o al menos eso dicen mientras esconden a sus propios hijos ilegítimos bajo camas ajenas. Mi Madre lo hizo "Bien", se casó antes de tenerme, pero lo que no te dicen es que el matrimonio no te salva de nada.
Lo que recuerdo de mi infancia es ruido.
Gritos
golpes
y esa sensación de que la casa era demasiado grande para un cuerpo tan pequeño.
Una vez hubo una fiesta. No sé si era Navidad o alguna excusa para beber alcohol. Recuerdo luces, voces, música. Mi mamá me agarró del brazo rápido como quien arranca algo del fuego. Cerró la puerta con llave, y antes de que pudieran entender lo que pasaba, entró él.
Mi padre.
furioso.
Con esa rabia que no necesita motivo, solo testigos.
Y ahí estaba yo, sentada en medio de la cama. Viendo cómo el hombre que me dio la vida, le quitaba la suya poco a poco la mujer que me da dio.
No grite.
no llore.
No me moví.
Porque a los 5 años yo ya sabía algo que muchos adultos no entienden: A veces no hay nada que hacer, ni siquiera cuando amas.
Después de eso mis padres se separaron, no se cuándo, simplemente dejé de verlos juntos, dejé de oír ruido. Y luego él volvió, como cuando vuelven los hombres que no saben estar solos, con regalos baratos y sonrisas apretadas.
"¿Tu mamá tiene a alguien?", me preguntó un día
yo asentí
Tenía cinco años
Pero ya sabía cómo actuar según la situación, ya sabía cómo alguien no me quería a mí sino a lo que yo podía darles.
Mirándolo en esa silla de plástico que caracteriza a los caribeños, mientras toma su cerveza Prestige frente a esa pantalla barata y de mala señal conmigo, como si fuéramos familia, pensé en algo que nunca dije en voz alta:
"Que lastima que el uníco recuerdo bonito que voy a tener de ti....sea una mentira"