A través del lago

Capitulo 11

—Necesitamos salir cuando antes — habla ángel intentando abrir la puerta.

—¿En qué momento puso tabiques a las ventanas?

La desesperación empieza a tomar lugar, puede que sea su única oportunidad de salir, ángel se detiene a pensar, mira a Sam cuando se le ocurre una idea.

—Tango un plan.

Sam niega, sabe de ante mano que los peores planes son los de ángel, prefiere morir a manos de los cerdos a morir a manos de un plan descabellado de ángel. Las horas pasan, ángel mira el pequeño rayo de sol que da por un orificio, hace mucho que no ve el cielo, sus planes siempre fueron ser una buena persona, ser el príncipe azul de Sam, quería ser una persona ejemplar, sin embargo, se ha dado cuenta que eso solo le ha traído dolores de cabeza.

Ahora sus planes se redujeron a una sola palabra “Matar”, cada que ángel pisaba hasta un insecto se sentía culpable y creía que iría al infierno, a veces lloraba hasta saciar su culpa u otras veces pedía perdón, ahora lo único que quiere es vengar a Sam, liberarla a toda costa, aunque eso implique ir al infierno, son 7 cerdos que tienen que ir a la matazón.

Ángel sonríe cuando escucha la puerta abrirse, se encorva en el suelo y cierra sus ojos, una patada lo hace sobresaltarse, gira la cabeza para ver su progenitor quien luce molesto.

—Eres un maldito inútil — grita — porque no limpiaste la casa.

Ángel se levanta, su padre lo mira con altanería, sabe que ángel no es más que un muchacho ingenuo, mira alrededor, frunce el ceño cuando no encuentra a la chica.

—Y la puta de tu amiga — pregunta.

Ángel sonríe, se encoge de hombros.

—La mate.

Esteban abre los ojos sorprendido, en sus planes no estaba que sucediera eso, mira la camisa llena de sangre que tiene ángel.

—¿Por qué?

—Me ha encantado la sorpresa — cambia el tema — limpiare.

Esteban confundido por el comportamiento de su hijo se marcha a su habitación, niega mientras se masajea el cuello, tener tantos hijos es cansado, se acuesta, no tarda mucho en quedarse dormido, abre los ojos sobresaltado cuando siente una presión en el cuello.

—Maldito.

—Ahora toca darte mi sorpresa — le entierra una inyección en el cuello.

Esteban se cae al suelo, cuando intenta levantarse nota una sombra debajo de su cama, la jala bruscamente mientras toma la navaja de su bolso trasero, la chica grita alarmando a ángel.

—Creíste que me engañarías.

—No tienes muchas esperanzas de vivir, así que suéltala.

Aunque ángel estaba nervioso se mostraba tranquilo.

—Si me voy, me llevo a tu zorra.

Esteban se sintió más débil así que hizo lo más valiente según él, corto el rostro de la chica creyendo que era su cuello, cayó al suelo sintiendo su cuerpo pesado, aunque quisiera despertar era imposible, lo último que escuchó fue un grito desesperado de su hijo.

La sangre era demasiada, sin contar que Sam no paraba de gritar, ángel reviso a su padre para sacar la llave, cuando la encontró cargo a Sam y se dirigieron a la salida, lo único que importaba era atender a Sam, en cuanto abrieron la puerta y la luz del sol dio en sus rostros, tres hombres aparecieron, ángel perdió el color, eran los hombres que habían estado ayer, los tres rieron.

Golpearon a ángel haciendo que cayera al suelo, ángel no pensó en otra cosa más que proteger a Sam, así que provechando que era un poco más grande que Sam la abrazo tapándola completamente, sus quejidos eran dolorosos para Sam, pensó que tal vez los golpes eran demasiado duros, tal vez le dieron en algún lado sensible.

Para cuando pararon, Sam sintió un piquete en su espalda, después de unos minutos cayó en un profundo sueño, un sueño en el que ella y ángel eran libres.




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