Cuando Sam abrió los ojos frunció el ceño, había más luz, se levantó buscando a ángel, pero estaba sola en una habitación, con lágrimas en los ojos se levantó intento abrir la puerta, tenía seguro, así que empezó a gritar el nombre de ángel, tenía un presentimiento malo y tenía miedo porque no estaba ángel quien le traía seguridad.
2010_ Ángel
No sé cuánto tiempo ha pasado desde que nos trajeron a este lugar, puede que semanas o años, perdí la cuenta, relamo mis labios secos, hace frio, estoy desnudo, no sé dónde este Sam o si este viviendo los múltiples abusos que yo, quiero escapar, pero estos imbéciles me tienen encadenado tal cual perro, cada cierto tiempo viene una persona diferente, me siento humillado, pero bien dice que la recompensa al final del camino es buena.
Hoy es uno de esos días donde no hay nadie, más que el cerdo de Elías, un gordo que apenas puede respirar, sé que él es el único aquí porque le metí la estúpida idea de pasar un día juntos, así que el día de hoy hasta la noche estamos solos, una sonrisa aparece en mi rostro cuando escucho la puerta abrirse.
—Me imagino que debes tener sed.
No contesto, sonríe como si fuera una simple charla de amantes, se sienta cerca de mí, empieza acariciar mi cabello como de costumbre, casi quiero rodar los ojos.
—Te tengo una mala noticia.
Lo miro con el ceño fruncido, como es costumbre me pasa una muda de ropa, me cambio, mira al suelo como si no encontrara las palabras adecuadas.
—Solo habla.
—Recuerdas a Ignacio — me pregunta y asiento.
Lo poco que se del vejete es que es un rico, busca lugares donde haya jovencitas casi niñas para abusar de ellas como el enfermo que es, hace unos meses vino aquí.
—Aja, que con él.
—Él se acostaba con tu amiga, esta niña llamada… ¿Samanta?
Mi corazón se acelera, lo miro con el ceño fruncido, aprieto mis puños, traga saliva.
—Bueno ayer vino en la noche, estuvo con ella, al parecer ella le enterró un cuchillo en la pierna y quiso escapar…no calculo que sus hombres venían con él y la agarraron, el tipo estuvo furioso, la golpeo hasta cansarse…tu amiga…murió.
Lo tomo de su camisa y lo jalo con brusquedad a mí.
—¡Mientes!
—Me avisaron hoy en la mañana.
—Pero…
Me estoy conteniendo por no llorar.
—Ella grito tu nombre varias veces — suspira — eso hizo que se enojara más y la matara.
—Donde esta — lo sacudo.
—La aventaron al lago.
Sin importarme una mierda salgo del cuarto, sé que miente, me han engañado con eso todo el tiempo, salgo y me dirijo al lago, es grande y profundo, tiene unas pequeñas escaleras, pero lo demás esta hondo, quien no sepa nadar podría morir, pero me importa una mierda, necesito checar que sea real.
—Ángel — grita a mis espaldas.
Me aviento al lago, no sé nadar, pero si ella está aquí entonces vendré con ella, me hundo poco a poco, el agua pica en mis ojos, pero no los cierro, llego casi al final cuando la veo ahí, tiene los ojos cerrados, su piel es pálida, dos piedras la detienen evitando que suba, estiro mi mano para llegar a ella, algo me jala, peleo, no quiero salir, ella está aquí, yo quiero estar con ella.
Grito bajo el agua, mi vista se va nublando y la respiración me empieza hacer falta, puede que, si pueda ir con ella, antes de cerrar mis ojos la veo…veo a Sam nadando hacia mí, viene con una sonrisa, me abraza.
—Me quiero quedar contigo — susurro.
—Aun no — murmura.
—Mi Ángel — mi voz sale entrecortada.
—Serás libre, solo necesito que abras los ojos y corras, vive por mí — sonríe mientras acaricia mi cabello.
—Me voy a quedar aquí.
—Estaré contigo, pero abre los ojos.
—No.
—No me iré, prometí estar contigo para siempre — deja de acariciarme — ahora abre los ojos y ¡corre!
—¡No!
—Abre los ojos, hazlo por mí, tú no eres malo, pero quiero que los hagas pagar.
Frunzo el ceño y la miro, ya no tiene esa mirada tierna, ya no tiene esa sonrisa, ahora es una mirada llena de ira.
—¡Destrúyelos!