Actualidad
Las noticias invaden cualquier canal, el caso del rancho es un tema delicado, por 5 años hubo prostitución, se encontraron 7 cadáveres enterrados en la parte trasera, por lo que arrojo la autopsia murieron de forma violenta, aunque al principio se sospechaba que eran varios socios, el acusado revelo que él fue el único que creo el negocio.
Ángel quien estaba tras las rejas esperaba que se decidiera su sentencia, miraba el suelo sucio, le recordaba un poco a su casa, sonrió con tristeza, tacones resonaban contra los pasillos, una mujer elegante se acercaba a la celda en la que se encontraba aquel joven, aunque sus pasos eran delicados su desesperación la carcomía, lagrimas corriendo por sus mejillas.
Ángel levanto la mirada, se encontró con unos ojos parecidos a los suyos, sonrió, su madre estaba ahí, cuando se fue, siempre pensaba que hacer para obtener la atención de su madre, pero nada funcionaba y ahora que ni siquiera había pensado en su madre estaba ahí, su madre estaba llorando, llamándolo por el apodo más tierno que una madre puede usar en su hijo “bebe”.
—Son idénticos — murmuro.
—Tal vez por eso esteban me odiaba — susurro Ángel a Sam.
A pesar de que tenía ganas de correr y abrazar a su madre, de querer llorar y pedirle perdón por deshonrarla, no lo hizo, se quedó quieto, mirándola, su madre lo llamaba con desesperación, un guardia a pareció le dijo algo y ambos se marcharon, Ángel trago saliva, llevaba 48 horas en ese frio cuarto, los pensamientos, recuerdos llegaban una y otra vez, cada vez era más difícil respirar.
—Vámonos — menciono Sam, lo miraba con una sonrisa.
Ángel negó, una lagrima resbalo por su mejilla, miro sus manos, sabia el mal que había hecho, pero no se arrepentía, lo único que quería era descansar en un buen colchón, tomar una taza de leche con chocolate, reír, el solo quería ser libre.
—Es momento de que pague por mis pecados, ve…debes ser feliz.
Sam negó, menciono la promesa que habían hecho, Ángel sonrió, se acercó, la abrazo tan fuerte como pudo, lloro y pidió perdón, solo así él se sentía tranquilo.
—Prometo que en otra vida será mejor que esta.
Le dio un beso en la frente y con todo el dolor del mundo al fin la soltó, Sam lloro, nunca le habían gustado las despedidas, con una enorme y hermosa sonrisa se despidió de Ángel, sintió un gran consuelo, regreso a la casa de Ángel, la miro, miro sus cuartos, revivió recuerdos dolorosos, fue a la cabaña e hizo lo mismo, lloro por días, caminaba todos los días de la casa de Ángel hasta la cabaña hasta que al final se dio cuenta de algo, había una cosa que siempre anhelo.
Llego a su casa y vio a sus padres, estaban cuidando de Charlie, su hermano menor, lloro, al fin había llegado a su lugar, su casa, se despidió de cada uno, sus padres se veían devastados, hace unos días les habían entregado los restos de su hija, era doloroso, pero al final tenían donde llorar, Sam sin más volvió a la cabaña, miro el lago y camino hacia el bajo las escaleras, esta vez el lago se veía claro, el sol estaba hermoso.
Con una sonrisa bajo al lago, sería una vista perfecta mientras Ángel se reunía con ella, tenía el presentimiento que no esperaría por mucho.