La madre de Ángel lloraba, hace una hora habían dictado sentencia, moriría en la silla eléctrica, caminaba ansiosa a la sala que le habían otorgado, le dieron la oportunidad de despedirse de su único hijo, cuando abrió la puerta vio a su bebe ahí sentado, mirando la mesa, se veía tan solitario, la vez que lo vio en las celdas lucia cansado, ahora lucia… ¿feliz?

—Mi bebe.

—Mamá — murmuro aquel joven.

—Vámonos, hay alguien quien nos ayudara a escapar.

Ángel negó, su madre suplico, se puso de rodillas ante él, pedía con desesperación, Ángel sonrió y la envolvió en un tierno abrazo, se permitió llorar, hace tantos años que su madre se había ido, le apenaba aceptar que había olvidado su rostro, su madre lloraba con amargo.

—Perdón.

—Mi vida, tú no tienes que pedir perdón, yo soy la única culpable, te deje con ese monstro.

—Madre, perdón.

—Mi amor.

—Madre…te amo… amo la manera en la que siempre te imagine, la manera en la que imagine que me amarías.

—Ang-

—Perdón por ser una escoria, pero no me arrepiento.

—No tienes que pedir perdón.

—Tu nunca me amaste y sé que tu esposo es el juez de mi caso.

La madre de Ángel palideció, demasiadas preguntas invadieron su mente, frunció el ceño cuando Ángel sonrió, un escalofrió recorrió su columna.

—Yo no te perdono por abandonarme, toda acción tiene su reaccion.

—Lo sé.

—Oh, se me olvido decirte, claro que voy a escapar, pero por mi cuenta.

—Beb-

—Antes de eso, primero tengo que ir por tu esposo, es injusto que me declararan culpable de todo cuando él fue quien mato a Sam.

Ángel camino a la puerta antes de salir saco un arma y a punto a su madre, la señora retrocedió, su hijo sonrió y con un adiós disparo directo a la frente de su madre, salió de la sala, camino con tranquilidad, sabía dónde estaba el juez, cuando llego se tomó la molestia de tocar, entro y le sonrió al juez quien lo miraba con el ceño fruncido.

Había policías infiltrados así que sacar al juez de ahí no fue mucho problema, lo llevo de vuelta a la cabaña e hizo exactamente lo mismo que le hizo a Sam a diferencia que lo tiro en un barranco, cuando al fin todo termino fue al lago y se sentó, miro al cielo, era azul claro, tenía nubes blancas alrededor, el sol brillaba con intensidad.

Entonces Ángel sonrió, su corazón se había liberado, no le pesaban las muertes que tenía encima, aunque ya era libre no lo sentía, sentía esa opresión en el pecho, ya no quería sobrevivir, había tomado una decisión hace tiempo, pero se abstuvo hasta cumplir su cometido, ahora que cumplió podría cumplir su único y verdadero deseo.

Se puso su traje favorito, era negro, camino al lago hasta que ya no hubo piso, no lucho por intentar subir, se hundió hasta el fondo, desde ahí podía ver aun la luz, era una vista hermosa, cerro sus ojos, al fin obtuvo la paz que tanto quiso, a su lado Sam miraba el cielo, su luz se filtraba en el lago, ambos se miraron y sonrieron.