A través del semestre

Evitación

 Una semana después del día D (Dante).

—Chau Ali—se despide Candela levantando la mano mientras se aleja rumbo a la principal, a tomar su bus.

El cielo comienza a teñirse con los colores del atardecer, y a pesar de no poder verlo por los edificios, lo imagino en todo su esplendor. Bueno, podría ir a la rambla justo ahora con un mate y bizcochos a disfrutar del paisaje, y de la apacible tardecita...

—Che bo—me sobresalta el saludo de una voz familiar—¿Qué haces? Pensé que ya te habías ido.

—Lo mismo podría preguntarte, yo al menos salgo de mi trabajo...

—Ouch! Eso me dolió muhler, hija de satán—ríe mientras hace una cruz con los dedos y se pone a la defensa.

«Vaya payaso, podría probar el stand up»

—En fin, ¿que haces ahí parada? Porque que no te paguen suficiente no es para que te plantees ese tipo de alternativa...

—Lo tuyo ya esta llegando a niveles increíbles...—me pongo manos en jarra y muestro mi desaprobación golpeando el suelo con el pie—. Espero a papá. Ciro se llevó el auto hace rato, creo que ayudaba a un amigo a llevar un parlante. Algo de Sujetos de fuego...

Benja no se aguanta y escupe una risotada a la que no puedo evitar unirme. Debo estar de acuerdo en que algunos nombres no colaboran mucho en invitar a escuchar su música. Branding, baby.

—Ya ya, que es la banda que le gusta a Fri.

—¿Así? Mirá, no sabía eso. Puede que los invite a mí cumpleaños entonces.

—¡Uy! Facepalm para mí—y lo hago, me golpeo la cara con la palma.

Mi hermano se ríe, pero no se imagina que de hecho es cierto, se me había pasado su cumpleaños por completo, y es en una semana. No es algo que me ocurra seguido. Incluso sé que no falta mucho para el mío. Y el de Alena, claro.

—¿Ya tienes el lugar donde hacerlo?

Resulta que, desde su mayoría de edad, Benja hace muy buenas fiestas para sus cumpleaños. Música, alcohol, comida y claro, gente, mucha gente. Usualmente todos conocidos de él, pero no necesariamente amigos. Más bien a menudo son amigos de amigos. Es por eso que acostumbra festejar en nuestra casa de la costa.

—Ya estoooy—y volteo de inmediato hacia la voz, y veo bajando las escaleras de la entrada principal al ojiverde español. Visto desde este ángulo... Sigue sin estar mal. Parece que el desgraciado es un modelo salido de alguna de esas revistas para chicas.

—Bien ahí, amigo—chocan los puños y yo pongo los ojos en blanco, es automático e involuntario. Mi cuerpo sabe.

—Hola Ailin—el català hace un pequeño gesto con la mano que le devuelvo apenas murmurando un "hola".

—En realidad—Benja pone una mano en mi hombro para que lo mire—, sí tengo un lugar. Seguiremos la tradición de los últimos años. Le vamo'a dar a la playa—. Ríe.

Entonces veo llegar a mi padre, quién se detiene frente a nosotros.

—Hola linda—me grita desde el asiento, sin intención de bajarse. Le da un cabezazo como saludo a Benja, mira a Sebastià, al que le levanta la mano, y claro me mira para que lo ponga al corriente.

—Hola papá, este es Sebastià, un amigo de Benjamín.

—Hola Dr.Robles, es un placer conocerlo. He oído mucho de usted.

Por un momento pienso que mi padre simplemente ignorara el saludo pero, para mí sorpresa, le responde:

—Espero que sólo cosas buenas muchacho.

Benja y yo nos miramos. Nuestro padre es un hombre serio, pocas veces aprecia el cumplido de alguien.

—Espero disfrutes de nuestro país—añade mi padre.

—Bueno, lo poco que he podido conocer hasta ahora... Es muy hermoso, Doctor. Gracias.

Sebastià mira en mi dirección pero no sé si a mí, o mira a mi hermano que justo se pone a explicarle a nuestro padre que llegará tarde a casa, y que se lo avise a mamá. Y cuando me animo a verlo está con su celular en la mano, al parecer respondiendo un mensaje.

***

En mi hogar ya ha entrado la primavera. La mediana de los Soutos me envía fotos a menudo para que no olvide, como si eso fuera posible. Aquí es el otoño el que se va adueñando del paisaje. Las hojas caen mientras también lo hace la noche.

Mientras estaba con el Doctor Robles enfrente, me llegó un mensaje de mi hermana pequeña. Al parecer, mi padre tuvo una recaída pero ya esta mejor. Esto me mete presión de la ostia. Debo obtener información de cualquiera de estos tipos, pero sé que el que camina a mi lado debe saber poco o nada. Es a la chica a la que debo acercarme, pero es este mismo es el que me creará mas problemática. Además desde que la encontré llorando en la cantina sola parece que me está evitando.

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«Madre mía, pero si estoy que flipo con este tipajo. A por culo con este profesor, me piro mejor».

Le susurro a Benjamin que me voy, ni espero su respuesta, me paro y desaparezco. La facultad se ve vacía mientras todos están en clase. Pueblo fantasma, «le falta la cosa esa que gira y está completo».

Miro mi celular, tengo un mensaje de mi hermana menor: "Plan en marcha, tú en qué andas chaval?". Doblo por el pasillo que me lleva a la cantina, después del mazazo este lo que necesito es un café bien potente. "Genial Sís". Sin más comentarios porque no hay progreso.

Entonces paso por la ventana de la cantina y veo mi oportunidad al alcance de mi mano. La tipa esta, Ailin, esta sentada en una mesa cerca de la ventana, sola... ¿Y llorando?

Pero que maravilla de oportunidad.

Me acerco casi sin hacer ruido, y cuando estoy a su lado le pongo una mano en el hombro.

—Ailin... ¿Estás bien?

Ella salta en el asiento y rápidamente se limpia las lágrimas intentando ocultar lo inocultable. Se pars como si tuviese un resorte en el culo y me regala una sonrisa que poco puede hacer para tapar su desconsuelo.

—¿En que puedo servirte? —me pregunta sin percatarse, o fingiendo al menos, sobre mi desconcierto.

—Un café

Rápidamente se pone a preparar el pedido.

—¿Estás bien? —vuelvo a preguntar mirando a todos lados en busca de Candela.




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