A través del tiempo (2023)

CAPÍTULO 14

Las primeras dos semanas pasaron volando, Manuel y Jesús la fueron poniendo al día sobre todos los asuntos pendientes, y no pintaba muy bien la cosa. Por otra parte, ellos ya se habían ido a vivir juntos y le contaron a Sonia que Jesús le había pedido matrimonio a su chico, estaba feliz por ellos, habían pasado por muchas cosas y se merecían ser felices.

En cuanto a ella, Gael le escribía y llamaba a diario, a veces respondía de manera escueta o simplemente lo dejaba en visto. Sabía que estaba siendo cruel y se sentía la peor persona del mundo, pero todo lo hacía por su bien.

Era sábado por la mañana y Sonia estaba con su ordenador haciendo números de nuevo por si se había pasado algo por alto, mientras bebía un café caliente, le daba igual el calor que hacía en la ciudad de Valencia en pleno Agosto, cuando el timbre sonó. No esperaba visita esa mañana, así que caminó hacia la puerta, cuando la abrió, no podía creer lo que sus ojos estaban viendo.

—¿Qué haces tú aquí?—preguntó entre sorprendida y emocionada.

—¿No te dije que me recorrería toda Valencia hasta encontrarte?—la besó en los labios pero ella no hizo nada—Tanta emoción me abruma por tu parte—comentó irónicamente—¿Puedo pasar?

—Sí, sí, pasa—Gael entró y Sonia cerró la puerta despacio—¿Qué tal? ¿Cómo estás?—no sabía ni qué decir después de llevar dos semanas prácticamente ignorándolo.

—No tan bien como me gustaría—se asomó a la pequeña terraza que tenía una preciosa vistas de la ciudad—¿Qué ha pasado Sonia?—se volteó—¿Has cambiado de opinión? Porque llevo dos semanas comiéndome la cabeza pensando en qué momento la he cagado.

—Lo siento—dijo al fin—Al llegar aquí vi las cosas de otra manera y pensé que lo mejor era dejarlo así.

—¿Y ya está?—era la primera vez que veía a Gael enfadado y le horrorizaba que fuera por su culpa—No se te ocurrió decírmelo, ¿no? No pensaste en que igual yo me estaba volviendo loco sin saber nada de ti.

—A mí también me duele ¿Crees que no?—Sonia también elevó su tono de voz—Sí, empecé a dudar al llegar aquí, pero me llegó una señal y entonces supe lo que tenía que hacer.

—¿Qué señal? ¿De qué narices me estás hablando?—Gael no daba crédito a las palabras que escuchaba de la mujer que amaba.

—A esto—buscó la nota y se la entregó—Esto fue lo que me hizo dar el paso—Él cogió el trozo de papel que Lola escribió a Sonia. En ella no ponía nada que pudiera ser reprochable pero, ahora entendía la actitud de Sonia.

—Gael, esa chica está enamorada de ti y puedo entender por qué.

—Y yo estoy enamorado de ti—le agarró la cara con delicadeza—Y tú de mí, eso es lo importante.

Sonia intentó reafirmarse en su decisión, pero al mirarlo a los ojos, toda su determinación se fue al garete. Se habían extrañado muchísimo, aunque no lo dijeron en voz alta, sus demostraciones de amor y sus cuerpos sí que lo hicieron. Horas más tarde, decidieron elegir una película para después poder ignorarla a gusto.

—Ya en serio, ¿es verdad que te has recorrido toda Valencia hasta encontrarme?—bromeó Sonia.

—Quedaría muy bien si dijera que sí ¿No?—ella le tiró un cojín a la cara como respuesta—La verdad es que Paula me ayudó un poquito.

—¿Y cómo le va a Paula? Le queda poco tiempo para los exámenes.

—Pues por lo que Saúl cuenta, creo que bien.

—Espera ¿Qué? ¿Cómo que Saúl te cuenta? Creo que hay cosas que me he perdido.

—Claro, es normal cuando sólo tienes a una persona en la cabeza—le guiñó un ojo.

—Cuéntamelo ya…va—le pidió mientras le tiraba palomitas de su cuenco.

—Saúl está ayudando a Paula con las matemáticas, ¿de verdad no lo sabías?

—No tenía ni idea, si hasta donde yo sé, mi sobrino no la tolera—dijo asombrada.

—En realidad no sé como habrá surgido, pero están en ello, la ayuda mucho, pero cada dos por tres discuten, lo cual hace que Saúl esté aún más insoportable que de costumbre.

—Exagerado…No hables así de mi niño—se hizo la ofendida.

—No sé, no quiero pecar de cotilla pero, entre esos dos pasa algo.

—¡Qué va! Son personas demasiado distintas, dudo mucho que pase eso. Yo creo que en cuanto Paula apruebe sus exámenes, no se volverán a ver, no se aguantan—se acomodó en el sofá e intentaron retomar la película que se suponía que estaban viendo.

Lo que fue una visita inesperada de Gael un sábado cualquiera, se convirtió en una costumbre. Semana tras semana el chico viajaba desde Alcalá del Júcar hasta tierras valencianas. Poco a poco fueron descubriendo cosas el uno del otro, algunas buenas y otras no tanto. Pero todo lo referente a su relación, no salía de aquellas cuatro paredes, aunque Gael no estuviese de acuerdo, era la única condición que tenía si quería seguir estando con su amor.

Llegó el mes de Septiembre y con él, los exámenes de Paula, sólo le quedaba un día para ello. Estaba muy nerviosa y para colmo de males, María estaba muy molesta porque le estaban terminando de salir los dientes y no dejaba de llorar. Miró el móvil y Saúl le había escrito.

SAÚL—¿Cómo lo llevas?




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