A través del tiempo (2023)

CAPÍTULO 20

Cinco años después…

—¡No me puedo creer que este haya sido nuestro último examen de la carrera!—gritó Paula emocionada.

—Yo tampoco, pero en realidad ahora casi que viene lo peor, el trabajo de fin de carrera, estoy bastante acojonado—como siempre Adri y su dramatismo.

—Pero si lo llevas bien ¿No?—el chico asintió—Te quejas de vicio—bromeó.

—Hola chicos—hasta ellos llego Vero—¿Qué tal el examen?

—Bueno, yo creo que para aprobar me da, así que, ni tan mal.

«Ni tan mal»—lo imitó Paula—Y luego no baja del ocho.

—Entonces ya que los tres por fin estamos libres de todo estudio, podríamos ir a tomar algo—Vero se frenó en seco al ver la mirada que le estaba dedicando su amiga—Cuando Paula salga de currar, obviamente.

—Id vosotros, le prometí a María que esta noche veríamos su película favorita por enésima vez, no le puedo fallar.

—Pero tía, que eres joven, buena estudiante, currante, una pasada de madre, te mereces tener algo de vida social—Vero se quejó.

—Mi prioridad hoy por hoy no es esa y lo sabéis. Ya llegará mi momento—le sonrió a sus amigos.

—Vale, si no fuera porque adoramos a ese diablillo que tienes por hija, nos enfadaríamos y mucho ¿A que sí Adri?

—Por supuesto. Os llevo a vuestras casas si queréis, no tengo nada más que hacer hoy—se ofreció el chico.

—Me viene de perlas tío, muchas gracias—dijo Vero.

—Yo voy a por la niña al colegio, para un día que salgo pronto me gustaría al menos comer con ella­—miró la hora—De hecho, me voy ya, que no llego, nos vemos—Paula desapareció entre el resto de jóvenes que deambulaban por los pasillos de la facultad.

—Adri hijo, que la vas a gastar de tanto mirarla—el chico se puso rojo de la vergüenza—Ya casi acabáis la carrera ¿Cuándo te vas a lanzar y decirle lo que sientes?

—No puedo Vero, lo sabes ¿Y si se lo digo y la cago? No la quiero perder, al menos quiero ser su amigo.

—Eso no lo sabes ¿Quieres que se lo pregunte yo? A lo mejor ella está igual que tú y estáis aquí los dos haciendo el tonto.

—¡Vero, ni se te ocurra!—la creía muy capaz de hacerlo.

—Bueeeeno… no lo haré. Pero de verdad, lánzate antes de que conozca a otra persona y pierdas la oportunidad.

—Ya veremos Vero, ya veremos. Vamos, te dejo en casa ¿Vale?—los dos amigos tomaron el mismo camino que Paula recorrió con anterioridad.

Paula y Vero se conocieron en su primer año de carrera, las dos estaban estudiando Psicología y enseguida conectaron. Pero ese año a Paula le costaba mucho compaginar, los estudios, el trabajo y María, así que le tocó repetir algunas asignaturas del primer curso. En cambio Vero se dio cuenta que la psicología no era lo suyo y para el siguiente año, se cambió a la carrera de Criminología. Fue entonces cuando Paula y Adri coincidieron en clase y le pasó algo parecido como con Vero, con el paso del tiempo, los presentó y desde entonces eran amigos los tres.

Vero era una chica impulsiva, valiente, revolucionaria y sin pelos en la lengua, tenía buen corazón, también era un poco bocazas, pero no tenía ningún tipo de maldad. En cambio Adri era un chico muy inteligente, algo tímido y el mejor alumno de toda la clase. Le llamaban cariñosamente «dramático» porque solía ahogarse siempre en un vaso de agua, pero era muy buen compañero y mejor amigo. Se enamoró de Paula nada más conocerla, y tras contarle su historia a él y a Vero, la admiraba todavía más, pero no se veía con el valor suficiente como para confesarle sus sentimientos, pensaba que él no estaba a su altura. Los tres amigos encajaban a la perfección: la impulsiva, el tranquilo y Paula era el punto intermedio en aquel simpático trío.

En aquellos años, habían pasado bastantes cosas. Paula iba a la universidad por las mañanas después de dejar a María en el colegio bastante cerca de casa, la mayoría de las veces no podía recogerla, así que o bien Sonia o una vecina del edificio que también tenía a su hijo en el mismo colegio que María iban por ella. Por las tardes seguía trabajando en la misma cafetería desde que llegó a Valencia, a pesar que Sonia y Simón le insistieron mucho para que lo dejara y se dedicara por completo a sus estudios, pero Paula no les hizo caso, quería ganarse su propio dinero y no abusar más aún. Lo que más le pesaba era no pasar tiempo con su hija, tenía ya seis años en pocos meses cumpliría siete y se sentía culpable por perderse de alguna manera su infancia. Pero pronto todo eso terminaría, estaba a nada de graduarse y después de eso, una de sus profesoras le ofreció unas prácticas remuneradas en su gabinete de psicología y si todo salía bien, podría quedarse a trabajar después un tiempo. Poco a poco la vida le estaba devolviendo la fortuna que en el pasado tanto había necesitado, cumpliendo sus metas, una por una.

Por otra parte, Sonia tuvo que disolver la sociedad que tenía con Jesús y Manuel, el estudio dejó de salir rentable, eso sí, seguían siendo buenos amigos, incluso ella fue una de las testigos de su boda. Tiempo después del cierre del estudio, estuvo trabajando de manera esporádica, hasta que una importante firma de ropa la contrató para que fuera su fotógrafa estrella. Profesionalmente las cosas le iban bastante bien, pero en lo personal, no tanto, ya que, aunque hacía años de su ruptura con Gael, jamás la superó y durante ese tiempo no lo volvió a ver.




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