A través del tiempo (2023)

CAPÍTULO 44

Al día siguiente Saúl despertó. Ya no estaba tan aturdido como el día anterior pero esta vez no estaba solo, su tía permanecía sentada junto a su cama sonriéndole.

—¿Cómo estás cariño?—se levantó para besarle en la mejilla.

—Bien, creo—se incorporó con dificultad porque le dolía todo el cuerpo—Me siento…raro—se echó mano a la cabeza justo al golpe que tenía—¿Cuánto tiempo llevo dormido?

—Desde ayer por la tarde—le acarició el pelo—No sabes el susto que me has dado.

—¿Tengo que quedarme mucho? Odio los hospitales y más si el paciente soy yo.

—El médico dijo que en cuanto despertaras y te echaran un vistazo, podrías irte a casa, al parecer tienes la cabeza muy dura—bromeó para que se relajara.

—No sabes cómo me alegro—respiró aliviado—¿Y Paula? ¿Está también por aquí o ella ya  ha podido irse?

—Está aquí también. Saúl ¿Qué fue lo que pasó?

—No recuerdo muy bien, sólo que el semáforo se puso en verde y pocos segundos después, nos embistió otro coche o no sé que era. Ya no recuerdo más hasta ahora—quiso bajarse de la cama, pero Sonia se lo impidió—Quiero ir a verla. Si ya estoy bien ¿Puedo hacerlo, no?

—Sí, tú estás bien pero…—se quedó callada, no sabía cómo decirle como estaba la chica.

—¡Pero, ¿qué?! ¿Qué pasa Sonia?—por la actitud de su tía, sabía que algo le estaba ocultando—Paula está bien ¿Verdad?

—No cariño, no lo está—vio como la mirada de su sobrino se tornaba oscura—A Paula la han tenido que operar, tiene una fractura en el cráneo y ahora mismo está en coma inducido. Los médicos no saben si…lo conseguirá.

A Saúl le tomó unos segundos comprender lo que su tía le acababa de contar, quizás no la había entendido bien debido al golpe en la cabeza que se había dado. Entonces por su mente pasaron imágenes del accidente. Él la había visto inconsciente con una gran herida en la cabeza que no dejaba de sangrar.

—¡Es mi culpa! ¡Yo le hecho esto!—ahora sí que se puso de pie y se arrancó todo lo que tenía puesto en los brazos—¿Dónde está? ¡Quiero verla!

—Saúl, no es tu culpa ¿Me oyes?—puso las manos sobre su pecho para tratar de detenerlo—¡Ha sido un accidente, tú no has hecho nada! Por favor ni lo pienses…—a Sonia se le partía el alma al ver la desesperación de su sobrino.

—¡Es un hecho! ¿Es que no lo ves?—abrió una mochila que Sonia había traído con ropa suya y empezó a vestirse—¡Está así por mi culpa! ¿Y si no lo consigue? ¿Con qué cara podría mirar a María?—con tanto revuelo, llegó el médico, un par de enfermeras y Gael que había reconocido sus gritos desde la sala de espera—Si a Paula le pasa algo…no podría…

—¡Basta por favor!—gritó Sonia desesperada al verlo fuera de sí—¡No lo digas más!

—Pero ¿Qué es este escándalo?—intervino el doctor—Estamos en un hospital, no lo olviden.

—Lo sentimos mucho—se disculpó Sonia—Saúl, por favor, trata de tranquilizarte.

—¡No puedo! ¿O es que no lo ves?—se giró hacia el médico—Me quiero ir ahora mismo de aquí.

—Pero aún tenemos que examinarle, no puede irse todavía—le hizo saber el doctor.

—Estoy perfectamente, por desgracia. Le firmo lo que quiera pero yo necesito salir de aquí.

—Saúl, tío, te lo está diciendo por tu bien—intervino Gael—¿Qué te cuesta, eh?

—Ahora mismo me importa una mierda mi bien—replicó con frialdad.

—Si insiste, en un momento le preparan el alta voluntaria—añadió el hombre—Pero por favor, no armen más alboroto—el doctor y las enfermeras salieron de la habitación dejándolos a los tres solos.

—¿Qué más te da quedarte un poco más para que confirmen que todo está bien?

—Gael, me da igual estar bien, mal o regular. ¿Te das cuenta que una persona está a punto de morir por mi culpa? Y no es cualquier persona… Jamás me perdonaré todo lo que está pasando—abandonó la habitación y llegó hasta la sala de espera donde estaba Simón sentado, esperando cualquier tipo de noticia sobre su hija desesperado—Aquí me tienes—Saúl se plantó frente a él—Yo soy el culpable de que tu hija esté luchando por su vida, haz lo que tengas que hacer.

—No sé qué quieres decir Saúl—le respondió volviéndose a sentar.

—¿Es que no me has oído?—su rabia iba en aumento, necesitaba que alguien viera las cosas como él lo hacía—Si yo no me hubiera cruzado en la vida de tu hija, ahora mismo ella estaría a salvo—seguía empeñado en echarse la culpa.

—Eso no lo sabemos Saúl—le aclaró—Ha sido un puto accidente y si alguien tiene la culpa, es el desgraciado que se saltó el semáforo, no tú—él quiso seguir insistiendo pero Simón no lo dejó—Y, sinceramente te lo digo, ahora mismo me importa una mierda todo eso, lo único que quiero es que Paula salga de esta.

Al darse cuenta que estaba solo en su lucha, Saúl buscó al doctor para firmar los papeles y marcharse de allí. Sonia y Gael lo habían escuchado todo, y en cuanto el muchacho se fue de allí, su amigo fue tras él, no lo dejaría solo pasase lo que pasase, aun sabiendo que no tenía razón, siempre estaría para él.

Hablaron durante horas, pero Saúl no daba su brazo a torcer, era muy cabezota, así que Gael lo dejó por imposible y se limitó a acompañarlo en su silencio como ya había hecho en otras ocasiones. Cuando se cansó de estar en la calle dando vueltas, Gael lo llevó a casa en contra de la voluntad de Saúl, por supuesto.




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