A través del tiempo (2023)

CAPÍTULO 46

En otro lado del pueblo, Sonia también había tomado una decisión y allí estaba, plantada frente a una casa que jamás había pisado. Cuando la persona que le abrió, la vio, puso mala cara, era a la última persona que esperaba que fuera a verla.

—Hola, me gustaría hablar contigo ¿Puedo pasar?

—¿Qué haces tú en mi casa? Vienes a burlarte de mí ¿No?—se puso a la defensiva.

—Jamás me burlaría ni de ti, ni de nadie, no soy ese tipo de persona. Sólo quiero hablar contigo de buena fe—la propietaria de la vivienda accedió y la hizo pasar hasta el salón. No era una casa muy grande, ni muy luminosa pero era acogedora—Gracias.

—Di lo que tengas que decir y lárgate—ella se sentó en una mecedora de madera que parecía bastante antigua.

—Yo sé que me guardas rencor porque piensas que Gael te engaña de alguna forma conmigo, y a pesar que sé que no me vas a creer, te puedo decir que nunca ha sido así Lola. Aunque él me hubiera buscado yo jamás habría accedido, te lo juro por lo más sagrado.

—¿Para eso has venido? ¡Menuda tontería!—la pelirroja rio irónicamente—Siempre has sido un fantasma entre nosotros ¡Maldita sea! Por tu culpa no pudimos ser felices.

—Tú sabías lo que había pasado entre nosotros y supongo que aceptaste estar con Gael conociendo sus sentimientos. No me consta pero lo conozco bien, jamás te lo hubiera ocultado—ahí Lola tuvo que callarse porque ella tenía razón—No te engaña, nunca lo ha hecho, ni conmigo ni con nadie, no es justo que lo trates mal llegando al punto de echarlo de tu casa.

—Así que era eso, ya te ha ido con el cuento—se levantó tirando al suelo sin querer la mecedora—Y bien, supongo que ya lo habrás consolado al pobrecito, ahí se ve cuanto sufre.

—No Lola, no me ha ido con el cuento, me he enterado por otras personas—intentó rebajar la tensión ya que veía a la chica muy alterada, eso no era bueno ni para ella ni para su bebé—Y no, tampoco lo he consolado como tú insinúas. Lo que trato de decirte es que no pagues con él tus miedos e inseguridades, sabes que no ha hecho nada malo.

—Claro ¿Qué más se podía esperar de ti?—la rodeó para intimidarla—Aún lo quieres ¿Verdad?—Sonia no contestó—Por supuesto que sí, sino por qué ibas a estar aquí defendiéndolo.

—Aunque no fuera así, lo defendería igual porque lo conozco desde niño, es un buen hombre—no quería alterarse más, pero Lola no se lo estaba poniendo fácil—Yo no sé qué decisión vais a tomar acerca de vuestro matrimonio, ni me importa, pero me gustaría darte un consejo.

—No necesito de tus consejos de mujer sufrida y mártir—se burló.

—No soy ni lo uno ni lo otro, pero igualmente, lo voy hacer—se separó de ella y comenzó a caminar por el salón—Lola, me consta que eres una buena persona a pesar de casi ni conocerte. Aún recuerdo la carta que dejaste en mi coche hace años—la chica enrojeció—Y también lo bien que hablaba Gael de ti. Te quiere mucho, aunque tú no me creas y toda esta situación le hace sufrir. Lo más importante es que venzas tus miedos, sean los que sean. Vuelve a ser la chica que eras antes, con Gael o sin él, será lo mejor para ti y para tu bebé—señaló su abultado vientre—Intenta ser feliz y mantener una buena relación con el padre de tu hija, por ella más que nada. Esa niña se merece una infancia feliz viendo que sus padres se llevan bien, eso es lo verdaderamente importante, su bienestar, no el vuestro—Lola se quedó muda, lo último que esperaba era que le hablara con tanta sinceridad—No te preocupes, no te molestaré más, ojalá lo pienses bien y tomes la mejor decisión para vosotros dos—ella salía del salón cuando Lola la detuvo.

—Sonia, espera—cuando retrocedió sobre sus pasos, quedaron cara a cara—Siempre te he tratado mal por mis celos enfermizos y sinceramente hoy me has demostrado que no eres como yo pensaba. Eres la primera persona que me dice las cosas como son, lo mal que lo estoy haciendo y el lugar de burlarte de mí y hundirme más, me animas a mejorar, yo…te lo agradezco, de verdad.

—No te preocupes, no pasa nada.

—El único problema que tengo contigo es que te llevaste algo que yo consideraba mío—se limpió las lágrimas de la cara—Pero me equivoqué porque nunca lo fue. Y esto que has hecho hoy, venir aquí, hablar conmigo, me hace ver el por qué sigue enamorado de ti a pesar de todo—cogió un pañuelo para limpiarse la nariz—Si las cosas hubieran sido al revés, yo sí habría aprovechado este tiempo para volver con él, eso te hace mejor que yo.

—Lola, nadie es mejor que nadie—puso sus manos sobre sus hombros—Estoy segura que llegará el día en que alguien te quiera y te adore como nadie. No te mereces que te quieran a medias—y por primera vez desde que la conoció, pudo ver que su mirada ya no era tan oscura como antes.

—¿Volveréis a estar juntos alguna vez?—se atrevió a preguntarle.

—No tengo respuesta para eso—su teléfono empezó a sonar—Tengo que irme, Paula me está esperando.

Y así Lola se despidió de Sonia, bastante desconcertada. Para nada esperaba cuando la vio aparecer que terminaría así. Había llegado el momento de acabar con la agonía de su matrimonio. Tanto ella como Gael se merecían algo mejor, aunque le doliera. Cogió el teléfono y citó a su todavía marido en la que había sido su casa.

Al salir de casa de Lola, respondió la llamada de Paula.




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