Capítulo 5

Hola a todos! Las chispas empiezan a revolotear entre Gia y August. 

Espero estén disfrutando de la historia. Pueden apoyarme con sus likes y comentarios. Bendiciones. :)

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Así pasaron los días. Vi a August el viernes en clase, pero él no hizo ningún ademan de acercarse más que para ayudarme a pronunciar mejor. Las siguientes veces que lo vi lucia triste; quise preguntarle el motivo, pero no teníamos la suficiente confianza como para contarnos las cosas y poniéndome en sus zapatos talvez me sentiría algo incomoda, solo esperaba que estuviera bien.

Ya por la quinta semana de clases parecía haber recuperado la alegría y la sonrisa que tenía a casi todas las féminas del salón babeando por él. Hablaba conmigo más seguido, incluso a veces se sentaba a mi lado en las clases. Hablábamos de cosas triviales, nada profundo o significativo. A veces le daba respuestas sarcásticas y listillas que él las tomaba con humor. Muchas veces me devolvía las pullas. Talvez podríamos ser amigos, pensé, talvez.

Una tarde Kate, Sofi y yo estábamos sentadas bajo la sombra de un árbol en el parque de la facultad de derecho. Había sido un día bastante agotador; las exposiciones y los exámenes estuvieron a la orden del día. Y encima las exposiciones eran de manera formal, eso significaba usar tacos, en mi caso, la muerte.

Tiradas en la grama conversábamos amenamente de nuestros planes para el fin de semana. Yo tenía los ojos cerrados y podía sentir un poco de la luz solar bañando mi rostro. De pronto, todo se volvió oscuro. Fruncí el ceño, abriendo los ojos lentamente me encontré con el rostro de August muy cerca del mío. Me asusté y solté un pequeño gritito mientras me sentaba rápidamente.

—¿Qué rayos te sucede? –grité con una mano en mi corazón, llamando la atención de mis amigas quienes saludaron despreocupadamente a August y volvieron a tumbarse en la grama.se notaba su preocupación.

—Hola Perle, lamento asustarte no fue mi intención. Me disculpo—dijo con su típica sonrisa encantadora.

—De acuerdo, no pasa nada. Solo no hagas cosas como esas. Soy muy joven para morir—sonrió.

—Prometido—correspondí a su sonrisa.

Sentí algo raro entre nosotros entre nosotros, no tenía ni idea de que decir para romper el hielo. Mis ojos estaban perdidos en las profundidades de los suyos.

—¿Están por hacerlo aquí? –esa pregunta me sacó de la ensoñación en la que me encontraba, llevé mi mirada hacia Kate, ella sonreía pícaramente—Pregunto porque Sofi y yo podemos irnos, ya saben parece que necesitan cierta privacidad.

—No seas ridícula Katherine, no necesitamos nada—me mostré indiferente.

—La forma en la que jalas tu oreja no parece decir lo mismo—dejé caer mi mano al instante.

Sí, podía sentir el amor de Sofi hacia mí y mi enojo hacia ella por revelar aquello. Jalarme la oreja era un tip nervioso que aparecía obviamente cuando estaba nerviosa o incomoda. No era un secreto, pero él no tenía por qué saberlo.

—Gracias Sofi por tu aporte.

—¿Te jalas la oreja cuando estas nerviosa? –pregunto August—Es bastante extraño, creo que el comerse las uñas es lo más común.

—Amigo, ella no es para nada común, pero vamos a dejar que lo descubras tú solito—esa fue Kate, vendiéndome un poco más.

—Me parece que es algo adorable, digo…tienes orejas pequeñas—comentó él intentando encontrarlas a través del espesor de mi cabello.

—Se nota que nos queremos— mi tono sarcástico haciéndose presente—. Y bien August, ¿tienes algo importante que decir? ¿deseas algo talvez?

—No te dejes intimidar por su modo de hablar tan borde, lo hace para espantarte.

—Kate, basta—advertí.

—Tranquila. Creo haberle dejado en claro que ella no me intimida; muy al contrario.

—¿En serio? ¿Y se puede saber que te provoca entonces? –Kate parecía interesada en la respuesta. Sofi y yo también.

—Algún día lo sabrás—él se encogió de hombros—. Todo a su tiempo.

—No tengo idea de lo que dices. Ahora bien, ¿deseas algo? –volví a preguntar.