A través del tiempo

Capítulo 8

Hola a todos! Aquí un nuevo cap de esta historia. Disfrútenlo.

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Papá cumplía años hoy. Me levanté muy temprano dando gracias a Dios por un nuevo día y por un año más al lado de mi padre. Mi héroe, mi mejor amigo, mi protector.

Nani y yo acordamos en preparar un delicioso desayuno y llevárselo a la cama; después pasaríamos todo el día con él, lo llevaríamos a comer a su restaurante favorito, daríamos un paseo por la plaza, iríamos al Mall y talvez al cine. En fin, consentiríamos a mi padre. No sonaba como planes espectaculares, pero mi padre era un hombre tranquilo como yo, prefería quedarse en casa con las dos mujeres más importantes de su vida y mi adorable cachorro que ir a los eventos a los cuales era invitado. Sin embargo, debía ir de vez en cuando para conocer nuevos clientes y seguir activo en el mundo empresarial. A menudo me llevaba de acompañante, incluso llevaba a nani.

Estas reuniones no eran tan aburridas del todo. Tuve la oportunidad de conocer y platicar muy amenamente con inversionistas extranjeros y las esposas de estos. En esos momentos papá se sentía por las nuevas, ver a su nenita hablando de temas importantes con gente importante; como cualquier padre, su ego crecía y su pecho se inflaba de orgullo. No pasaba lo mismo cuando veía a los hijos de los inversionistas o a otros chicos mirar con otros ojos a su pequeña. Papá les fruncía el ceño y se pegaba a mí, lo cual los ahuyentaba.

Yo también me había ganado encuentros en donde más de una mujer intentaba rozar a mi padre o invadir su espacio personal, mujeres muy guapas debo admitir. Papá solo sonreía y asentía ante sus coqueteos, alejándose de ellas lentamente, incluso me había buscado para salvarlo, a mi nani también. No podía culparlas, mi padre seguía siendo un hombre muy guapo, dueño de una sonrisa cautivadora y ojos almendrados los cuales destellaban un brillo seductor, que se incrementaba cuando hablaba de las cosas que lo apasionaban.

Volviendo a la actualidad, bajé las gradas sigilosamente en dirección a la cocina. Encontré a nani batiendo huevos para los panqueques, nos sonreímos y empecé a ayudarle. Una vez terminamos el desayuno, colocamos la comida en una bandeja y subimos al cuarto de mi padre. Nani llevaba en un brazo un bolso con nuestros regalos. Intentando hacer el menor ruido posible llegamos al cuarto de mi padre, girando la perilla suavemente y abriendo la puerta encontramos la cama vacía. Dejé el desayuno sobre el pequeño escritorio mientras nani comprobaba el baño. Cuando salió sin rastro de mi padre, nos miramos y fruncimos el ceño. ¿Dónde se había metido?

Empezamos a buscar por toda la casa sin señales de mi padre, incluso Toto se unió a la búsqueda después de levantarse y estirarse perezosamente como el buen dormilón que era. Empezaba a preocuparme, mi padre no aparecía por ninguna parte. De pronto siguiendo mis instintos salí de casa y me dirigí al rosal que mi padre había plantado para mi madre cuando se casaron y adquirieron la casa. Él estaba allí. Sentado en la única banca de madera de forma semi ovalada que permanecía allí.

Mi padre una vez me había contado que mi madre y él solían planear su futuro allí, ese lugar había sido testigo de promesas y susurros al anochecer entre dos personas que se amaban y que planeaban tener un montón de niños con los cuales compartir aquel amor. Además, ambos solían arrullarme allí cuando era una bebé. Mi madre cantaba para mí mientras él nos sostenía a ambas. Formé una sonrisa triste.

Mi padre parecía perdido en sus pensamientos, pude vislumbrar lagrimas rodando por sus mejillas, sostenía alguna foto y un pequeño cuaderno que tenía parecido a un diario; así como una cadena de oro. Sabía que mi padre aún conservaba cosas de mi madre en la casa, sin embargo, las tenía bajo llave. Él solo me había mostrado lo necesario, las fotos, algunos regalos y recuerdos que ella dejó para mí, cosas como aquellas. Tenía curiosidad sobre el pequeño libro que tenía papá, lo había descubierto leyéndolo en más de una ocasión, y cuando preguntaba que era él solo lo cerraba de golpe y decía que algún día me entregaría las dos cosas más preciadas de mi madre. Al parecer el momento aún no llegaba y yo lo respetaba.

Me empecé a acercar con Toto a mi lado el cual ladró haciendo notar nuestra presencia. Mi padre levantó la mirada, su sonrisa ensanchándose y sus ojos achinándose un poco. Entendía completamente porque mamá lo había elegido como su compañero de vida, no solo por el físico sino también por su corazón. Secretamente esperaba encontrar un hombre como él para ser mi compañero, aunque eso estuviera muy lejos aún.




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