A tu lado aprendí a amar

Capítulo 4: Solo por esta vez

Aria Angelini

Estoy por abrir la puerta, pero el me detiene con esa voz grave y me aprisiona contra la pared juntando con una de sus grandes manos mis muñecas sobre mi cabeza, puedo sentir la fuerza que ejerce sobre ellas, aunque no la suficiente para hacerme daño.

Y bien dolcezza (dulzura), ¿A dónde piensas ir?, nos espera una larga noche – me susurra al oído mientras con su otra mano toma un mechón de mi cabello e inhala fuerte - Siento mis mejillas arder y entonces me besa de una forma posesiva, una corriente recorre todo mi cuerpo y no pienso mas que en las sensaciones que por primera vez experimenta mi cuerpo. Me dejo llevar y correspondo a su beso, él lo nota y me suelta las muñecas lo que me permite intentar rodear su cuello, pero su altura es mayor y me limito a sostenerme de sus brazos. Trato de seguir el beso, aunque con torpeza, para finalmente separarme de el por falta de aire.

Lo miro sorprendida por mi comportamiento tan osado, y entonces una idea pasa por mi mente, me alejo de él y bebo del vaso que estaba sobre la mesa del centro, sentí como el líquido quemaba mientras bajaba por mi garganta, sentía que el alcohol me iba dar el valor que necesitaba para dejarme llevar y proponerle a ese guapo desconocido que pasara la noche conmigo.

Él me observa y puedo ver el deseo en sus ojos, me acerco y lo beso. Solo por esta noche, quiero sentirme amada – le digo mirándolo a los ojos- él me sonríe con esos dientes perfectos y es suficiente para que la ultima pizca de cordura me abandone. 

Siento como mis pies abandonan el suelo y rodeo su cintura con mis piernas, mientras me vuelve a besar y me guía hasta una habitación secreta. Ingresamos y observo una gran cama, donde me acuesta con cuidado y besa mi cuello, para empezar a desvestirme hasta que quedo en paños menores y puedo ver como se relame los labios para luego decir, ¡Jodida belleza! y convertir nuestros cuerpos en uno.

……….......................

Con esos recuerdos en mente, me levanto con cuidado de la cama para no despertarlo, pues la vergüenza que siento es grande. Localizo mi vestido y mis zapatos para vestirme lo más rápido que puedo y salir de ahí, no sin antes dejarle una cierta cantidad de billetes en la mesa de noche junto a una nota que decía “Espero esto pueda compensar en algo las horas que perdiste en atender a otros clientes”. Sentí que era lo justo porque a pesar de que Vic había pagado con anticipación por la compañía de los chicos, esto solo seria para unas horas no por toda la noche.

Lo mire por última vez, prometiendo que no volvería a tener otra noche loca como esa, y que no habría problema pues seguro ninguno de los dos recordaba bien nuestros rostros. Y la posibilidad de volver a coincidir era casi nula, pues yo me aseguraría de no frecuentar nunca mas este tipo de clubs.

Jamás imagine que nos volveríamos a ver y menos durante un evento social de mi padre.




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