A un beso de distancia

capitulo 1 "Al caminar no olvides estar acompañado"

La campana sonó exactamente a su hora puntual, las mochilas desesperadas se montaron en los hombros de sus propietarios, las últimas indicaciones de la profesora Martha se escuchan entre los huecos de las cabezas andantes hacia la salida. Una tarea más que a Paul le suena de sobra, su expresión refleja la pesadez del día y la angustia de lo que le falta. Tener dos ensayos de historia y un resumen de veinte cuartillas sobre la teoría del big bang le resulta ya fastidioso, aunque es aplicado en ocasiones tiene la idea de que los profesores se exceden.  Su cabello crespo castaño, toma una pinta de desorden al encontrarse con la ventisca del ventilador que oscila de derecha a izquierda refrescando alguna que otra cara sudada.

El verano se asoma por la ventana. No tardaran las listas de eventos en pegarse sobre los muros de avisos en las paredes del salón de dirección en unas semanas. Paul tiene pensado continuar con su entrenamiento arduo, con la idea de mejorar, después de todo algo importante se acercaba a la vuelta de la esquina; “El torneo de los diez soles”.  Se consagra cada año en época de verano y los primeros lugares son elegidos  para la selección del profesor Kimura.

Una verdadera leyenda en el deporte del taekwondo.

Paul se emociona al saber alguna noticia de el en televisión o cualquiera de sus redes sociales. Es su ídolo a seguir y su mayor inspiración, claro, después de su profesor Marcus.

Al cruzar la puerta con mochila en hombro, va en camino al sanitario, dispuesto a aplacar su cabello que es una maraña. No es buena idea que las chicas tengan esa impresión y menos a quien va a recoger todas las tardes al finalizar las clases. Se mira al espejo opaco y manchado, toma agua del grifo y lo aplica justo en el mechón que se revela contra la gravedad justo encima de su frente.

-un poco más y…listo. Perfecto, ya voy por ti Sam.

Al salir ve los pasillos llenos de alumnos que escapan tranquilamente de la escuela por la entrada principal, Paul  sigue caminando, pasa cerca de una pareja en una discusión acalorada << Si no te trata bien ¿porque sigues con él?>> piensa, escuchando las palabras en grito de la chica. Ignora lo sucedido continuando el paso dando vuelta en el siguiente pasillo. El olor a limpiador de suelo se presenta en todo lo ancho, un aroma a lavanda, una frescura en un piso recién pulido. Su reflejo casi perfecto bajo sus pies.

Espera fuera del salón tres-dos. La ventana sigue agrietada. La semana pasada alumnos maleantes jugaban con los palos de escoba del conserje, pero al final resulto ser mala idea. Ya pasaron tres días de clase y no se les ha vuelto a ver. Posiblemente una suspensión de una semana completa fue el veredicto de la directora estricta. Asoma su mirada por el cristal y visualiza a Sam sentada leyendo unas notas en su cuaderno. Al apreciar mejor, se da cuenta que solo queda ella junto con unas amigas conversando sobre quien sabe qué.  Paul toca la puerta y todas voltean de inmediato. Sam despliega una sonrisa de oreja a oreja al verlo. Las chicas notan su reacción de inmediato.

-deberías salir a saludarlo- comenta una de ellas apartando la página con su dedo y entrecerrando el libro-y decirle que te quedaras para estudiar.

-¿es el chico que dices viene por ti todos los días? No es mal parecido- dice la chica de cabello rubio susurrando el comentario, como si fuese un secreto de vida o muerte.

-dejen de molestar niñas, pero si, iré, y no porque lo digan, si no, por mi decisión - pronuncia Sam mirándolas y levantándose de su asiento, acomodando arrugas de su blusa color vino que hace juego perfecto con sus labios resaltados por un gloss , su cabello ondulado se despliega hasta su cadera.

-anda, te esperamos.

Paul se adelanta y abre la puerta, Sam queda frente a él mirándolo fijamente.

-es mala idea que me quieras esperar, me quedare a estudiar la tarde entera, tengo una exposición el día de mañana, y tú sabes que me gusta que queden fabulosas.

-eso no me lo tienes que recordar, lo sé muy bien. Que mal, un helado sabor fresa con trozos de chocolate te está esperando en la heladería -Paul señala con el pulgar rumbo al pasillo tratando de convencer a Sam de ir.

-no juegues de esa manera, eso es jugar sucio, sabes que estaría complacida, pero hoy tendré que aguantarme el antojo, esa exposición es muy importante, es el cincuenta por ciento de nuestra calificación final -toma del brazo a Paul en señal de disculpa, aunque también lo hace porque le gusta sentir su firme antebrazo.

-hagamos lo siguiente, te esperare un rato en la heladería, si te apuras lo suficiente me alcanzaras, pediré los dos helados, sé que es importante, pero no te mates en ello –le revuelve la melena de tal manera que queda similar a una bola de ramas.

-me la pones difícil Paul -muerde su labio con la mirada en el piso decidiendo que hacer-vale, pero que quede claro que no aseguro nada.

-tu apúrate, confió en ti.

La puerta se cierra detrás de Paul  con una media luna en Sam después de esas palabras. Sam regresa a su pupitre de nuevo con las chicas esperando saber que sucedió. La alegría de Sam se contagia, incluso después de unos minutos, dificultando su concentración en el tema y eso a Paul lo hace sonreír.

                                                                               




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