Sam acaricia el cabello de Paul suavemente, intentando desesperadamente perder su preocupación en su cabello alborotado, aun no daba pie a lo que ha sucedido, de hecho entre más lo analiza, menos le encuentra sentido ¿Cómo puede ser que una persona pueda caber en ese ropero? fue la primera pregunta que se le ocurrió después de hondar en donde se pudo llegar a esconder el o la maleante. No, la pregunta correcta es ¿Cómo alguien ha osado en meterse a su casa para causar semejante desastre y dañar a alguien que quiere tanto como a su vida misma? y al parecer sin conseguir lo que buscaba o lo que quería ¿Qué es tan importante que posean ellas que alguien quisiera obtenerlo? Hasta donde ella recuerda no poseen objeto que se asemeje al valor de un bloque de oro, o algo tan extraño que incluso este en subasta en las páginas de internet. Nada interesante.
Nada.
Contemplando sus ojos cerrados lo piensa una y otra vez, empieza en el laberinto de ideas en saber cuál de todas es la respuesta a tal allanamiento, pero solo se sigue quebrando el coco sin hallarla. Un quejido suave se fuga a través de los labios sellados de Paul, revisa si es una reacción de su despertar, y en efecto, unos movimientos lentos de su cabeza reposada sobre la almohada de “charizar” se presentan en la atmosfera tensa que poco a poco recupera la tranquilidad, sus parpados reciben la luz de su cuarto, afuera lo único que se refleja es el manto negro de las ocho.
Sus ojos se abrían lentamente como los telones de un teatro y entonces Sam empezó a sentir alivio. Sentía su vida completa de nuevo, sentía volver a la vida, sin pensarlo, se arrojó a él en un cálido abrazo.
-despacio, me puedes lastimar-dijo con una voz ronca que recuperaba su fuerza.
-no creo hacerlo más de lo que ya lo estás -suspiro de alivio relajando el abrazo que por un momento pareció dañino, no lo quería soltar -me preocupe demasiado.
-no es para tanto Sam yo estoy…
-claro que lo es, si tu estuvieras en mi lugar lucirías de la misma manera -interrumpe soltándolo, dándole espacio para que recupere el aliento -por un momento pensé lo peor.
-siento que exageras, mírate, hasta tienes marcas de lágrimas en tu mejilla -haciendo un esfuerzo levanta la mano hasta sus pómulos para borrar los rastros de su preocupación -quisiera saber que paso para que incluso soltaras lagrimas por mi tontita.
-tu eres el tonto por preocuparme de esta manera -toma aire profundamente y lo suelta
Dejando ir a su vez lo que torturaba a su corazón.
-no sé cómo explicarlo, pero no me es fácil digerirlo, es más, no lo entiendo. En el momento que escuche el estruendo lo único que hizo mi cuerpo fue entrar en modo automático, subí deprisa, pero a pesar de eso cuando llegue a la habitación tú te encontrabas en el suelo con un montón de cosas alrededor tiradas y te lo digo, falto poco para que sufrieras más que un solo raspón, el ropero quedo a centímetros de ti, fue un alivio encontrarte ileso, bueno, eso es lo que pensé al principio –trataba de parar los sollozos - al verte de inmediato te tome en mis brazos y te coloque sobre mis piernas, mire alrededor buscando al culpable, lo único que vi es la ventana abierta, aunque hasta ahora no le hayo sentido. después de un rato note que no reaccionabas, pensé que solo estabas desmayado… pero no era así, me empeñe en revisar que todo en ti se encontrara bien, tu piel, tu cabeza, pero al tocarte del cuello se me corto el aliento, no respirabas, no tenías pulso, quiero decir, al principio si y me confié pero después de unos segundos ya no, entonces, te coloque en el suelo y te di primeros auxilios, esos instantes fueron hasta ahora los más largos de mi vida créeme.
-estas diciendo que… ¿morí o algo así?
Las lágrimas caían en la mejilla de Paul las cuales se resbalaban hasta sus labios sintiendo el sabor salado, jamás había visto a Sam de esa forma, tan desesperada, tan vulnerable y nunca pensó que llegaría a ser la causa.
-ya no llores, ya todo paso.
Sam arrastro la manga de su suéter de lana café por su mejilla, hincho su pecho y se relajó, dejando salir un suspiro repleto de agonía.
-ya le he hablado a la policía y a una ambulancia, me quiero asegurar que estés bien.
-así que todo eso paso, ahora veo por qué te pusiste de esa manera.
Ella expresa una sonrisa al oírlo, extraño su voz como si no la escuchase en años.
Un silencio lo hace retroceder en el tiempo memorizando, rascando en sus recuerdos
-no recuerdo mucho. Cuando llegue a tu habitación todo estaba igual, aunque un mal presentimiento siempre me estuvo acompañando, fue mayor incluso al estar dentro –su mirada vagaba por el techo, se encontraba igual de confundido o más que Sam -revise bajo la cama de nuevo, alrededor, entre las esquinas, y nada, al escuchar que cerraste la puerta de la entrada volví la mirada esperando que subieras por las escaleras para confirmarte que de nuevo solo creímos escuchar algo, pero después un escalofrió me recorrió. Cuando volteé es cuando vi a esa… personita.
-¿personita? -pregunta intrigada por saber exactamente a lo que se quiere referir.