A un Callejón de Distancia.

Capitulo 6

    En mi habitación fui recibida por la fría y silenciosa oscuridad que se había vuelto mi fiel compañera durante los últimos meses. Encendí la luz para buscar mi pijama favorita y así poder ducharme y dormir al fin. 

    Al salir del baño le eche un último vistazo a mi madre y a Theo, ellos dos eran lo único que me quedaban en el mundo y lo suficientemente importantes para no darme por vencida. Una vez estuve segura de que ambos dormían plácidamente, decidí ir a mi habitación para imitarlos. La cosa es que unas dos horas más tarde yo aún estaba dando vueltas en mi colchón sin haber conseguido el sueño y este no tenía intenciones de aparecer muy pronto. Sujeté la bata de los pies de mi cama y me envolví en ella para lograr salir al balcón sin convertirme en una paleta helada. La noche estaba perlada de estrellas y la luna llena iluminaba las calles de Boston, pero era opacada por la cantidad incluso hasta innecesaria de farolas y las luces de los vehículos al pasar. 

-¿Tu tampoco puedes dormir? 

    Al principio me sobresalté pensando que me había vuelto loca y que estaba imaginando la voz de Collins, pero entonces su silueta se asomó al balcón de enfrente; ese que había visto tan cerca al mío hoy en la mañana, ese mismo al que podría llegar con tan solo estirarme lo suficiente. 

-¿Estás bromeando? ¿Ese es tu apartamento? 

-¿No es una linda coincidencia? 

-No, no lo es. 

-¿Y esa es tu habitación? 

    Por un momento me plantee esquivar la pregunta o incluso meterme nuevamente a la habitación, pero entonces recordé mi comportamiento horas atrás y sentí que le debía una disculpa. 


-Si, es mi habitación. ¿Por qué? 

-Porque está de aquí es la mía. 

-¿A caso me estás acosando? 

-En todo caso tú serías quién me está acosando ya que yo vivo aquí desde hace años y tú llegaste hoy pequeña. 

-No me digas así. 

     El silencio se instaló entre nosotros y Collins aprovechó para asomarse completamente al balcón y la luz de luna baño su torso desnudo dejando ver que este estaba totalmente trabajado, cada músculo marcado y definido. Sin duda era digno de ser admirado, pero lo que más me cautivo fue el gran tatuaje que cubría su brazo izquierdo. A simple vista solo se podía distinguir una enredadera de rosas rojas, pero si se veía con más detenimiento se lograba ver el rostro de un lobo negro ocultándose entre las flores. 

-¿Te gusta? 

    Aparté la vista un tanto avergonzada y podía sentir el calor aflorando en mis mejillas y solo podía rogar a Dios que la luz fuera lo suficientemente tenue para ocultarlo. 

-Si, es bonito y elegante a la vez. 

-Gracias. 

-¿Tiene algún significado especial? 

    Él pareció pensarse un momento si debía o no decirme y yo no lo culpaba; después de todo yo lo había tratado como la mierda desde el principio y estaba en todo su derecho de mandarme a freír papas. Pero entonces se sentó sobre el barandal del balcón provocando que mi corazón se acelerara debido a lo peligroso de esa acción, sin embargo él pareció estar a gusto en esa precaria posición en la que su espalda se apoyaba contra la pared y sus piernas cruzadas en sima de la baranda. 

-En realidad si; mi madre era amante de las flores, pero sin duda las rosas rojas eran sus favoritas y el lobo, él me gusta porque contrario a lo que las personas creen él no es solitario, ellos viven en manada y se apoyan entré sí. Supongo que son mi animal preferido, si me dieran a elegir los escogería sin pensarlo. 

-Pero podrían matarte. 

-Puede ser o puede que no, si no representas una amenaza para ellos y no los provocas tal vez no te hagan daño. En todo caso me atrae el respeto que ellos inspiran, la lealtad de los unos para otros y su modo de proteger a los suyos. 

-Aun así no dejan de ser peligrosos. 

-Como cualquier ser vivo. 

    Él tiro sus piernas a cada lado del barandal y por un momento creí que se caería, pero se notaba que tenía experiencia en esos movimientos. 

-Oye, hablando de peligroso… 

-¿Si? 

   Me preguntó al tiempo que sus labios se ladeaban en una sonrisa y su ceja izquierda se elevaba en una clara insinuación. 

-¿Estar ahí, así no es peligroso? 


-¿Por qué? 

-Porque podrías caerte. ¿Te parece un buen argumento? 

-¿Me parece a mi o estás preocupada por mi pequeña? 

-No te hagas ilusiones, solo no quiero estar envuelta en el papeleo que tú muerte me llevaría por ser testigo. 

-¿Solo eso te preocupa? ¿No crees que es demasiado egoísta de tu parte? 

-Puede ser. Por cierto, quería disculparme por lo que dije hace unas horas. 

-¿Qué de todo? 

-¡Oye! Tampoco te trate tan mal.-Él me miró con la cabeza torcida y yo revolee los ojos mientras asentía-Bueno, quizá si fui un tanto antipática, pero debes entender que ellos son todo lo que me queda de familia. 

-¿Qué hay de tu padre? 

    Aparté la mirada como queriendo evitar responder, pero no era justo después de que él nos contó su historia personal. 

-Él falleció cuando yo tenía 13 años. 

-Lo lamento. ¿Puedo preguntar cómo? 

-Claro. Él era policía en Nueva York; una noche lo llamaron por una carrera ilegal de motociclistas a la cuál debía acudir junto a Charly su compañero durante 15 años, pero ellos jamás llegaron. 

-¿Qué les pasó? 

-Ellos llegaron al semáforo y les tocaba a ellos cruzar, pero un auto que venía por la mano izquierda a gran velocidad cruzo a la vez y ambos colisionaron. Mi padre iba al volante y fue quién recibió el impacto muriendo en el acto, mientras que Charly falleció de camino al hospital. Lo único que supe del otro vehículo es que en el viajaban dos chicos; uno era adolescente y el otro a penas tenía 18 y ambos estaban siendo perseguidos por otro vehículo. Nunca me dejaron hablar con ellos, pero de haberlo hecho les habría dicho unas cuantas cosas. La semana entrante se cumplen 5 años del accidente y temo que mi madre la pase mal. 

    Me esperaba algunas palabras de parte de Carter, pero en cambio él estaba sumido en un profundo silencio que daba un poco de miedo, hasta que de la nada sus ojos conectaron con los míos y por alguna razón me pareció distinguir culpa en ellos aunque no lograba saber porque. 

-Lo siento mucho Peyton. 

-¿Por qué? Tu no hiciste nada. 

    El resopló molestó al aire y en un rápido movimiento regreso sus piernas al interior del balcón y se puso de espaldas a mi. 

-Es mejor que te vayas a dormir Parcker ya es demasiado tarde. Que descanses. 

    Antes de lograr desearle buenas noches él ya había desaparecido en el interior de su habitación dejándome parada en la brisa nocturna con cientos de preguntas deambulando por mi mente, pero si había algo de lo que estaba segura es que él ocultaba secretos; al igual que yo. 

 




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