A un Callejón de Distancia.

Capitulo 7

     A la mañana siguiente el aroma a waffles de frambuesa y el sonido de risas fue lo que me despertó de mi sueño. Era increíble como después de hablar con Carter anoche había logrado conseguir dormir sin ningún sobresalto y al parecer mi cuerpo se sentía descansado por primera vez en mucho tiempo. Decidí ducharme y vestirme antes de bajar ya que algo me decía que en la cocina no solo estaban Theo y mamá,  por esa razón no podía ir solo con mi pijama puesta o daría una imagen errónea sobre mi. Por lo general soy de las primeras en estar de pie y suelo hacer el desayuno yo misma; en otras ocasiones es mamá quién lo hace, pero yo ya estoy junto a ella en la cocina o estoy con Theo. Pero hoy fueron ellos quienes se levantaron primero y se sentía extraño. Cuando estaba a mitad de camino por el pasillo, escuché la voz de mi madre hablando animadamente. 

-Generalmente Peyton es la primera en pie, pero agradezco que hoy no lo sea. 

-¿Por qué ¿ ¿Paso algo? 

    Carter sonaba genuinamente preocupado y eso me sorprendió, mucho a decir verdad. 

-No, no para nada. Es solo que desde lo que pasó… ella no ha logrado dormir bien. 

-¿Es por lo de su padre? 

-¿Cómo? 

-Ella me contó anoche lo que pasó, por cierto, lamento mucho su perdida señora Parcker. 

-No tienes nada por lo que disculparte querido y respecto a lo otro, me sorprende que te haya contado. Pero de todas formas no es solo eso, es decir en parte si, pero lo más traumático fue lo de Jeison. 

-¿Jeison? 

    No podía permitir que mi madre fuera quien le contará eso y ni siquiera quería que Carter supiera esa parte de mi. Por alguna razón temía que si le contaba mi historia pasada él ya no me vería del mismo modo y no quería eso. 

-¡Mamá! 

    Entre abruptamente en el salón interrumpiendo lo que estaba a punto de decir y afortunadamente ella logro leer en mis ojos que no quería airear mis secretos, todos guardamos esqueletos en el armario, pero la diferencia radica en cuales dejas salir y cuáles ocultas en la oscuridad. 

-¡Peyton cariño! Ya estás despierta, mira quien vino. 

      Carter hizo un gesto de hola con su mano mientras sonreía, pero en su mirada aún seguía instalada la misma tristeza de la noche anterior cuando hablamos. 


-Hola Collins. 

-Parcker, espero hayas logrado descansar bien. 

-Si, gracias espero que tú también. 

     En ese momento un pequeño torbellino de nombre Theo apareció desde el baño corriendo a gran velocidad en dirección a la espalda de Carter quién sonrió incluso antes de que el niño lo alcanzará. En un rápido y ágil movimiento Collins se volteó y tomo a Theo entre sus brazos elevándolo hacia su pecho. 

-¡Hola peque! 

-¡Si viniste! 

-Por supuesto que si peque. No podía fallarle a mi copiloto. 

-¿Copiloto? 

    Todos me miraron a la vez como si fuera una extraña en mi propia casa y Theo comenzó a reír mientras abrazaba a Collins quién fue el que respondió a mi pregunta. 

-Si. El peque me contó de cierto videojuego que le regalaste para su cumpleaños y ahora lo vamos a jugar entre los dos. 

-¿Hablas del de carreras? No sabía que te gustaran. 

-Manejo una moto deportiva. ¿Qué esperabas? La adrenalina corre por mis venas y ahora el peque y yo seremos el equipo indomable de ese videojuego. 

     Una hora más tarde terminamos de desayunar y los dos chicos se fueron a la televisión a jugar el videojuego con tal entusiasmo que no pude evitar sonreír ante esa imagen. 

-Parece que se agradan entre sí. 

-Si mamá al parecer se agradan. 

    Iba a decir algo más, pero el timbre sonó interrumpiéndome y mi madre marchó hacia la puerta conmigo pisando sus talones. Al otro lado de la puerta había un hombre parado con traje y corbata que sostenía un sobre de papel color madera. Se notaba que era alguien apuesto, alto y tenía apariencia de ser un poco intelectual. Aún no había elevado los ojos ya que estaba viendo las letras en el sobre. 

-Lamento molestar tan temprano, pero llegó este sobre a mi puerta por error y… 

-¿Marcus? 

    Mi madre pregunto un tanto sorprendida, pero no se me pasó por alto el tono chillón con el que habló, algo típico de cuando se emocionaba o se ponía nerviosa y hasta hoy solo había conocido una persona capaz de ponerla en dicho estado; mi padre. 
El tal Marcus elevó su cabeza rápidamente y al ver el rostro de mi madre este sonrió ampliamente y sus ojos brillaron con alegría y vergüenza mientras se arreglaba el pelo tratando de disimularlo, pero es que era imposible. 

-¿Lara? ¿Lara Twain? 

-Parcker, pasé a ser Parcker luego de casarme. 

-Oh, es verdad lo lamento mucho y lamento su partida. No podía creer cuando me enteré y aún sigo sin creerme lo sucedido. 

-No te preocupes Marcus. 

    Me aclare la garganta para recordarles que yo estaba junto a ellos aún y no quería ser descortés ni nada, pero necesitaba una explicación. Mi madre se volteó con una sonrisa y paso su brazo por sobre mis hombros mientras me presentaba. 

-Peyton él es Marcus Torrent y es un viejo amigo. Marcus ella es Peyton mi hija. 

-Aun gusto conocerte Peyton. ¿Alguna vez te dijeron que eres tan hermosa como tú madre? 

    Claramente este tipo intentaba caerme bien con sus halagos, pero contrario a mi madre quién sí se rio nerviosamente, yo no era tan fácil de endulzar por lo que simplemente estire mi mano a modo de saludo y coloqué una sonrisa forzada. 

-Si gracias aunque a menudo me dicen que me parezco más a mi padre que a mí madre. Es un gusto enterarme de su existencia a mis 18 años de vida, claramente no debió ser alguien demasiado importante en la vida social de mi madre o ella me habría hablado de usted antes. 

-¡Peyton! 

-¿Qué? ¿A caso me equivoqué? No recuerdo que mencionaras a ningún Marcus Torrent. 

-Peyton… 

-No tranquila Lara, ella solo está protegiendo a su madre. Me recuerda a una leona encerrada con sus crías. 

-Ya usted me recuerda a un zorro. 

-¿A si? 

-Si, sus ojos y su actitud… 

-Peyton ya es suficiente ve con los chicos y deja que los adultos hablen. 

-Hasta donde sé también soy adulta. 

-¿En serio quieres hacer esto ahora? 

    Nunca había visto a mi madre tan seria como ahora, no desde que yo tenía 14 y paso lo de Jeison. Esa era una clara señal de que ella no estaba bromeando. Resople enfadada y me fui a la cocina arrastrando los pies con enojo. 
 




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