A un Callejón de Distancia.

Capitulo 10

Media hora más tarde estábamos estacionados frente a un hospital viendo como Marcus bajaba de su auto y se adentraba en el hospital con un ramo de flores que había comprado en una florería de pasada. Me bajé de la motocicleta esperando a que Carter me imitara, pero él solo se quitó el casco para tomar el mío mientras miraba con aire ausente hacía el edificio de infinitas ventanas y ambulancias llegando mientras otras se iban. 

-¿Vas a acompañarme o piensas quedarte ahí? 

    Collins me miró aún con los ojos idos, pero se le podía ver un poco más lucido cuando me respondió. 

-No, si estás siguiendo a ese tipo que acaba de entrar al hospital entonces ve sola. 

-¿Qué pasó con lo de voy a cuidarte por el bien de mi vida? 

-¿Eso dije? 

-No exactamente, pero si le temes a mi madre. 

-En eso tienes razón, pero también es cierto que estás a punto de entrar a un centro médico. Si algo te ocurre entonces ¿Qué mejor lugar que ese para algo así? Te aseguro que obtendrás atención inmediata. 

-¿Me estás jodiendo? 

-No Peyton. De verdad no entraré allí, no me gustan los hospitales y los evito tanto como pueda, te acompañe o mejor dicho te ayude a seguir ilegalmente a ese desconocido hasta aquí, pero eso es todo si quieres seguir adelante entonces será sola. 

    Lo miré creyendo que estaba bromeando, pero al ver que no cambiaba de opinión supe que hablaba en serio. 

-Te esperaré aquí, pero no tardes mucho porque si lo haces entonces ya no estaré aquí cuando salgas. 

-¿Y cómo volveré a casa entonces? 

-No lo sé, tendrás que arreglártelas. 

- ¿Estás hablando en serio? 

-Si, debiste pensar en eso cuando me pediste acosar deliberadamente a ese tipo. 

-No es acosar 

- ¿Ah no? ¿Entonces que es? Dímelo. 

    Para ser honestos si sonaba a acoso cuando él lo decía por lo que decidí callar y simplemente entregarle el casco para entrar al edificio. Puede que Carter no quisiera acompañarme, pero no por eso dejaría de seguir a Marcus; tenía que averiguar lo que estaba tramando y para quién era ese ramo de flores. Se suponía que no vería a mi madre ahora por lo que no eran para ella. ¿Y qué si estaba casado y esas flores eran para su esposa enferma a punto de morir? Quizá eso pasaba, tenía a su mujer al borde de la muerte y ya estaba buscando un remplazo incluso antes de que ella dejara este mundo y podía jurar que eso no sucedería mientras yo estuviera viva, mi madre no sería remplazo de nadie. 

    Entré al gran y vidriado edificio repleto de personas; algunas de pie haciendo largas filas y otras simplemente sentadas esperando sus turnos. Si bien todos eran diferentes, tenían algo en común; en sus rostros había resignación. Avancé sin llamar la atención mientras buscaba con la mirada a Marcus y lo hallé caminando al final del pasillo a paso apresurado mientras se colocaba una bata blanca al tiempo que saludaba a las personas que pasaban junto a él. Algunos simplemente iban de paso y otros se notaba que eran residentes del hospital porque vestían batas blancas con firuletes azules. Hay personas que sacan a pasear a sus mascotas alegremente a los parques o calles y en cierto modo los residentes me los recordaban, pero con una ligera diferencia, pues aquí no eran sus mascotas las que andaban, sino que en lugar de animales eran sus portas sueros los que viajaban fielmente a su lado con cada paso que daban. Al pasar junto a esas personas tuve la necesidad de sonreírles para transmitirles que todo estaría bien, aunque en el fondo algo me decía que no era así. Ese sentimiento me acompañó incluso en el interior del ascensor junto al que había tomado Marcus hacia el segundo piso. 


 




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