A un Callejón de Distancia.

Capitulo 18.

     Él resopló fuertemente por su nariz mientras pasaba la mano por su cabello; era un simple movimiento, pero en él se veía demasiado sexy, incluso estando en esa situación. Su mirada era tan feroz como la del lobo en su tatuaje y cuando sus ojos se desviaron hacia el desastre que mi torpeza había causado, él simplemente negó con la cabeza y luego la hecho hacia atrás. Tome eso como una indirecta de “Debes limpiar tu desorden niña” e inmediatamente me puse en acción.  

-¿Y ahora qué estás haciendo?  

-Limpio. 

    Mis palabras salieron un tanto temblorosas y mis dedos estaban igual mientras trataba de tomar cada pedazo de loza para hacer una pequeña montaña y luego ir a por una pala y una escoba para rejuntarlos.  

-Ya déjalo. Te cortarás. 

    Ignorando su orden, me concentré aún más en los fragmentos con bordes realmente filosos e irregulares, cuando moví mi pierna para tomar uno que había junto a la pata de la mesa, el dolor en mi cadera se hizo notar. Mordí mi labio para contener el grito de dolor y a su vez realice un movimiento brusco provocando que el filo de un fragmento cortara mi dedo. Instintivamente lo lleve a mi boca y el sabor metálico me golpeó instantáneamente. 

-¡Te dije que lo dejaras! ¡Sabía que te lastimarías, pero jamás me obedeces y ahora tampoco respetas mi privacidad al parecer ya que salgo del baño y te encuentro husmeando donde no debes!  

   Me puse de pie y al verlo tan enfadado se me hacía más grande de lo que realmente era. Mis piernas temblaban tanto que me recordaron al miedo que le tenía a Jeison.  

-¿A qué viniste por cierto? Y ven, vamos a curarte eso. 

    Por supuesto no me moví de mi lugar, pero Carter si lo hizo y dejo una brecha libre, perfecta para poder escabullirme. 

-¿Y bien? 

-Solo… mi madre me envió a preguntarte si querías cenar.  

    Lo dije rápido, tanto que casi fue inentendible, pero logré salir corriendo por el pasillo en dirección a la puerta. 

-¡Peyton! ¡Peyton! ¡Vuelve aquí! 

    No, no quería volver. Abrí la puerta y la cerré en cuanto salí al pasillo, estaba tan nerviosa de que me alcanzara, que no espere el ascensor y en su lugar baje por las escaleras. Cada peldaño era distancia puesta entre nosotros y un respiro de alivio para mí. A cada movimiento el dolor en mi cadera punzaba con fuerza, pero aún así no me detuve. Quería estar en casa, sentirme a salvo.  

     En mi edificio, corrí con la suerte de que una señora estaba entrando al ascensor por lo que me apresure y sibí con ella. Estaba tan agitada que respiraba por la boca y la nariz a la vez. La señora me observo con una mezcla de preocupación e incomodidad.  

-¿Estás bien niña? 

-¿Qué? Si. 

-No lo parece. Es más, parece que estuvieras huyendo de alguien. 

-¿¡Yo!? ¡Para nada! 

   En ese momento el ascensor se detuvo y ella me dio un último vistazo antes de bajarse. Al fin estaba sola, el viaje en la caja metálica estaba siendo eterno. Yo trate de acomodar mi cabello y secar mi sudor antes de bajar. No quería preocupar a mi madre. Cuando las puertas se abrieron en mi piso, salí disparada hacia el mismo y trote hasta la puerta de mi casa.  

-Tranquila Peyton, solo debes tranquilizarte.  

     Cuando entre fui recibida por el aroma de la comida cacera y las risas de mi madre y Theo, pero no eran los únicos riendo. 

-¡Peyton! Querida, menos mal que ya llegaste. Te estábamos esperando.  

-¿Quiénes mamá? 

-Los tres por supuesto. Carter nos explico que estaban jugando unas carrerillas hasta aquí, pero no te preocupes por haber perdido. 

    En ese momento Collins apareció detrás de mi madre con una gran sonrisa de suficiencia mientras Theo estaba en sus brazos. 

-Si Parcker, no tienes que preocuparte ni sentirte mal por perder. Después de todo, solo es un juego.  

    Si cabello aún estaba mojado y su ropa se veía húmeda lo cuál me indicaba que ni siquiera se había secado antes de vestirse. 

-¿Cómo… cómo es que llegaste tan pronto? 

-Use el ascensor a diferencia de alguien. 

-¡Pero estabas sin ropa! 

    Mi madre me miró con los ojos muy abiertos y supe que había metido la pata. 



-¡No! No es lo que tu piensas mamá. 

-No sé qué estará pensando tu madre, pero si es verdad que Peyton no fue en el mejor momento a buscarme ya que estaba en la ducha. Y cuando la sorprendí, no sabía que estaba dentro esperándome y salí envuelto en una toalla.  

-Oh, eso explica tu situación querido, pero ¿Y tú mocosa? ¿Qué hacías dentro de su apartamento si él no te abrió la puerta?  

-Si Peyton ¿qué hacías dentro? 

     Miré con mala cara a Collins y por dentro lo maldije por meterme en este aprieto.  

-Pero yo no entre sin permiso. Me dejo entrar tu querida amiguita, ya sabes, una hermosa asiática que justo cuando iba a tocar tu puerta ella se asomó. No fue muy amable, pero me dejo saber lo agotado que estarías luego de su visita y luego me indico que entrara.  

   Ahora era él quién estaba sin palabras y su rostro no emitía emoción alguna.  

-Ah, entonces ¿tienes una novia Carter? 

-Mamá, no creo que Carter tenga “novias”.  

-¡Peyton! 

-Siempre hay una primera vez para todo pequeña.  

    Entre cerré los ojos hacia Carter molesta por su comentario de “pequeña” mientras él me sonreía. Mi madre se aclaró la garganta, pero estaba claro que no estaba molesta por la situación.  

-Bien, creo que será mejor ir a cenar y recuerden que hay un niño presente.  

-Jamás me olvidaría del pequeño.  

     Dijo Carter al tiempo que le hacía cosquillas a Theo y este reía alegremente.  

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.