A un Callejón de Distancia.

Capitulo 31.

    Marcus se presentó en casa para desayunar con nosotros y a pesar de estar contenta por mi madre, aún me sentía mal porque Carter no estaba allí con nosotros. Intenté llamarlo por celular, pero me envió al buzón al primer intento. Mi madre se dio cuenta de mi estado anímico e intento consolarme, pero le fue inútil. Theo fue el único que logro sacarme una sonrisa y Marcus, actuó con total naturalidad cuando él me llamó mamá delante suyo, algo que me lleno de orgullo.  

-Ey pequeño te traje un regalo.  

-¿En serio? ¿Para miiii? 

-Si. Un pajarito me contó que coleccionas bolas de cristal y que en tu colección faltaba Detroit.  

    Theo salto de mi regazo para ir a tomar la pequeña caja de entre las manos de Marcus que sonreía abiertamente como si nada extraño pasara allí. Él espero a que mi hijo desapareciera en el interior de su habitación, seguro para comparar su nueva adquisición con las que ya tenía; entonces, aclaro su garganta y sus ojos se tornaron serios y algo molestos. Por un momento temí que quisiera romper con mi madre al descubrir que su única hija era madre soltera, pero en su lugar me sorprendió. 

-Peyton, seré claro contigo. Tu mamá me platico todo lo que pasó hace unos años y quiero dejarte en claro que como médico estoy más que decepcionado de que las pruebas adquiridas no hayan sido tomadas en cuanta para tu declaración, como ciudadano quiero disculparme contigo por la corrupción del sistema judicial. Y, como padre de un niño, prometo que mi hijo será un hombre recto y ejemplar para con la sociedad y todas ustedes, además, te confieso que cuando tú madre me contó a detalle lo acontecido sentí un impulso que como doctor no debería sentir. Lamento lo que viviste y quiero que sepas que cuentas conmigo para lo que necesites.  

      No sabía que decir, mis ojos debían estar demostrando la emoción que sus palabras me habían provocado, pero no podía hablar por miedo a llorar. Pero entendí que él sabía lo que sentía y entendía.  

-Además, quiero pedirte permiso oficialmente – miró a mi madre un instante y ella asintió con la cabeza - para iniciar una relación formal con tu mamá. Quiero formar una familia con ella y por supuesto, quiero que ustedes formen parte de ella. 

-¿Nosotros? 

-Si, tú y tu hijo. 

    Sonreí porque era la primera vez que alguien decía esas palabras con tanta familiaridad y no era mi madre; se sentía bien, más que bien. 

-Marcus. Ya que estamos siendo honestos debo confesarte que al principio no me caías nada bien e incluso sospeché sobre tus intenciones para con mi madre. Así que convencí a Carter y te seguimos el otro día cuando te presentaste en casa. 

-¡Peyton! 

-Lo se mamá. La cosa es que termine descubriendo que eres un hombre más que decente, amas sinceramente a mi madre, la haces sonreír y eso es suficiente para mí, mientras no la hieras. Si lo haces…. En fin, y lo que te dije ese día en l hospital respecto a Carter…. Era solo una excusa para que no me descubrieras. 

-Eso fue cruel para con él. 

-Lo se, pero también era una venganza. 

-¿De que están hablando?  

    Mire a mi madre y me encogí de hombros haciéndome la inocente, pero conocía a mi mamá y sabía que no descansaría hasta averiguar de que hablábamos. Ella comenzó a realizar pucheros a Marcus como una niña para que él aflojara la lengua y debía admitir que era fuerte ya que seguía diciendo que no, aunque no aguantaría mucho tiempo más.  

    Me marche de la sala y los dejé solos, decidí ir a ver que hacía mi pequeño. Cuando me asome por la puerta de su habitación, él estaba sentado en el suelo sobre un almohadón jugando con su colección de bolas de nieve; me quite las zapatillas para descansar los pies mientras lo admiraba. Sonreí y él me vio, así que me devolvió el gesto y continúo jugando. 

-Quiero capturar esto. 

     Fui a mi cuarto a buscar mi cámara de fotos. Tenía una colección de fotografías familiares, pero nunca eran suficientes. Estaba revolviendo entre mis cosas cuando escuché un ruido proveniente de mi balcón. Me asome despacio y lo escuché de nuevo, pero está vez fue más fuerte y provenía del apartamento de Carter. Supuse que él habría regresado, pero entonces algo se rompió allí y se me vino a la cabeza que un ladrón podría haberse metido y si Carter no estaba entonces, Adam estaba indefenso.  

    No pensé antes de actuar. Simplemente me abalance sobre mi cama y tomé el bat de béisbol que mi padre me había regalado a los 8 años y salí corriendo del apartamento sin darle explicaciones a mi madre, pero igual ella estaba ocupada con Marcus.  




 




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