Estuve debatiéndome en la puerta cerca de cinco minutos sobre si debía, o no, entrar al apartamento de Carter. Entonces me imaginé a Collins en mi lugar: si él supiera o creyera que no estoy en mi casa y escucha ruidos extraños y sabe que mi madre o Theo están allí, él obviamente iría para revisar que sucede. Así que decidí que debía hacer lo mismo. Para mi sorpresa, no tuve que forzar la cerradura. Abrí la puerta lentamente y por alguna extraña razón esperaba que está chirriara como en una película de terror en dónde siempre les hace falta una pequeña aceitada a las bisagras. Agradecí que eso no sucediera ya que eso solo habría delatado mi presencia y podía decirle adiós al factor sorpresa.
Camine con pasos cortos y livianos, como mi padre me había enseñado de pequeña para esconderme o escabullirme sin realizar ruido, además, había venido descalza lo que jugaba a mi favor. Miré en todas direcciones en busca de objetos faltantes, pero lo único que logré divisar fue el refrigerador abierto; la luz iluminaba la isla de la cocina a oscuras al igual que todo el lugar. De la mesada caía agua como si algo se hubiera desbordado e incluso había formado un charco en el suelo dónde brillaba con la iluminación de la heladera. Me asome para revisar y encontré varios cubos de hielo desparramados sobre la mesada y en el suelo otro tanto.
-E ahí la explicación del desastre de agua.
Me voltee en dirección al pasillo que llevaba al cuarto de Adam. Había mucha ropa desparramada por el suelo y un camino de gotas de agua que iban hasta la puerta de la habitación que estaba abierta. La luz se filtraba por la rendija y fue entonces que pude entender: el intruso estaba en la habitación de Adam.
Apresuré mi marcha aún en silencio y eleve el bat lista para golpear si era necesario. Cuando llegué a la puerta me puse a espiar por la rendija y en la esquina más alejada y oscura distinguí una figura agazapada en el suelo. Estaba de espaldas a mí, por lo que abrí la puerta y entré de puntillas, pero al mismo tiempo la figura en la esquina se puso de pie. Mi instinto de supervivencia me instó a actuar con rapidez; puse firme el brazo con el que iba a batear y trote los últimos pasos que me separaban del intruso, pero fue un error ya que eso me delató. En el momento en el que iba a encestar el golpe, el intruso se volteo y logró sujetar el bat a tiempo antes de que lograra romper su cabeza.
-¿¡Perro que carajooo!?
Incline mi cabeza hacia un lado al distinguir la voz: era Carter. Solté el bat al mismo tiempo que él y este cayó al suelo de forma estrepitosa rompiendo el silencio incómodo.
-Wow. Sabía que…. Estabas molessta Parcker, pero no creí que llegarías al punto de querrer matarme.
-Eso no es…. Es un mal entendido. Mejor dime ¿Por qué arrastras las palabras?
-Ah. Es que…. Bebí un poco.
-Carter.
-Nom.
-¿No qué?
-No quiero sermones. No ahora, ni hoy.
-Muy bien. Pero ¿Por qué bebiste tanto? Y ¿Por qué estás a oscuras?
Él suspiro y no me respondió. En su lugar se refugio aún más en la oscuridad.
-Evidentemente para que no me veas.
-¿Y porque no quieres que te vea?
Di unos pasos más en su dirección, pero él insistió en que mantuviera la distancia, aunque terca como siempre, yo le lleve la contraria. Continúe caminando y entonces sentí un crujido bajo mis pies seguido de un agudo dolor, como si me hubiera cortado. Selle mis labios para no gritar y las lágrimas amenazaron con brotar.
-Por cierto… ten cuidado. Hay cristales en el suelo.
Genial. Y hasta ahora me lo dice. Sonreí a la nada ya que era imposible que Carter me viera entre las sombras y de espaldas a mí. Trate de retroceder para lograr sentarme en algún sitio a revisar mis pies porque estaba cien porciento segura de que tenía fragmentos de cristal incrustados en ellos, pero en lugar de esquivarlos, solo logré pisar otro par. Está vez me fue imposible contener un gemido de dolor y aunque fue a pensar más alto que un susurro, fue suficiente para que Carter lo escuchara. A pesar de estar bajo los efectos del alcohol y con su cabeza enterrada en quien sabe que, para evitar que lo viera.
-¿Peyton? ¿Pisaste los vidrios?
-¿Quieres que te diga la verdad o prefieres que te mienta?
-¡Mierda!
En un rápido movimiento él estaba justo a mi lado y elevando me en el aire. Me sorprendió la agilidad y el equilibrio que conservaba a pesar de haber bebido.
-Para estar pasado de tragos, te mueves y caminas mejor que yo la primera vez que intenté utilizar tacos.
-Dicen que un buen susto puede quitar hasta la borrachera más cruda. Ahora, vayamos a un lugar con luz para poder revisarte.
Carter me llevo a la sala y me dejó suavemente sobre el sofá. Luego encendió la lámpara, pero no se volteó a verme, simplemente se marcho en busca del botiquín. Cuando regresó, comprendí porque no quería que lo viera.
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Editado: 29.06.2024