Cuando desperté la habitación estaba oscura y solo la iluminaba las pantallas de las máquinas con cables conectados a mi para medir mis signos vitales. Mi madre no estaba y supuse que estaba descansando junto con Theo, pero sentía una presencia junto a mi cama sosteniendo mi mano.
-¿Pey? ¿Estás despierta pequeña?
Sentí como mi corazón se aceleraba y la máquina me delataba y eso solo hizo que me avergonzara.
-¿Estoy en el cielo?
-¡Ja! No, lo siento, pero allá arriba tendrán que esperarte un buen tiempo más. - Carter acarició mi mejilla y yo me recosté buscando su tacto, parecía tan real – Tuve tanto miedo, como el que jamás había sentido. Temí perderte; por un momento…. Incluso llegué a perderte. Sentí un vacío tan grande que creí me habían robado el corazón y el alma, pero entonces regresaste a mí.
Con dificultad eleve mi mano y toque su rostro, por un momento la respiración se me cortó al sentir su cuerpo tan tangible y real.
-Tú…. ¿Realmente estás aquí?
-Por supuesto pequeña.
-Pero, yo leí tu carta y cuando desperté no estabas aquí.
-¿En serio? – dijo frunciendo el ceño – Yo le pedí a la enfermera que se deshiciera de la carta. Eso lo escribí por si las dudas.
-¿Por qué?
-Veras. Cuando llegaste al hospital tenías una contusión cardíaca, en otras palabras: tenías un hematoma o una hemorragia microscópica en el músculo cardíaco. Eso derivo en dos opciones, una que era la menos probable según los médicos, es que fueras lo suficientemente fuerte al igual que tú corazón y superaran la cirugía y se recuperarán solos y la otra…. Era que tendrían que trasplantarte un corazón. Me ofrecí en caso de que la segunda opción tuviera que ser utilizada y fue cuando escribí la carta.
-Carter….
-No, mi vida, toda mi razón de ser no valen nada si tú dejas de existir. Además, debes pensar en tu hijo también, él es pequeño y aún necesita a su madre. Te amo Peyton Parcker; mi princesa de las estrellas.
-Y yo te amo a ti mi lobo compasivo.
Nuestros labios se estrecharon en un beso apasionado y hambriento, pero tierno al mismo tiempo. Pude sentir su miedo a perderme y el alivio de haberme recuperado nuevamente. No sé cuánto tiempo estuvimos besándonos, pero de repente fuimos interrumpidos por el carraspeó de una garganta. Nos separamos y en la puerta estaban Marcus y mi madre con Theo en brazos.
-Lamento la interrupción, pero los monitores advirtieron del pulso elevado de Peyton, pero ya encontré la razón.
-¡Mami!
-Mi pequeño.
Mi madre se acerco a mi cama y ayudo a Theo a sentarse en el borde con cuidado mientras ella se sentaba en la silla que Carter le cedió.
-Por cierto – dijo Carter con una sonrisa – la razón por la que no estuve cuando despertaste es porque hace unos seis días Adam abrió los ojos.
-¡Aguarda! ¿¡Adam despertó hace seis días!? ¿Hace cuánto estoy yo aquí entonces?
Todos se miraron entre sí mientras que Theo se dedicaba a juguetear con mis dedos sanos. Marcus suspiro y asumió la responsabilidad de darme la noticia.
-Peyton, llevas en el hospital dos semanas. Y ayer fue la primera vez que realmente estuviste consiente, hasta que nos obligarte a sedarte. ¿Qué sucedió por cierto?
-Eso – dijo Carter – fue un mal entendido. Le había escrito una carta por si…. Ya saben, y entonces supe lo de Adam y me fui tan apresurado que olvide la nota, quería dejarla hasta último momento por si acaso; así que le encargue a una enfermera que la tirará, pero creo que se le olvidó.
-Oh, eso lo explica todo.
-¿Cómo está Adam?
-Digamos que podría estar peor, le llevará mucho tiempo de rehabilitación para comenzar a mover sus extremidades, debe recuperar mucha masa muscular, pero su cerebro está bien. Aunque, por el momento es como si hubiera vuelto a nacer, pero en la parte comunicativa está avanzando y progresa de maravilla. Él siempre fue un muchacho fuerte, inteligente y demasiado terco.
-¿Y como supiste? Qué despertó me refiero.
-Fue mi padre, él me avisó.
-¿¡Qué!?
-Si, resulta que no era tan malo después de todo. Cuando supo de tu accidente él viajó para ver que tal estabas y se ofreció a cuidar de Adam, él siempre lo supo, nunca estuvo de acuerdo con desconectar a mi hermano y sabía que yo haría hasta lo imposible por evitarlo. No me preguntes porque hizo lo que hizo, ya le pregunté y no quiso decirme sus motivos. Lo bueno es que cuando mi hermano abrió los ojos papá estaba allí con él.
-Me alegro de que al fin todo allá salido bien.
Entonces mi mente me recordó a Jeison Hertz y el miedo cerró mi pecho, pero al parecer todos notaron mi reacción y Marcus fue quién me tranquilizó.
-Él está en recuperación, tú sufriste la peor parte, pero tranquila. Dos oficiales lo están custodiando y en cuanto salga de aquí lo espera un juicio, aunque es más por seguir el protocolo ya que está vez él sí irá preso.
-Encontramos la grabadora entre tus cosas. Siempre supe que mi novia era una genio.
-Además – dijo una voz desde la puerta, era una que yo conocía – yo misma realicé las pruebas de ADN para comprobar la paternidad y reflote tu historial médico de cuando te examinaron por la denuncia que realizaste. Existen esas pruebas también.
La doctora Helena Miller se paro a los pies de mi camilla sonriendo alegremente y Theo se abalanzó sobre ella y la abrazo.
-Hola pequeño. Me alegro de que estés entre nosotros nuevamente Peyton.
-Y yo doctora. Muchas gracias, por todo y a todos.
El resto del día estuvieron llevándome por todo el hospital realizándome un sinfín de exámenes y ya que el padre de Jeison estaba pagando la atención, hice que le hicieran un cheque general a Theo también, para aprovechar.
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Editado: 29.06.2024