Flores Negras | capitulo 1

Cubrí mis muñecas con las pañoletas, las mismas que tapaban mi secreto y todo lo que significaba apellido Lorenz, por cierto soy Erick, Erick Lorenz. Bueno ese será mi apellido en los próximos cuatro meses, seguramente me llamaré Pedro, Martín, Nicolás y podré ser lo que quiera ser, menos quien quiera ser y ese idiota que está en ese escritorio y tiene cara de no romper un plato, no es lo que parece pero lo quiero. Han pasado dos años desde las flores Negras de mayo.
—Me vas a seguir escaneado, tenemos el tiempo para ir a la biblioteca con suerte encontrarás a alguien qué te quite el mal humor, ya han pasado Dos años desde…—
—No digas su nombre, y vámonos ya las sombras están listas—
—Esta bien solo decía que ya debes pasar página, eres muy talentoso al igual qué yo—

Bajamos y saludé a mi tío que estaba con dos chicas de mi edad y ya se imaginarán en qué trabajan.
—Me recuerdas ¿por qué debemos ir a esa fiesta, eso no va a cambiar lo que toda esa escuela piensa de mi, prefiero encerrarme en mi habitación a escuchar las bandas de Rock batería y guitarra eléctrica la mejor combinación igual ya sabes cómo terminó mi último intento de socializar y no somos iguales a ellos, las chicas me miran con un solo deseo en mente y los hombres se dividen en deseo curiosidad y envidia—

—Vamos a ir porqué lo prometimos además debes socializar tanto que predicas querer ser alguien más, aquí puedes ser lo que quieras y con dinero para cumplirlo, ahora baja devolvamos el libro a la biblioteca sonríe y se lindo con la gente déjate las gafas—

Bajé del carro y caminamos hacia la biblioteca, soy familiar del presidente o eso cree la gente. Mire a Dante caminar por delante de mí, estoy casi tan nervioso como mi cuerpo de seguridad treinta personas dispuestas a dar su vida por mí y por Dante mi tío me cuida demasiado es como un padre para mí.

Miré el reloj y sentí un golpe y vi un horrible jugo de Mora caer sobre mi, caí al suelo y él cayó sobre mi. Y en menos de tres segundos tengo 32 gatillos apuntando en mi dirección. Janet lo quito de encima de mí.
—Bajen las armas Estoy bien—
—Discúlpame, no te vi me siento muy mal contigo manche tu camisa, te la pagaré ¿estás bien?, te puedo dar la mía realmente lo siento no fue mi intención, soy Daniel— se quitó la camisa y pude ver sus mejillas ruborizarse y pasé saliva, la forma nerviosa de ser me encantó, llegó dante recibió la camisa y me sacó del lugar.

—Mira una sola cosa mantenerte limpio y sonreír y te dejas golpear por un distraído, Tenemos el tiempo para un cambio de ropa— en mi cabeza solo tenía el ruborizado color rojo en las mejillas del chico de la biblioteca.

Llegamos a casa y Dante subió rápido a mi habitación arrojo la camisa a la basura y tomó una de mis camisas de respaldo y no pude dejar de pensar en Daniel, quién sería ese chico que me manchó y pospuso la hora de ir a ese lugar a la fiesta, volvimos al coche, y fuimos en silencio a la fiesta, recordé lo que había pasado dos años antes y como cambio mi vida, todos me miran, pero no me nace hablar con nadie ajuste mis pañoletas, bebiendo una copa de vino, me asome a la baranda del piso donde estamos, escuche como todos celebraron, pero yo realmente me quiero ir de aquí, saque mi teléfono y escuché Rock, Dante está socializando con las chicas de la fiesta. ocasionalmente trae alguna para hablar, pero no se me da bien porque son tan básicas, todas buscan un hijo con el familiar del presidente y con el único inalcanzable.
Me tocaron la espalda y era Dante, con una tonta rubia con la cual tendría que tener una conversación, mire a Janet mi guardaespaldas, las instrucciones son sencillas, si dejo mi chaqueta en la silla perfectamente doblada es por calor, pero si la dejo en cualquier posición debe sacarme de ahí, así mismo si me cruzo de brazos. Y parpadea dos veces seguidas para solicitar su apoyo.

—Anímate Erick, te presento a la niña más hermosa del evento, su nombre es Karen—
Me levanté y la mire
Ella trae un escote y un vestido muy corto que podría apostar con cinco porciento posibilidades de fallas que sus pantis son blancos, además viene preparada para tener algún encuentro intimo porque si no me equivoco viene combinada de ropa interior arriba y abajo, me mira como si verme fuera su mayor deseo de la noche, mientras es muy claro que no quiere que su escote pase por desapercibido, mi boleto de salida de este lugar está frente a mí. La idea es que debo socializar con una persona mínimo por evento.
—Cuénteme Karen, ¿que conoce de literatura, le gustan los libros románticos?—
—No, pero he visto las películas basadas en libros, el de la chica el hombre lobo y el vampiro, o los chicos que tienen la aventura y el la busca por la ciudad se me escapa los nombres—
—Veo que no es entregada a la lectura romántica ¿Lee algo en especial? —
—No, realmente escucho música—
—Sorpréndame, que artista o canción escucha, acaso Rock, Clásica, Carranga—
—No realmente, escucho…—
—No perdón hablemos de cine, talvez por ahí nos va mejor, ha visto películas que enseñen algo, bueno algo que no sea una chica que quiere ser vampiro y enamorarse como si necesitará de alguien que la salve—
—No, solo he visto esas— dijo cruzando su pierna y haciéndome tener razón su ropa interior, si es blanca.
—Entiendo Karen, es normal que esté incómoda, no se preocupe hablemos sobre comida ¿le gusta cocinar?—
—No es mi fuerte, en mi casa cocina la empleada—
—Bueno con eso se me han acabado los temas, para hablar con una bella chica como usted—
Dejo de sonreír está incómoda, se nota por la postura de su cuerpo, sonrió fingiendo estar bien.

Una bulla sonó de nuevo y lo ví venir hacia aquí, espero que no venga a derramar me más cosas encima. A esa velocidad llegará en un minuto.

Me quité a chaqueta y la tiré sobre la silla.
—Bueno Karen, me gustaría saber más de ti más adelante, me gusta tu broche es lindo.—
Seguí caminando hacia la salida pasando por el lado de Daniel, que me quedó viendo con los dos margaritas que traía, algo le dijo a Janet, bajamos con los escoltas y me subieron al carro. Dante viene sonriendo como si hubiera visto al amor de su vida arriba y trae labial rojo en el cuello.
—Señor lo siento, Taylor se distrajo, ya sabe usted cómo se coloca el joven Dante—
Subimos al coche y fuimos a casa Dante me abrazó y recostó su cabeza junto a mí, y sentí lo que siente la gente las ganas de huir de mi, Dante estiró su mano a mi entrepierna y con la mía frene su intento.