A veces una historia

El cuento sin final

¿Recuerdas que todos amaban los cuentos de hadas porque tenían un final feliz?

No importaba quien fuera el protagonista, ni quien era el villano, ni siquiera la trama, lo importante era su final. Pero ¿acaso en algún momento te has preguntado qué pasó después? Si la respuesta es sí, entonces debes conocer a Princesita.

Hoy como todos los días Princesita se vistió con una máscara de alegría, con un vestido de amabilidad y con una sonrisa falsa. Salió de su torre de cristal, saludó a todos los que amaba, disfrutó del paisaje e hizo sus actividades diarias, siempre con una sonrisa en sus rojos labios. Cualquiera que la hubiera visto, pensaría que era perfecta, pero la princesita guardaba un gran secreto.

Hace ya 3 años, que la oscuridad le visitaba por las noches. Cuando cansada regresaba a su torre de cristal, las sombras de su hogar se convertían en una prisión. El miedo y la angustia la envolvían con un frío que la paralizaba. Ella nunca supo cuando la luz que brillaba en su interior se apagó, simplemente se fue y no volvería.

Todos los días esperaba un caballero que la salve, que extienda su huesuda mano y la rescate de su encierro. Todas las noches se quedaba sola y sin esperanza, ¿la causa?, ninguna, solo que hace tiempo dejó de amar la vida.

No hay un salvador, no hay un héroe, nunca lo ha habido y jamás lo habrá. La princesita se queda sola en su torre de cristal, cuenta las estrellas tan abundantes como sus lágrimas. ¿Cuándo se fue el sol? ¿Volverá algún día? ¿Siempre será infeliz?

La voz en su cabeza nunca se callaba, le decía que escape, que busque ella misma la compañía que tanto ansía. La princesita no era tan fuerte, no tenía el vigor necesario, solo podía soñar.

Las historias en su cabeza son más dulces que la realidad, los personajes ficticios son mil veces más fuertes y valientes, de lo que ella jamás será. En esos mundos ella no importa, porque no es ella, no es la niña débil que finge quien es. En su mundo, la princesita es una guerrera, una bruja, una reina, es la más fuerte y poderosa, pero aun así tiene que sufrir, después de todo la vida no se regala, se gana.

De entre todos los personajes, el protagonista es el más importante, pero también al que más desgracias le acontecen. Sin embargo, siempre triunfa, siempre vence al mal. Pero ¿cómo podría la princesita simplemente acabar su historia? cuando nunca había comenzado en realidad. ¿Cómo podría dejar ir sus historias, donde ella era más fuerte y feliz? No, no podía simplemente terminar el cuento, siempre debía haber un conflicto, sino la princesita, tendría que enfrentar a la cruel verdad, y eso ... no era posible, no aún, quizá nunca.

Hoy, como todos los días, la princesita escondió lo que sentía, le colocó 3 candados, uno por cada miedo de su corazón. Hoy, como todas las noches, la princesita imaginó un mundo diferente, donde ella no era ella, sino alguien fuerte y valiente. Hoy, como todas las noches la oscuridad le visitó y hoy como todos los días, la princesita esperaba que el ángel de alas negras se la llevara.

Eso te recuerda que no hay final feliz, para nadie, ni para ti, ni para mí, porque el dolor y el miedo siempre están en el alma, el sufrimiento es propio del hombre y la historia sólo puede acabar con la muerte...




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