¿No sabéis quien soy? Mmh, esperaba más de ti.
¿Queréis saber mi historia?
Presta atención que solo la diré una vez.
Cierto día, mientras esperaba a una nueva chica con la cual seria mi nueva compañera de trabajo.
Estaba ansiosa de saber quien era, mas bien como era.
En lo que esperaba, paso una chica delgada y se me acercó como si me conociera de toda la vida y me hizo la pregunta más... Bueno me saco de pedo.
- Hola ¿Eres Brenda, la chica con la cual trabajaré?
- ¡Ehh! No.
- ¡Gracias!
¿Apoco si tengo cara de Brenda? Me pregunté, me saque mucho de onda, pero hice caso omiso. En eso mi celular empezó a sonar.
¡Ring! ¡Ring! ¡Ring!
- Bueno, ¿Quien habla?
- Bueno, hola ya llegue, ¿Donde estas?
- En la entrada, donde acordamos.
- Ehh... Acabe de pasar ahí y no te vi.
- ¿Eres la que me pregunto que si me llamaba Brenda?
- Eres la chava que...
- Si.
Nomas por que no la conozco, si no le hubiera puesto un puñetazo.
Colgué la llamada y aquella chica poco a poco se fue acercando.
- ¡Ya vámonos!
Ni un hola o disculpa por cambiarme el nombre, esta si tiene el ego hasta las nubes.
- Ah, ajá.
Caminamos hasta el local donde trabajaríamos.
Abrimos las cortinas y entramos.
- Oye, ¿te molesta que ponga música?
- No - Respondí algo frío.
Hicimos el poco trabajo que había, solo hablábamos para pedirnos cosas. Pasaron dos o tres horas y ella solo estaba en su celular al igual que yo.
Casi no habla, ¿le habrán comido la lengua o así es por naturaleza?
- Oye.
- ¡Qué! - Respondió de una forma molesta.
- No, nada.
Ash, ¿así será siempre?
Termino el horario laboral, hicimos limpieza y cada quien tomó una ruta diferente.
La verdad, pensé que sería más alegre pero no fue así. Bueno apenas nos vamos conociendo.
Conforme iban pasando los días, nos íbamos abriendo más, en el tema de que nuestra amistad empezó a nacer.
Los días grises pasaron a tornarse divertidos.
Literal pintamos de colores nuestra gris realidad.
A lo meses, nuestra confianza creció a tal grado de ser nosotras mismas sin importar el que dirán.
Un día saliendo del trabajo, fuimos a la parada del autobús, mientras esperábamos, le empezamos a hacer bullying a una paloma qué le hacía falta una pata, la gente nos miraba raro pero nosotras estábamos en nuestro mundo.
Llego la ruta y nos subimos, iba tan lleno, qué sin exagerar las puertas no cerraban.
Conforme iba avanzando, se iba vaciando, como el camino era largo, nos pusimos a jugar a ver quien se caía primero sin agarrarse de las barras.
La dos soportamos demasiado tiempo, creo que en nuestras vidas pasadas fuimos vendedoras ambulantes, por que por más que el autobús frenaba de forma brusca, no nos caímos, aplicábamos la de Michael Jackson.