El fin de mes ya estaba a la vuelta de la esquina y con eso el baile de bienvenida. El tema con "máscaras" no le fascinaba mucho a Estefanía, sonaba muy antiguo y sin gracia. ¿Era Halloween o que? Aún así debía hacer saber que ella iría con sus amigas así la mayoría le daba importancia, no porque fueran sus seguidoras pero sabía que las otras chicas al saber que ella iría cambiarían sus planes y comprarían el mejor vestido con tal de opacarla, y obviamente donde iban mujeres también hombres.
– ¿Fiesta Black & White?
– Sí Barbie, ¿Me acompañas a comprar el vestido?
– ¿A qué tienda?
– Es una nueva boutique abierta a las afueras de la ciudad.
– Te acompaño pero no compraré aún nada, no sé si iré.
– ¿Por qué no irías?
– No me siento bien, es todo.
– ¡Ay Barbie! Pero casi la mitad de la escuela sabe que irás, te has encargado de hacérselo saber hasta a Kary. Pero bueno ¿A qué hora paso a recogerte?
Su padre había vuelto a casa ese mismo día con una sonrisa en el rostro, ella se ocultaba de ambos, no le había mencionado nada a su madre ¿Cómo le diría? No quería ver a ambos así que lo mejor era salir esa noche
– Mis padres llegan a las 9 así que a las 8 estaría bien.
– Ok.– Melissa se despidió media hora después.
Aarón se encontraba acostado en el sofá de su cuarto, con una cuantos rayos de sol que ingresaban y con música de Bethoven sonando a todo volumen. Sintió la almohada en su rostro y la tranquilidad irse por completo.
– Vamos, tienes que acompañarme.
– Ve sólo, no necesitas niñera.
– Estará Estefanía– una tentadora proposición.
– ¿Y? No me importa y tampoco debería importarte lo que pase con esa Melissa. Obedece tus propios consejos, no te juntes con humanos.
– Bien, no vayas pero no te quiero ver qué nos espías. Ya hablé.– dijo Arthur separándose de la base de la puerta.
– Yo no espio.
– ¿Y qué hacías a las 3 de la madrugada observando dormir a Estefanía dentro de su cuarto?
– ¿Me seguiste?
– No tenía nada que hacer.– alzó los hombros– Aléjate de esa chica, igual envejecerá y tú te seguirás quedando así.– y sin más que decir se alejó.
Aunque eso le afectó tenía mucho razón, esa rubia de ojos verdes lo estaba cambiando y no sabía qué hacer. Se había alejado un tiempo de Estefanía después del casi beso, era lo mejor pero a veces cuando subía al árbol y veía que dormía calmada en su cama, él abría la ventana y entraba sólo a mirarla mucho más de cerca. Estaba debilitándose, hasta pensó en quitarse de la escuela para alejarse, pero aún así la iba a vigilar cada día.
Se puso un polo H&M gris y unos pantalones de algodón negros con unas zapatillas oscuras. Cuando salió a la sala Arthur ya se había ido, salió de casa y fue hacia la ciudad, la noche había caído y con eso una nueva presa para cenar.
Entró a un restaurante, vió en una esquina a una joven solitaria. Él la miraba desde la mesa en dónde se sentó, y al ver la chica quién lo observaba no dudó en acercarse contorneando sus caderas.
– ¿Qué hace un chico tan guapo como tú, en un lugar como este y solo?– preguntó poniendo las manos en la mesa con su escote a simple vista. Él observó la vista y luego a su rostro, sonrió juntando los labios, esa noche si tenía que divertirse.
– Eso debería decirte a ti ¿No crees?
Salieron ambos de aquel lugar bajo la luz de los postes. Aarón la llevaba hacia el bosque no tenía que dejar huella de lo que iba a ocurrir aquella noche.
Se paró frente a la chica y se metió dentro de su cabeza.
– No dirás nada de lo que pasará ahora.
– No diré nada de lo que pasará ahora.– repitió poniéndose sería y observando esos ojos.
– ¿Qué haces?– aquella voz que no escuchaba hace mucho tiempo lo desconcentró, haciendo perder el equilibrio que necesitaba para poder hacer el trance.– Ey, ¿Estás bien?– la chica del restaurante aún lo seguía viendo como si no hubiera escuchado a la integrante de la conversación.
– Ella está bien, vete.
– Eh, eh, eh, capullo. No te hablé a ti, sino a ella.– Aarón volteó hacia Lina y usó su poder.
– Vuelve a casa a salvo.– Lina dudó ¿Qué había pasado? ¿Cuando llegó aquella rubia? Pero haría lo que Aarón le había mandado, se alejó de allí y cogió un taxi.
– Que extraño.
– Es muy de noche para ti, ¿No crees?
– No, la noche es hermosa, que me dices de ti ¿No crees que es muy de noche para estar cerca al bosque?
– Mi casa queda por acá.– Estefanía rió atando cabos.
– Así que te acabo de arruinar tu... noche con aquella chica ¿Eh? Bueno te hice un favor.
– ¿Eso crees?