Abaddona

Capítulo 12: La despedida

Los días habían pasado inconmensurablemente, no había piedad en eso, pero lo único que tenía era su pequeña locura, su gran secreto y ahora se encontraba ahí, acostada en su cama como todas las noches, pensando en él con vehemencia, tratando de soñar para poder verlo, se quedó mirando las paredes de su habitación en el afán de encontrar el sueño, estaba nerviosa, podía sentir que la observaban, pero sabía que estaba sola, poco a poco empezó a quedarse dormida.

Despertó muy temprano, él nunca llegó y tampoco lo hizo la noche siguiente, ni las que siguieron a esas, había pasado casi cinco años desde que dejara de verlo en sus sueños, en los que ella seguía con el ritual de siempre, su decepción era tanta y tan dolorosa, por momentos reflexionaba y trataba de entender que había hecho mal para que tan gratos sueños terminaran, la nostalgia y la desilusión ahogaron su espíritu.

Unas gruesas lágrimas corrieron por sus mejillas esa noche, tenía que tomar una decisión, no podía continuar de esa manera, cogió su diario que estaba guardado en el buro al costado de su cama, lo miro con tristeza porque sentía, que esta era la despedida.

Y escribió en el, pensando que al escribirlo se volvería una ley y eso impediría que se desmoronara más.

«15 de mayo.

Hoy es mi cumpleaños, acabo de cumplir veintidós años y al parecer nadie en esta casa lo recordó, pero no es de extrañar, ellos tienen cosas más importantes en su vida, que una estúpida chiquilla que solo ansia morir para dejar de pensar.

¿Fiesta?, quien mierda quiere una fiesta, no me interesa y no me interesara nuca, odio las fiestas, odio la gente y también te odio a ti porque me abandonaste, te conocí por poco tiempo y te fue tan sencillo dejarme de lado.

Dijiste que estarías conmigo, y me aferre a ti, hoy me di cuenta lo tonta que he sido, que nada de lo que soñé fue verdadero, todo ha sido un invento de mi mente febril, que te añoraba y trato de recrearte para continuar su vida.

¿Por qué no me dejaste morir? Es una pregunta que jamás tendrá respuesta, porque tu te fuiste sin responderla.

Sabes, siento que hoy termina mi vida, al menos la vida de aquella muchacha que te espero por muchos años, de esa muchacha que un día fui, ya no queda nada, tal vez sea lo mejor porque todo esto me ha hecho más fuerte, gracias por recordarme que no le importo a nadie y así es como debe ser.

Mi premisa de ahora en adelante será “Primero yo, segundo yo y por último yo”.

Sé que hoy es el principio del final, no sé cuanto me tomara olvidarte, pero no puedo continuar con esta melancolía, este silencio reinante en mi habitación me acorrala y no me deja respirar como si un puño se cerrara alrededor de mi garganta impidiendo el paso del aire.

El silencio ahora reina en toda la casa, seguramente todos están en sus habitaciones y mis hermanas en su fiesta, si quisiera en este momento podría acabar con mi vida nadie se daría cuenta ¿y tú?, ¿vendrías a mi funeral?

Siento que un infierno se desata en mi alma, si pudiera congelar el tiempo y volverme cenizas podría volar con el viento y esta sensación de angustia y soledad por fin desaparecería.

Prometo como que hoy es quince de mayo, que esta será la última vez que lloraré, congelaré mis sentimientos y no me permitiré soñar nunca más, la debilidad ya no será parte de mi vida.

Cierro los ojos y trato de imaginar porque desapareciste, porque me dejaste sola, porque te importé tan poco que ya ni los sueños contigo me permitiste, ¿qué te hice yo? Para que aparecieras de la nada y me hicieras desear lo que jamás podría tener.

¿Por qué no me dejaste morir aquella tarde?, hoy ya no estaría aquí más perdida que nunca.

Cierro los ojos nuevamente, ya no quiero mirar atrás.

¿Cuántas veces he querido escapar de aquí? Tengo la certeza de que algo dentro de mí está muy mal, tal vez los médicos tengan razón, y todo lo invente, tú no existes, nunca lo hiciste, únicamente fuiste una ilusión de mi mente enferma, una mente que se está muriendo con cada minuto que pasa.

Pero ¿y si eres real? ¿Dónde estás? ¿Por qué me dejaste?

La verdad es que yo solo quiero morir.

¿Por qué solamente te aparecías en mis sueños? ¿Eh? ¿Por qué no vuelves? Eras el único amigo que tenía.

¿Por qué no vienes por mí? Dijiste que siempre estarías a mi lado y me abandonaste.

¿Por qué volviste a mí, si sabías que te ibas a marchar?

Mi vida se ha convertido en una pesadilla y debo aprender a vivir en ella.

No sabes cuanta falta me has hecho en todo este tiempo, tal vez sea una locura esto que siento, tal vez los médicos tuvieron razón al decir que algo me sucedió en la cabeza.

Pero muy dentro de mí yo creo, no, yo aseguro que tú existes; pero eso a mí de que me sirve si al final me has dejado sola.

Debo olvidarme de ti y dejar todo esto atrás. Espero algún día mirar al pasado y ver con tranquilidad que toda esta pesadilla ha terminado ya.»




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