Abaddona

Capítulo 46

—¿Ella puso al bebe ahí?

—Era la única en la habitación, así que asumimos que ella fue, después de eso empezamos a darle los medicamentos en las dosis correctas y ella empezó a tener mejorías. Lamentablemente, su mente olvido al bebé, y todo lo correspondiente al embarazo y al aborto que le provoco su huida de la realidad.

—Pero… ¿Tú crees que ella fue capaz de poner al bebé en le tacho de la basura?

—¿Yo?, no, nunca lo consideré, siempre pensé que había algo más, pero no podía probarlo, la única que sabe lo que sucedió ese día es ella, y con la pérdida de su memoria fue imposible aclarar este tema.

—Ya veo. —Valentino se quedó sumido en el silencio por un momento, mientras Avalos lo observaba con paciencia, esperando que le comentara eso que lo estaba torturando.

—En estos días, he observado que hay dos Luanas, separadas una de la otra, la que me recuerda aparece después de una crisis conversiva, y la otra aparece luego que duerma de manera natural. La Luana que me conoce, sabe de Alex, le explique que es nuestro hijo y lo acepto de manera natural, aunque hay momentos en los que se pierde y acusa a la que aún es mi esposa de haberle provocado el aborto.

—Esa información, que me estás brindando, es solo algo que sospechábamos, nunca pude hablar con ella y aclarar el tema, ya que su mente olvido esa información., solo recuerda, que termino contigo. Luego hay una gran laguna.

—Escuché que hablaste sobre la hipnosis, pero pensé que ustedes los médicos no hacían esas cosas.

—Bueno, este médico, si lo hace. Tengo un máster en hipnosis, muchas veces se usa, para hacer que los pacientes revelen aquello que ocultan en su mente. Creo que es la mejor alternativa, ¿pero a quién se la hacemos?

—No creo que Luana quiera participar, ella se siente bien siendo como es, habiendo olvidado todo; mientras que Luana CC a ella sí creo que logre convencerla, pero tendríamos que estar cerca para cuando tenga una crisis.

—La única manera de estar cerca seria, internándola —reflexionó en voz alta Avalos.

—Podrías decirle que tiene que hacerse unos chequeos debido a las crisis, me parece que su mamá, le ha mencionado que las está teniendo nuevamente.

—Buena idea, haremos eso entonces, necesitamos que su mente se fusione nuevamente, porque si sigue de esa manera terminará fragmentándose y convirtiéndose en un problema de múltiples personalidades.

—Okey, ¿entonces cuando hablaras con ella?

—Esta tarde iré a verla, llamaré a Julieta para que me acompañe y entre los dos trataremos de convencerla.

—Gracias por tu tiempo. Y por tu preocupación, siempre estaré en deuda contigo. —menciono Valentino al momento que se ponía de pie, para despedirse.

—No me agradezcas, es mi labor, por otro lado, ella me agrada mucho.

—No pienses en ella más que como una paciente, recuerda y tenlo muy claro, ella es mi mujer y no se la daré a nadie, por muy buen médico que sea.

—No la veo de esa manera, para mí ella es un caso especial, y la veo como paciente, no te preocupes.

Valentino salió del centro, un poco más tranquilo, al menos había una pequeña luz en el horizonte, y si Avalos no podía ayudarla, iría a cualquier parte del mundo para conseguirle la ayuda necesaria.

Partió rumbo a su empresa, lo más probable es que las niñas estuvieran aburridas y dando lata. Se puso los audífonos inalámbricos y llamo por teléfono mientras manejaba.

—Carmen, buenos días ¿Cómo amaneció Luana?

—Ella está bien, y se fue a trabajar.

—¿Cómo que a trabajar?, porque la dejaste salir.

—No pude hacer nada, ya sabes cómo es de terca. Pero Nicolás fue con ella.

—Bueno, al menos, el mocoso está sirviendo para algo —respondió Valentino resignado.

—¿Alex? ¿Puedes pasarme con él?

—Sí, está a mi costado, te lo paso.

—Hola papá, buenos días, ¿hablaste con el médico?

—Si, hijo, no te preocupes por eso, ayudaremos a mamá, muy pronto. ¿La viste antes de que se fuera?

—Si papá, pero no me reconoció, como su hijo. Aunque me miro de una manera extraña. Tomo su desayuno y se fue a trabajar. ¿Va a estar bien?, ¿no hay problema con que salga?

—No creo hijo, pero sé a dónde va, ¿quieres venir a mi trabajo? Tus hermanas estarán esperándome en la oficina.

—¿No voy a interrumpirte?

—Para nada, enviaré a alguien a recogerte, yo ya estoy por llegar a la empresa. Pásame con tu abuela para comunicarle que saldrás.

—Abuela, mi papá quiere hablar contigo.

—Dime, Valentino.

—Ira mi chofer a recoger a Alex y lo traerá a la empresa, por favor alístalo y que venga abrigado está haciendo demasiado frío.

—¿Tu chofer? ¿De cuándo acá tú tienes chofer?

—Desde hace mucho tiempo suegra, pero necesito que esto quede entre nosotros, nadie más debe saberlo, y mucho menos mi tía.




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