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Lissa es la última en bajar del coche negro. Sus tacones repiqueteando contra el suelo de piedra. Antes de que lograra decir nada, otras pisadas irrumpieron en la enorme cueva. Era Jay. Parecía que había corrido alrededor de toda la casa para dar con ellos a tiempo.
—¿Qué ocurre? —Gritó Jeff para ser escuchado.
—Tienen que ver esto —informó Jay y subió escaleras arriba de la misma velocidad apresurada.
Jeff corrió hasta dar contra el ascensor, sin embargo, Lissa se había desfigurado en un rayo iluminando el lugar de una luz azul hasta dar en los peldaños. No podía esperar por su amigo, estaba alarmada. Su aspecto siempre era tan apaciguado. Debía de ser algo grave.
Cruzó la casa aun siendo un rayo atravesando las paredes frisadas, los cuadros que pendían en las paredes, las tazas, todo lo que interfiriera en su camino. Al llegar a la sala, donde se encontraba Jay, volvió a ser una humana con su característico cabello celeste sujeto con una cola y dejando libre sólo dos pequeños mechones de cabello cubriendo alrededor de su rostro.
—¿Qué ocurre? —preguntó Lissa observando como Jay se acercaba a ella a grandes zancadas.
—Eso —Jay señaló la enorme televisión encima de la chimenea.
Eran las noticias. No debían ser más de la medianoche y era muy grave si interrumpen la señal a esas horas tan altas. Lissa cayó en el sofá y se cruzó de piernas.
—Tan pronto como escuché la explosión —dijo Jay acercándose un paso a la televisión—, lo encendí y eran las noticias.
Ambos enfocaron su atención en la chica de las noticias de cabello rubio.
—…Las imágenes son alarmantes —notificó la chica y el escenario cambió mostrando el video del edificio destruido desde el punto de vista de un helicóptero—. Se ha informado un ataque terrorista por parte de los Aberrantes —se podía identificar el humo emergiendo de lo que solía ser una preciosidad de empresa. Los vidrios quebrados y la montaña de desechos—, miles de personas resultaron heridas y algunos sobrevivientes notificaron que fueron salvados gracias a un hombre. El sujeto conocido por Lebanon y además de un acompañante de sexo femenino, se dice que su cabello es azul y de piel blanca. No sobrepasa los 25 años.
»El hombre que logró hacer esta catástrofe es identificado como Roy Leann. Sus especialidades eran los ácidos. Es el único sospechoso capaz de realizar terribles daños. Los testigos afirman que todo sucedió muy de prisa. El cielo se había iluminado por un amarillo cegador y luego un enorme sonido que impactó en los oídos de las personas de la ciudad. El día de mañana se hará un tributo de honor a las personas que perdieron la vida esta noche…
Jay giró para ver la expresión de Lissa. Sin embargo, ella poseía una mirada perdida, pero lo que más lo había hecho estremecer es como sus ojos se volvían tan azules e iluminados como una linterna índigo. Su mandíbula estaba caída, estaba ocupada. Jay se acercó un paso a ella y Lissa parpadeó repetidas veces haciendo que su mirada volviera a la normalidad.
Enfocó su mirada en Jay llena de sorpresa.
—Fue Darrin —dijo con un hilo de voz y luego repitió pera esta vez de manera más audible—, fue Darrin. Dijo que destruiría cualquier cosa que fuera un símbolo de destrucción de leyes. Es decir, el edificio QueenCorp.
—¿A qué te refieres con eso? —preguntó Jeff a sus espaldas.
Detrás del sofá, Jeff se encontraba con una mirada duro como piedra. Lissa no lo había escuchado entrar.
—QueenCorp había estado robando a sus clientes y, por lo que veo en las redes sociales, los empleados no habían recibido una buena paga que digamos —Lissa se cruzó de brazos—. No entiendo muy bien como una compañía que se encarga de las bolsas de valores logró robarles a tantas personas y ganar tanto.
—¿Cómo sabes todo eso? —preguntó Jay frunciendo el ceño.
—Facebook —Lissa colocó los ojos en blanco sintiéndose superior—. Los empleados son muy resentidos.
—No los culpaba —habló Jeff acercándose a la televisión. Continuaban reportando lo sucedido de hoy. Mostraban las fotos del lugar estrellado junto con la fotografía del hombre que había volado el lugar—. Deberían ir a descansar —habló Jeff por encima de su hombro.
—No lo sé, Jeff —Lissa se cruzó de brazos—, creo que el que debería de descansar eres tú. No quiero sonar stalker ni nada, pero cuando te espiaba calculaba que solamente habías dormido 30 minutos, aunque una vez lograste dormir 2 horas. Estaba aliviada y es una cantidad preocupante de descanso.
—El café lo resuelve todo —dijo Jeff con prestarle importancia—. Descansen. Yo iré a dar una visita.
—Mereces compañía en ese entonces.
—No. Debo ir solo.
Sin decir otra palabra, Jeff rodeó el sofá y logró alejarse del grupo bajando los peldaños de la mansión. Ambos lo vieron marcharse dejando nada más que la incógnita ¿Dónde se iba a meter? ¿Qué problemas iba a causar? ¿Por qué era tan terco?