Aberrantes

Capítulo 21 - No necesito descansar

—¿Y no duermes? —preguntó Cooper.

Lissa subió la mirada para verlo. Se había perdido en su asimismo y escuchando los latidos de su propio corazón. Seguía preguntándose porque se había acelerado tan deprisa.

—¿Qué dijiste?

—Que si no duermes —repitió Cooper—, es decir, no has dormido en días y aun así te veo con los ánimos a todo dar.

—Es que no necesito dormir. Yo tengo suficiente electricidad para vivir por semanas, incluso la mitad de un año.

—¿Cómo no explotas con tanta electricidad acumulada? —preguntó Cooper.

—Porque reparto grandes porciones de energía alrededor de todo mi cuerpo —Lissa colocó sus manos sosteniendo sus pechos—, sí, incluyendo estas niñas malas.

—Entiendo —respondió Cooper y Lissa bajó ambas manos—. Entonces ¿Eres capaz de dar energía a todo un continente?

—Wow, wow, wow —exclamó Lissa colocando ambas manos en el aire—, para tu caballo, caballito de mar. Esa es mucha energía. Ni yo puedo acumular tanta. Pero si lo suficiente para alimentar la planta de un país entero como Uruguay.

—Es difícil que explotes —Cooper se cruzó de brazos decepcionado—, entonces no puedes morir realmente. Eso apesta.

—Cállate, idiota —Lissa le dio una pequeña patada a Lissa por encima de su cobertor.

Ambos rieron entre dientes.

—Pero pensándolo bien quiero dormir —murmuró Lissa haciendo pucheros—, extraño la sensación de dormir. Los sueños son lo mejor ¡Y las pesadillas! ¡Hazte a un lado!

—¿Espera, que?

Lissa comenzó a gatear encima de la cama colocándose al lado de Cooper quien se giraba un poco para darle espacio sin entender qué había ocurrido.

—Que voy a dormir, caballito de mar.

—¿¡Aquí!? —preguntó Cooper haciéndole más espacio.

—Pues sí —Lissa se encogió de hombros mientras reclinaba su cabeza encima de la almohada negra—, es la única cama que veo aquí.

—Pero no la única cama que hay en toda esta mansión —respondió Cooper con aversión frunciendo el ceño—. Dios mío.

—Pero mi habitación está lejos —continuaba Lissa renuente. Ya se había comenzado a abrigar con el cobertor negro de gamuza.

Cooper reconocía que una vez que Lissa quería algo lo obtenía. Quería ser el primero en darle un alto a esa niña malcriada, sin embargo, era ese rostro lleno de ternura lo que la hacía ganar siempre sus juegos. Sabía que no era el primero ni el último en caer por esos ojos negros.

—De acuerdo —Cooper colocó los ojos en blanco y giró para no ver el rostro de Lissa.

—Pero no me abraces por favor —rectificó ella alzando su mano para ser escuchada—, eso sí sería raro.

—Anotado —dijo Cooper con tono despectivo.

—No puedes negar que no extrañabas a Lissa, Jeff —habló Jay.

Los hermanos se encontraban debajo de la casa, es decir, en el puesto de reuniones. La gran habitación está llena de monitores y más de tres plantas para autos, aviones, helicópteros, armas, medicinas, entre otros. Las luces que pendían por el borde del lugar iluminaban de manera escasa el lugar, pero los monitores encendidos completaron el trabajo logrando diferenciar los diferentes artilugios.

—Esa idea no es compatible conmigo —dijo Cooper aún sentado en la silla frente a la computadora.

Sus manos se entrelazan entre sí mientras cubría sus ojos llenos de cansancio. No quería admitir que tenía días sin dormir y eso lo agobiaba. No podía dormir sin pensar que Darrin estaría dando vueltas por las calles pensando en asesinar Aberrantes inocentes, antes de saber que era Lissa, también estaba agobiado por la presencia de una segunda persona que asesinaba a los malos.

—Ese caparazón de chico malo se va a ir destruyendo poco a poco —dijo Jay reclinando su espalda en la pared. El único espacio que existía que no era ocupado por una pantalla o artefactos—, si Lissa lo hizo una vez puede hacerlo de nuevo.

—Espero que hables de manera amistosa porque ahora es dos décadas menor que yo —habló Jeff por encima de su hombro.

Jay rió entre dientes.

Antes de que Jeff lograra entrara a su coche, Jay lo había detenido después de escuchar la puerta de la habitación de Cooper cerrarse gracias a Lissa. Le había preguntado a su hermano mayor a donde iba y su respuesta lo dejó desconcertado. No lo sé. Él siempre sabía a dónde iría, incluso si era mentira iba a ir a un lugar, pero Jay pudo verlo a través de sus ojos. En serio no lo sabía. Sólo quería desaparecer por unos momentos. Sabía que se culpaba por lo que ocurría con Darrin.

—Quizás te verías más joven si tomaras una siesta —Jay bajó la mirada esperando la reacción encolerizada de su hermano.

—No necesito descansar —dijo Jeff con aversión—, estoy cansado de que todos me digan lo mismo.

—Pero Jeff, es verdad. No has dormido en días.

—Lo he intentado, Jay —Jeff se levantó de su asiento para encarar a su hermano—, he puesto mi cabeza en la almohada y es cuando todas las voces dentro de mi cabeza comienzan a gritar. A culparme por todo esto. No dejo de pensar en Darrin, o en cómo aleje a todos para bien. Jenni me sigue odiando por haberlo sacado, y te aseguro que Cooper está aquí sólo porque le doy pena.



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En el texto hay: poderes, peleas, aberrantes

Editado: 24.09.2018

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