Abismo y caída ("On" mv Bts)

Capítulo 8. Parte 1

Borus golpeaba furioso la puerta de mi habitación. Gritaba desesperado por que abriera. Me deslicé con cautela para escuchar con claridad sus imprecaciones.

—¡Abre la maldita puerta! ¡Tenemos que hablar! ¡Abre!

Su frente lucía una cicatriz profunda y curvilínea producto del ataque de Jin.

Habían transcurrido dos días desde el incidente en el que los radicales habían impedido la ejecución de su líder. Aún no lograba entender como una flecha común pudo haber desviado con tanta precisión la que había lanzado con el pulso del duque. No hallaba ninguna explicación porque nuestra flecha había sido de un material conocido por su inquebrantabilidad.

Borus me arrastró de la muñeca a la sala principal donde se hallaban reunidos todos los magistrados y consejeros principales junto a mi padre. Con desdeño me encaminó hacia la mitad de la pieza. Me miraba con repugnancia como si fuera una miserable que ya no es digna de respeto.

—Retiro mi propuesta de matrimonio con ella —dijo Borus sin titubeos.

El Rey incrédulo y arqueando sus cejas me lanzó una mirada penetrante.

—¿Por qué el duque Borus desearía hacerlo? ¿Acaso la princesa le ha causado algún disgusto enorme? —respondió mi padre en un tono adulador.

—No deseo vivir al lado de esta loca.

—¿Pero por qué el señorito Borus dice semejantes cosas? Creo que todos estamos confundidos por los sucesos que ocurrieron estos días y es necesario aclararlos.

—Yo no necesito que me aclaren nada, lo entendí todo: la princesa está enamorada de ese criminal.

Mi padre hizo un gesto de asombro como si nunca lo hubiera sabido y para hacerlo más creíble llevó una de sus manos a la altura de la boca.

—Duque Borus debe entender, por favor, que el estado de salud de la princesa aún no es óptimo, tenemos que ser pacientes con ella —dijo el Rey como disculpándose mientras escuchaba con indiferencia lo que Boris había guardado en su corazón enconado.

El duque soltó un bufido al aire y con risa burlona arremetió:

—Su majestad, no puedo seguir fingiendo que nada ocurre cuando esta demente sigue empecinada en estar con ese maldito. Creo que no lo tienen claro aún —extendió sus brazos y giró sobre sus talones como si quisiera demostrar lo que estaba a punto de afirmar—: la princesa está enamorada del enemigo más grande de Valtoria. Por eso, nunca aceptó mis halagos y solo recibí desprecio. Para ella solo soy un gusano al lado de ese canalla. Y tengo que decirles que estos delirios de la princesa me hacen pensar que ella está loca. Necesita ser encerrada y jamás salir porque es un peligro para el reino. Nadie debe recordar sus arrebatos indecentes. ¿Cree su majestad que es justo para mí elegir una flor para ponerla en el lado más bello del jardín cuando ella prefiere el lodo y la basura?

Los más ancianos comenzaron a murmurar ante sus declaraciones.

—Yo no estoy loca Borus —dije altiva—. Jamás lo estuve.

—Entonces explícanos tus visitas a la cantera por las noches cuando ese cretino dormía ahí. También te encontrabas con él en el riachuelo por las tardes... Todo este tiempo mantuviste un amorío con él mientras yo te adoraba. Ni siquiera quisiste aceptar mi propuesta de matrimonio.

—Fui clara desde un principio y también se lo hice saber a mi padre: nunca quise casarme contigo —respondí sus acusaciones dirigiendo la cabeza levemente hacia el Rey.

Esperé en vano una respuesta de su parte porque los magistrados comenzaron a decirle:

—¿Cómo es posible que permita que su hija lo desautorice? Ese matrimonio debió darse hace mucho tiempo y su majestad lo sigue aplazando. La princesa ha estado actuando equivocadamente y nos debe una disculpa.

—La princesa debería aclarar ahora mismo los rumores que se difunden dentro y fuera del palacio sobre su amorío con ese criminal. ¡Esto es inconcebible! —decía otro.

Mi padre se enfureció contra mí por la gran presión que sus consejeros ejercían sobre él apuntando que si no me reprendía el pueblo lo dejaría de considerar como el soberano implacable que era.

—Te daré una oportunidad para que expliques este mal entendido —sentenció Vorgath.

—No tengo que aclarar nada.

—¿Seguirás siendo una insolente? —gritó el Rey.

—¿Qué es lo que quieres escuchar? —respondí.

El Rey se tomó unos momentos de silencio mientras se llevaba las manos a la cabeza.

—Ella debió haberlo matado pero fingió que falló. ¡Por favor, ella jamás ha fallado en ningún tiro! Era obvio, ella no quería hacerlo —prosiguió Borus.

Mi padre levantó su mano para indicarle que aguardara un rato mientras él tomaba una decisión. Namarie, mi hermana menor, y a pocos metros del Rey, me lanzaba de sus labios gestos de desprecio y esperaba ansiosa una resolución.

Finalmente el Rey dijo:

—Borus no te lamentes más, te daré la mano de mi hija menor para que la administración del Reino quede en buenas manos.

Los que lo oyeron alabaron su resolución "tan ingeniosa".

—En cuanto a tí... —continuó—seré honesto, desde hace mucho que dejé de confiar en tí y en tus habilidades como sucesora al trono. Escuché varias veces tu desatinos con ese lunático pero los ignoré esperando una respuesta contundente de tu parte, una reforma tuya, pero veo que nunca lo harás. No te arrepientes de nada ni lo admites. No solo has engañado al duque Borus, nos has engañado a todos. Y lo que has hecho es traición al haberte vinculado con ese hombre. Mis últimas palabras son estas: ya no eres mi hija.

Como un autómata me dirigí a la puerta como si aceptara mi destino final. Antes de atravesar el umbral me arranqué el collar y los pendientes que llevaba y los arrojé a los pies del duque.

—Es evidente que ya no tengo ninguna conexión con ustedes al igual que ustedes jamás tuvieron una relación genuina conmigo. Su hipocresía los hace creer su compromiso con el pueblo pero bien saben que son solo unos usurpadores.



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En el texto hay: amor, bts, jungkook

Editado: 02.07.2025

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