About Angela

2: Quiero verte

“Quiero verte, quiero tenerte, y los dos sabemos que va a suceder”

La historia no tendría sentido si no hubiéramos salido más de una vez los tres, Susie, Angela y yo. Sólo que éstas veces yo interactuaba más con ella, ya no me sentía patético de hablar. Y hubo un día en especial que tengo bastante presente.

Después de comer en un pequeño local, anduvimos caminando por el centro de la ciudad buscando no sé qué cosa, sin rumbo, sólo para matar el tiempo porque no teníamos absolutamente nada que hacer. Pero era divertido.

Antes de continuar, quiero ponerlos en un contexto más específico de una conversación que sucedió entre Susie y yo después de una de nuestras numerosas salidas (la tercera):

-No quiero que suceda – me dijo ella.

-¿Que suceda qué? – le pregunté, fingiendo demencia.

-No quiero que se gusten.

Es muy tarde para mí, querida Susie.

-No pasará, no tienes que preocuparte por eso – y eso era una total mentira.

-En serio no quiero que nadie resulte herido – insistía.

-Yo ni siquiera sé si le gusto a ella – argumentaba.

-¿Y a ti?

Te odio por meterme en estas situaciones, porque detesto mentir, y si mentía luego se podrían malinterpretar las cosas, y posiblemente perdería una oportunidad. Pero no tenía otra opción.

-Tampoco – grandísima mentira.

-Está bien, es mejor así.

-Sí, como tú digas.

De acuerdo, después de este pequeño paréntesis, puedo continuar con lo que pasó aquel día.

Entonces mientras caminábamos, la verdad no puedo traer a la mente cómo es que salió el maldito tema de las relaciones, de lo que podía o no pasar entre Angela y yo.

A lo que, en algún punto de la conversación, ella dijo:

-Entonces si tuviéramos algo estaría mal.

-Sí – dijo Susie.

Yo estaba bastante desilusionado y mejor me quedé callado, como siempre.

Pero se nos ocurrió una mejor idea. Nos colocamos frente a ella mientras andábamos en el paso, y nos tomamos de la mano, para fastidiarla. Y funcionaba.

Aun así, tomarla de la mano era como sujetar la mano de Zeus. Me refiero a que se sentía majestuoso, maravilloso. Era la mejor sensación que había sentido desde hacía mucho tiempo. Para haber sido la primera vez, no quería dejar de hacerlo jamás.

Pero en ese preciso instante, no sabía que sentimientos había por parte de ella hacia mí. No profundicé en las emociones, mejor lo dejé como una broma y ya, para evitar corazones rotos. Valió la pena de todas formas, cada día que esperaba por verla, justo como el primero, era algo lindo que me gustaba conservar.

Y sabía que sucedería, que la vería, porque estábamos ligados por una persona, compartíamos ese algo en común, y a mí no me pasaría por la mente en ningún momento que ella sería quien nos uniría a la fuerza, literalmente hablando, no exagero. Lo cual me hace pensar que Susie tiene problemas para tomar decisiones, por la conversación que tuvimos y que luego hiciera lo que hizo.

Claro que no sabes a qué me refiero, pero para allá voy.

De regreso a mi casa (íbamos a mi casa porque en ese entonces, Susie vivía a una calle de la mía), se formó un silencio del que no tengo idea cómo surgió.

Susie estaba entre Angela y yo. De repente nos detuvimos, por algo, y Susie dijo lo siguiente, tal cual, lo recuerdo perfectamente:

-¡A ver, ya! A ti – apuntó hacia mí. - ¿te gusta ella? – apuntó hacia Angela.

Mi cara era una salsa de tomate revuelta con todas las cosas rojas del mundo.

¿QUÉ CARAJOS ESTÁS HACIENDO? Pensé en silencio.

Ahí fue cuando me di cuenta que nuestra pequeña discusión se fue a la mierda, ya no tenía sentido nada. No comprendí lo que sucedía y mi mente se quedó en blanco. Era la primera vez que yo me quedé perplejo que hasta las palabras se me desvanecían. Hasta tartamudee.

Me agarró en curva, casi.

No dije nada.

-Sí, sí te gusta – se respondió a sí misma. – ahora, ¿a ti te gusta él? – se dirigió a ella.

Puta madre, que me atropelle un auto, ¿qué más da?

Angela no respondió, lo que me hizo entrar en un estado de ansiedad y de frustración. Tanto por el hecho de lo que Susie estaba haciendo y porque ella no dijo nada.

Cuando por fin pude pensar en algo, dije:

-Yo creo que deberíamos hablarlo ya que estemos en mi casa.

Si no es que te mato primero, Susie, gracias por humillarme en público.

Te mereces un fatality si esto fuera Mortal Kombat.

La canción de Quiero verte la conocí justo meses después de todo, cuando terminé de contar todo lo que te estoy contando. Y al escucharla, no podía dejar de pensar en este momento.



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En el texto hay: jovenes, canciones, pareja

Editado: 22.05.2019

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