Abrahel

III

-Traje estas bellas flores para darle un buen toque a la ocasión. Hablaba el pastor Maximiliano

-¡Agradecemos tanto lo que hace por nosotros señor Maximiliano! Comenta Hambre

-Es cierto señor Maximiliano, sus complacencias con nosotros son inhóspitas, nadie no había recibido de tal forma, hemos pasado tantas vicisitudes que a usted lo vemos como a un salvador. Salen lágrimas de Abrahel

 

El pastor de compadece de tan preciosa y dulce joven, que inmediatamente cae rendido a los pies de la demonio Abrahel

 

-¡No llores pequeña Constanza, desde este momento me vuelvo tutor de los dos! ¿Qué dicen al respecto?

 

Los dos pillos se miran impertérritos.

 

-Déjenos pensarlo señor Maximiliano, no queremos abusar de su misericordia.

-¡Mientras tanto parte Draco a trabajar! Mis ovejas te esperan, marcha ya.

 

Maximiliano deseaba quedarse solo con Abrahel. Hambre entendió de inmediato el mensaje y se largó pícaro.

 

-Permítame alzar la mesa mi señor. Se ofrece Abrahel

¡Oh, no! Constanza, tomándole de la mano, haciendo dejar los platos de nuevo en la mesa.

 

Abrahel dejose llevar por la situación finalmente era su fin y la voluptuosidad, lujuria y sensualidad de esta bella mujer salieron a flote. De inmediato tomó la otra mano de Maximiliano, asiéndole posteriomente por el brazo, Maximiliano no pudo soportar más el ofrecimiento y la apróximo hacia él con lo que Abrahel lo besó en el cuello y se entregó a él. Dejándose desabotonar el vestido cayendo sobre sus pies, mostrando su voluptuoso cuerpo de ninfa. El pastor se encendió de tal forma que la tomo aún con más fuerza y la asió complatamente hacia él, besándola por todo el cuerpo.

 

-Cumple tus más oscuras fantasías Maximilano Remy, soy completamente tuya. Se explicita Abrahel, la reina de los súcubos

 

Maximiliano que no era tonto, no tardó en comprender y principió a forzarla, de tal manera que más que una relación sexual pasó a ser una violación. Abrahel se regocijaba de placer como una ninfómana ideal, sadomasoquista y salvaje cayendo en la obscenidad. Su forma armoniosa cambió súbitamente a uba descarnada y violenta, como una prostituta de arrabal, que gemía como una sátira, a cada descarga que prolongaba el beato Maximiliano. Corrompiendo toda santidad con ayuda del demonio.

 

-¡Eres deliciosa Constanza! Alaba el pastor

-No soy Constanza mi nombre es Abrahel y desde este momento me considero tu mujer, tu ramera, tu casquivana. Es horrible que siendo tan verriondo Maximilano ocultes tus más profundas fantasías, ¡y es que el deseo nos da poder! Yo te llevaré por el camino de la izquierda, ese que grita tu alma.

-¿Cuál es ese camino Abrahel? Consternado Maximiliano

-El que tú decidas, la Iglesia te ha adoctrinado en alabanzas a vírgenes corruptas y frigidos santos. Yo te ofrezo el camino de la libertad, la auténtica. ¿Me acompañarías en este viaje?

Queda meditabundo el ex beato.

 

-En efecto Abrahel, te seguiré hasta el fin del mundo. Mi vida antes de ti eran neblinas, ahora veo la luz en ti, mi ninfa.

 

La belleza aunada a la inteligencia hacían de Abrahel, una Afrodita con el cerebro de Zeus, para enredar a los hombres y a posteriori destruirlos, como la araña viuda negra.




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