—Bájate de esa camilla—Espetó Bruce al entrar a la Baticueva, con el ceño más fruncido de lo habitual.
—¡Ja! Sigue soñando, viejo—Se burló el pelinegro, que seguía recostado cómodamente en la camilla, aferrado a Jason como si fuera una almohada. El enmascarado, vendado de torso entero, apenas se movía, resignado.
—Dejen de discutir—Gruñó Jason en voz baja-Por eso no quería venir aquí.
—El apartamento explotó, hizo kaboom, ¿recuerdas?—Replicó Max con sarcasmo—Ya no tenemos dónde vivir, Jaybird.
—Ya lo sé, ya lo sé...—Resopló Jason, fastidiado—Pero que estén peleando cada dos malditos segundos no ayuda.
Bruce apretó la mandíbula.
—Arriba tienes tu habitación. No hace falta que estés acosando a Jason aquí abajo.
Max giró el rostro hacia él, sin soltar a Jason, con una sonrisa de burla.
—¿De verdad crees que voy a dormir allí? Ingenuo. Eres tan divertido, murciélago.—Se acomodó todavía más contra el pecho de Jason, que optó por ignorarlo—.Y no lo estoy acosando.
Unos pasos resonaron en el eco de la cueva.
—Veo que tenemos visitas...—Dijo Tim, sorprendido al ver la escena, aunque también con una ligera tensión en el gesto.
Max levantó la mano a modo de saludo exagerado.
—¡Oh, Tim! Alguien intentó secuestrar a Jason, y nuestro apartamento explotó. Si llegas a saber quién fue, me avisas... quiero hablar personalmente con él.—Sonrió de oreja a oreja.
Tim parpadeó, incómodo.
—Claro... hablar.—Lanzó una mirada rápida a Bruce, que seguía sin apartar los ojos de los monitores-.¿Todo bien, Bruce?
—Muéstrale a Max su habitación nueva—Ordenó Bruce con un tono que no admitía réplica.
—Claro, vam...
—Olvídalo—Lo interrumpió Max con un bufido molesto—.Sea la mansión de quien sea, yo me quedaré aquí, y punto.
Bruce lo fulminó con la mirada, conteniendo la rabia, y volvió a concentrarse en sus escáneres. Tim se quedó de pie, un tanto desconcertado por la tensión que flotaba en el aire.
—Veo que siguen siendo tan... amigables como siempre—Murmuró Tim, incómodo, alternando la mirada entre Bruce y Max.
Jason cerró los ojos, agotado. Max sonrió con desdén y respondió:
—Es complicado llevarse bien con el murciélago.
Bruce no tardó en levantarse de la consola con un gesto rígido.
—Voy a revisar unas cosas en la Mansión— Anunció, y sin esperar respuesta desapareció por las escaleras.
El silencio que dejó atrás pesaba. Jason cerró los ojos, fingiendo dormir para no seguir en medio del fuego cruzado. Max se encogió en la camilla, aún abrazado a él, como si no existiera nadie más en ese lugar.
—Bueno...Eso estuvo incómodo-Intentó bromear Tim, aunque sonó más como un suspiro cansado.
Los pasos de alguien más resonaron en el eco de la cueva. Era Dick Grayson, quitándose los guantes y bajando con su habitual sonrisa encantadora.
—¿Qué me perdí?—Preguntó con un tono ligero, aunque su mirada rápida a Jason y Max le reveló que había tensión de sobra.
Max bufó, soltándose de Jason a regañadientes y bajando de la camilla.
—Oh, nada... lo de siempre. El murciélago gruñendo, yo siendo su dolor de cabeza favorito. Lo típico.
Dick arqueó una ceja, divertido.
—Sí, eso suena bastante normal. Ven conmigo un segundo, Max. Hablemos arriba, ¿quieres?
El pelinegro dudó, lanzó una última mirada a Jason —Aún inmóvil entre vendas— y terminó siguiéndolo, con las manos en los bolsillos y esa sonrisa burlona que nunca abandonaba del todo.
—Ni siquiera es capaz de mirarme a los ojos...—Murmuró con desprecio.
Una voz tranquila lo sacó de su pensamiento:
—No pierdas energía en eso, Max.—Dick se acercó a su lado con una media sonrisa tranquila, como si supiera exactamente qué decir para desarmar la tensión.
Max giró hacia él, más relajado que con Bruce pero igual de desconfiado.
—¿Y tú qué? ¿Vienes a darme un sermón también?
Dick esbozó una leve sonrisa conciliadora.
—No, vine a asegurarme de que estás bien. La última vez que te vi estabas atrapado entre llamas y escombros.
Max se cruzó de brazos.
—He estado mejor... pero créeme, nada de lo que me pase será peor que lo que ya viví con Deathstroke.
Dick lo miró en silencio, reconociendo el peso detrás de esas palabras.
—Jason hizo bien en sacarte de ahí.-Hizo una pausa—.Y lo sabes.
Max bajó la vista un segundo. La máscara de arrogancia se resquebrajó, y habló más bajo:
—Sí... lo sé. Pero no pienso deberle nada a Bruce.
—Nadie está pidiéndote eso—Respondió Dick con calma—.Yo solo digo que, si vas a estar aquí, trata de no quemar cada puente. Jason necesita aliados, no más guerras dentro de la familia.
Max soltó una risa seca.
—Jason me tiene a mí. Con eso basta.
—Lo sé... y sé que harías cualquier cosa por él. Solo recuerda que "cualquier cosa" también puede destruirlo.
Las palabras quedaron flotando. Max apartó la mirada, incómodo. Sabía que Dick lo había calado más de lo que quería admitir.
El silencio se prolongó unos segundos, roto finalmente por la voz de Alfred llamándolos para que descansaran.
Max se marchó primero, con pasos duros, mientras Dick lo observaba perderse por el pasillo, murmurando apenas para sí mismo:
—Cuídalo, Max... aunque a veces cuidarlo signifique dejarlo respirar.