Una semana no era mucho tiempo, ya habían pasado varios días en un abrir y cerrar de ojos. Esperaba con ansias que pasara más rápido, así estaría lejos, de todo, o por lo menos de una parte de lo que me atormenta, porque, aunque no quiera, muchos de mis pensamientos se van conmigo.
Por mi mente pasaban muchas cosas, a veces los medicamentos me hacían dormir o mantenerme más activa hasta que frente a mi estaba ella. Mantenía la vista fija al frente, desconocía a la persona que estaba frente a mí, hace tiempo que no la veía, me negaba a hacerlo, me negaba a creer que esa persona podía terminar con todo y también tenía la posibilidad de dejar que todo siguiera su curso.
El espejo frente a mí me mostraba una yo muy diferente, a veces me gustaba lo que veía, pero ahora no podía, veía el reflejo de las heridas que me había hecho, unas más visibles que otras que a pesar del tiempo seguían doliendo. El recuerdo de lo que me había orillado a tal acción un seguía presente, seguía ese recuerdo latente de cada pensamiento que ocasionó cada marca en mi piel.
—Señorita T/N —Re Mi toco la puerta esperando respuesta.
—Adelante —me puse un suéter y me alejé del espejo —¿Qué sucede? —pregunte cuando Re Mi entro a la habitación.
—La busca el joven Yoon Gi, está en el jardín.
—Bien, en seguida bajo —Re Mi salió de la habitación dejándome a solas tratando de calmar mis pensamientos.
La mayor parte del día me la pasaba en la habitación, Jungkook me había dicho que saliera de la casa, el jardín era muy grande, pero mis ánimos estaban por los suelos. Un caso perdido.
Mis pasos se podían escuchar conforme avanzaba, al salir de la casa el aire fresco choco contra mí, a pesar de que era casi medio día tenía algo de frio en pleno verano —Hola, Yoon Gi, ¿Qué te trae por aquí?
—Hola T/N —Yoon Gi se acercó a mí —he venido de visita, según las palabras de tu madre, no visto a mi prometida como se debe —sonrió de una manera tierna —y aquí me tienes —iniciamos una pequeña conversación, solo venía a una corta visita ya que tenía bastantes cosas que hacer, era alguien muy ocupado —por cierto, cambiando de tema, te traigo buenas noticias —lo mire con atención —he logrado persuadir a mis padres para que desistan con su idea del compromiso.
—Wow, eso es genial —lo abrace por la emoción —lo siento, ha sido por la emoción, en serio muchas gracias.
—No te preocupes —me alejé de él tan rápido como pude —es normal, sé que te he quitado una gran carga de encima.
—Sí, sé que mi madre no lo va a tomar muy bien, pero no es algo que yo quiero a tan corta edad, solo tengo 21 como para pensar en eso, apenas y he comenzado mi vida sentimental.
—Es normal eso de arreglar matrimonios entre familias, pero tienes razón, aun somos jóvenes.
Mis padres y mi hermana llegarían de sus vacaciones poco después de la fiesta de cumpleaños que estaba organizando Lai, porque según él cumplir 22 es lo mejor de la vida. Y ahí me tenía a un lado viendo que todo quedara a la perfección —¿Qué quieres de regalo de cumpleaños T/N? —Lai me paso una de las cartas donde se mostraban diferentes bebidas alcohólicas con nombres extraños.
—Nada, sabes que no me gusta, lo celebro porque me obligas y porque te empeñas en hacerme ir a tus fiestas —puse la carta a un lado, a fin de cuentas, él terminaría eligiendo.
—Siempre dices lo mismo, pero mientes, sé que lo haces, ya dime que quieres.
—Mejor dime tu, no se me ocurre nada por ahora para pedir —mantuve mi vista en las listas que no se me hacen nada conocidas, no sé como hay tantos tipos de bebidas alcohólicas.
Después de acompañar toda la tarde a Lai, regresé a casa, encontrándome con la casa vacía, Re Mi estaba donde siempre y yo solo me limite a volver a mi habitación. Faltaba cada vez menos para la fiesta a la que no me podía negar a asistir por ser de mi primo.
Estaba algo desanimada, pues durante el día había intentado hablar con Jungkook, pero no había tenido respuesta, estaba algo ausente desde hace unos días, no se que hacer con exactitud ante estas situaciones, no se si darle espacio o simplemente buscarlo, qué extraño es esto de tener pareja. Lo único que me quedaba era ir a la fiesta tal vez ahí estaría, pues después de que Lai lo invitara me dijo que no faltaría.
—Señorita, ¿desea algo especial para la comida? —Re Mi entró a la sala con su habitual forma de ser, en silencio, tomándome por sorpresa, había estado leyendo que por estar pensando en Kookie solo miraba las páginas sin comprender lo que leía.
—No, gracias, saldré en un rato — cerré el libro y me levanté—iré a casa de Lai por si mi madre pregunta.
—Sí señorita —después de eso se retiró y yo me dirigí a mi habitación, ni siquiera sabía que podría ponerme, lo que me ponía inmediatamente lo descartaba, no me agradaba lo que veía frente al espejo. Lo último que me había puesto me dejo pensando, estaba sentada frente al espejo con la vista en la ropa que traía puesta, una blusa blanca a rayas y una falda corta color amarillo mostaza que convinaba a mi parecer con las converse del mismo color.
Unos suaves golpes en la puerta llamaron mi atención —adelante—respondí, al voltear pude ver una caja algo grande que tapaba a la persona que lo sostenía.